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Nene Caca

Enviado por   •  7 de Abril de 2018  •  2.056 Palabras (9 Páginas)  •  293 Visitas

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Justo en su charla, una voz angelical, de nuevo intervino, avisaba que pronto iban a aterrizar, puesto que ya estaban sobrevolando España, y les dio instrucciones. Dijo que cada uno de los bebés iba a ser llamado a través de esa voz; y al ser llamados debían de dejar su chupón de practica en el asiento, descender hacía la parte de atrás de la cola de la aeronave y situarse en la compuerta ésta, una vez que ésta se abriera deberían saltar en la posición establecida, que era la fetal. Cuándo termino de hablar la voz angelical, el gordito gruño de nuevo, diciendo que le daría miedo saltar imagino que se rompería el alma al saltar, algo muy cómico, le recordaron y explicaron que la voz angelical ya lo había asegurado.

El niño rubio comenzó a mencionarles sus virtudes, y por qué nacer, y Bernardina le dijo que para él era ya fácil nacer puesto que todos lo iban a querer desde su primer día de nacimiento, puesto su positivismo y buen comportamiento. Bernardina y el niño rubio se llevaban bien, el rubio le preguntó a ella el lugar donde iba a nacer, ella le respondió que en Santiago de Compostela, a lo que el rubio replicó que estaba algo lejos de Madrid, que es donde iba a nacer él. Entre charla y charla, el rubio menciono que le gustaría estudiar medicina, e iba a trabajar mucho para pagarse sus propios gastos, y así, incluso, se iría a estudiar a Santiago y no en Madrid, sólo para ver a Bernardina; y que con el paso del tiempo probablemente hasta ella podía darle el varón que su padre de Bernardina tanto quiso, un nieto, de ella y del rubio, a lo que Bernardina respondió, diciéndole que no se precipitará, que aún les faltaba nacer, y ya después planearían muchas cosas juntos.

De repente la voz angelical habló, diciendo que la pasajerita dirigida a Santiago de Compostela (Bernardina) ya tenía que saltar, ella se despidió, diciéndole a Bernardina que se verían en Santiago, en cuanto fuesen grandes, y saltó.

Charlaron vario rato sobre las chicas y la belleza del rubio, pero el vuelo celestial continuaba su curso, cuando de repente, de nuevo, se oyó la voz celestial pidiendo saltar al pasajerito destinado a Torrejón de Ardoz, que era el negrito, dejo su chupón en su asiento y se dirigió lentamente a la compuerta de la aeronave, aunque él no quería saltar, porque tenía miedo a nacer, y el rubio le volvió a levantar el ánimo, diciéndole que sería el futuro boxeador, después de esto, el negrito saltó. Después de que el negrito saltó, el gordito y el jorobadito continuaron con la charla, de hecho, cada vez que uno de los bebés saltaba, los demás hablaban de su nacimiento, el jorobadito, por ejemplo, dijo que creía, desde ese momento, que le iban a repugnar la mayoría de las personas, incluso las de su condición, absolutamente todas; aunque después el rubio mencionó que dejaran de reprochar ya, que todos iban a nacer, y él creía que iba a ser el primero, puesto que Torrejón estaba muy cerca de Madrid, dónde él iba a nacer, aunque el jorobadito mencionó algo muy importante, diciendo que eso sería lógico si fueran en un viaje normal, pero en el viaje que iban, no sería así; al oír esto, el gordito intervino, y dijo que seguramente iba a ser él el que nacería primero, puesto que no llevaba ninguna prisa por nacer.

Los altavoces dieron un nuevo anuncio, llamando al pasajerito destinado a Torremocha, que era el gordito, quien no escucho porque estaba dormido, renegando de que ya lo había llamado, hubiese preferido quedarse ahí “echándose un sueñito” dirigiéndose hacia la compuerta, de mala manera, se despidió y saltó. El jorobadito y el rubio, después de que el gordito saltó, dijeron que el gordito los sacaba de quicio, porque renegaba de la vida a pesar de que iba a nacer en una familia que lo esperaba feliz y además lo auguraba un gran futuro.

Entre la charla, los altavoces de nuevo hablaron, llamando al pasajerito destinado a Ciudad Real, que era el jorobadito, ya tenía que estar lista para saltar, le agradeció al rubio el optimismo que éste le había dado anteriormente y se dirigió a la compuerta, corriendo para que el rubio naciera ya; sólo faltaba por lanzarse el, y estaba ya desesperado por nacer, hizo un recorrido por toda la aeronave, cuándo salió la azafata, y el rubio le preguntó, por qué el aún no había nacido, la azafata le dijo que se sentara por favor, ellos dos tenían que hablar. La azafata le dijo que tenía que explicar algo muy importante, el niño rubio dijo que ya no había nada que explicar, ya sabía lo que tenía que hacer, dejar su chupón en su asiento, dirigirse a la compuerta y saltar. ¿Qué más tenía que explicarle? La azafata le dijo que era algo muy difícil.

La azafata se sentó junto a él, algo no normal en una azafata de la vida real; y comenzó a explicarle, le dijo al rubio que Madrid, lugar dónde el nacería, era el primer punto que tenían que sobrevolar para dejarlo a él, es decir, él tuvo que haber sido el primero de todos en nacer, y mencionó que no le importaba ser el último en nacer a pesar de que estaba destinado ser el primero, pero lo que él quería era nacer ya, a pesar de que, según él, los culpables había sido la tripulación, a lo que la azafata le respondió que ellos se lamentaban mucho, pero no había sido su culpa. Así, comenzó la explicación, le dijo que él sería el séptimo hijo de una pareja muy marginada, y que al ser así, cuándo ya estaba a punto de nacer, les dieron un mensaje, para que desviara, puesto que sus padres habían hecho cosas inconfesables para que no naciera, el rubio, le dijo que tenía que ser un error, pero no era así, él no iba a nacer, le explico que ahora sería un alma, que regresaría al limbo; pero el rubio ya estaba inconsolable. Él ya no escuchaba a la azafata, se puso las manos en el rostro y lloró, lloraba inconsolablemente.

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