Origen y Evolución de la Contabilidad y la Administración
Enviado por Kate • 22 de Octubre de 2018 • 6.492 Palabras (26 Páginas) • 428 Visitas
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tanto social como individual. Más el reconocimiento como ciencia de la Administración se viene a dar mucho tiempo después, aunque siempre a lo largo de la evolución historia del hombre; desde las culturas primitivas hasta nuestros días observamos que día a día existe la necesidad de planificar, organizar, dirigir y controlar que siempre han estado, pero que han sido enfocadas de maneras distintas a lo largo del tiempo, ya que cada pueblo o sociedad fue aplicándolas según las necesidades y contextos que se presentaban en esos momentos razón por la que han ido evolucionando las formas de administrar y hoy herramientas de desarrollo, innovación, gestión, creatividad, competencias, procesos, estrategias han sido implementadas para mejorar la administración y optimizar los tiempos y recursos para obtener el mejor beneficio de ellos y alcanzar los objetivos.
Origen y evolución de la contabilidad.
Debido a que la memoria del ser humano es limitada, este tuvo que recurrir a la invención de los primitivos sistemas de escritura, los cuales utilizó para llevar a cabo la notación o registro de aquellos datos de la vida económica que le era necesario recordar.
Las primeras civilizaciones que surgieron en la Tierra, tuvieron que buscar la manera de dejar anotados determinados hechos que utilizaban la matemática, los cuales se producían con mucha frecuencia y por su complejidad era difíciles de conservar en la memoria, por lo que los Reyes y sacerdotes tribales necesitaban calcular la repartición de tributos, y registrar su cobro por uno u otro medio. La organización de los ejércitos también requería un cálculo cuidadoso de las armas, pagas y raciones alimenticias, así como de altas y bajas en sus filas.
Por lo tanto, la contabilidad como participante de los hechos de la humanidad y como ciencia social, se encarga de estudiar, medir y analizar el patrimonio de los individuos y la organizaciones por el constituidas y, como una forma de instrumento para la toma de decisiones y de control, permitiéndole presentar la información, previamente registrada, de manera sistemática y útil para las distintas partes interesadas. La contabilidad posibilita la generación sistemática y estructural de la información cuantitativa y valiosa, expresada en unidades monetarias acerca de las transacciones que efectúan los individuos y sus organizaciones económicas y de ciertos eventos económicos identificables y cuantificables que la afectan, con la finalidad de facilitarla a los diversos públicos interesados.
Edad antigua:
En el año 6000 antes de Cristo existieron elementos necesarios para considerar la existencia de actividades contables, por un lado la escritura, por otro los números y desde luego elementos económicos indispensables, como ser el concepto de propiedad y la aceptación general de una unidad de medida de valor.
Mesopotamia:
El país situado entre el Tigris y el Éufrates era ya en el cuarto milenio a. De J.C. asiento de una próspera civilización. Los comerciantes de las grandes ciudades mesopotámicas constituyeron desde fechas muy tempranas una casta influyente e ilustrada.
El famoso Código de Hammurabi, promulgado aproximadamente en el año 1700 a. de J.C., contenía a la vez que leyes penales, norma civiles y de comercio. Regulaba contratos como los de préstamo, venta, arrendamiento, comisión, depósito y otras figuras propias del derecho civil y mercantil, y entre sus disposiciones había algunas directamente relacionadas con la manera en que los comerciantes debían llevar sus registros.
Se han conservado miles de tablillas cerámicas que permiten formarse una imagen acerca de la manera en que los sumerios llevaban las cuentas. Gracias a esos testigos, inmunes al paso del tiempo, sabemos que ya en épocas muy antiguas existían sociedades comerciantes, en las que las aportaciones de capital y el reparto de beneficios estaban cuidadosamente estipulados por escrito.
Babilonia:
El auge de Babilonia a comienzos del segundo milenio A.C. Es decir, en la época de que data el Código de Hammurabi, trajo consigo un progreso en las anotaciones contables. Aparece por entonces una manera generalizada de realizar las inscripciones, estableciéndose un cierto orden en los elementos de éstas: título de la cuenta, nombre del interesado, cantidades, total general. En algunas planchas se especifica, al comienzo, en el saldo inicial, luego las distintas partidas, positivas y negativas, y el saldo final de la cuenta al acabar la tablilla.
Entre los años 5400 a 3200 antes de Cristo, se originaron los primeros vestigios de organización bancaria, situada en el Templo Rojo de Babilonia donde se recibían depósitos y ofrendas que se presentaban con intereses.
Egipto:
Si importante fue la contabilidad entre pueblos de Mesopotamia, aún más necesario fue su uso en una sociedad tan rígidamente centralizada como la del Egipto faraónico.
El instrumento material utilizado habitualmente por los egipcios para realizar la escritura era el papiro. Las anotaciones de tipo contable, por su carácter repetitivo, llegaron a conformar un tipo de escritura hierática que ha resultado muy difícil de descifrar para los estudiosos. Se han conservado ejemplares de libros auxiliares y definitivos, así como de balances periódicos.
Los escribas, especializados en llevar las cuentas de los templos, del estado y de los grandes señores, llegaron a constituir un cuerpo técnico numeroso y bien considerado socialmente.
De cualquier forma, y pese al papel decisivo que la contabilidad desempeño en el antiguo Egipto, no puede decirse que la civilización faraónica haya contribuido a la historia de la contabilidad con innovaciones o procedimientos que no hubieran sido ya utilizados por los poderosos comerciantes caldeos.
Grecia:
Los templos helénicos, como había sucedido muchos siglos antes con los de Mesopotamia y Egipto, fueron los primeros lugares de la Grecia clásica en los que resultó preciso desarrollar una técnica contable. Cada templo importante, en efecto poseía su tesoro, alimentado con los óbolos de los fieles o de los estados, donaciones que era preciso anotar escrupulosamente: Los tesoros de los templos no solían permanecer inmovilizados y se empleaban con frecuencia en operaciones de préstamo al estado o a particulares. Puede afirmarse
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