REVOLUCION TECNOLOGICA, ESTRUCTURA SOCIO LABORAL Y OCUPACIONA
Enviado por Rimma • 24 de Diciembre de 2018 • 9.309 Palabras (38 Páginas) • 475 Visitas
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1.1 El antecedente de la revolución industrial
Muchos autores, tanto economistas como historiadores generales y de la historia de la tecnología, se refieren a una revolución industrial que habría ocurrido en Gran Bretaña a fines del siglo xviii y comienzos del xix, pero no están del todo de acuerdo en cuáles habrían sido los acontecimientos definitorios. Hay una excepción: Pierre Ducassé, autor de un texto sobre Historia de las técnicas { 1958), no la menciona. Se podría suponer que esta omisión está relacionada con que la revolución industrial tuvo lugar en Gran Bretaña, y se trataría entonces de un caso de chovinismo francés, semejante al que llevó a los franceses a prodigar honores a Lamarck ignorando a Darwin. Bernard Cohén (1989) ha hecho un útil resumen de las discrepancias presentes en varios textos sobre el tema, tanto en la cuestión de la definición como de los límites temporales de la revolución industrial, así como las aparentes oscilaciones en torno a la importancia del concepto, que de alguna manera prefiguran las que aparecen en la época actual con la idea de “revolución científica y tecnoló gica” . De los autores citados por Cohén y de otros textos (Heilbroner, 1962; Danilevsky, 1983) se puede, en primer lugar, identificar los avances tecnológicos más importantes de la época en que la mayoría de los autores ubica a la revolución industrial; segundo, precisar las líneas principales en torno a la definición misma de revolución industrial; y finalmente tratar la cuestión de sus límites temporales. Varios autores contemporáneos de la época del comienzo de la revolución industrial se refirieron en forma grandilocuente a los avances técnicos que estaban apareciendo, tales como la máquina de vapor, nuevos procesos en la metalurgia y nuevas máquinas en la industria textil. Arthur Young lo hizo en 1788 con referencia a la tecnología del hilado del algodón, usando el término “revolución industrial”, que al parecer llegó a ser de uso común en Francia en la década de 1820. Federico Engels lo utilizó en la década de 1840 en su libro La situación d e la clase obrera en Inglaterra. Algunos autores recientes lo emplean como equivalente a industrialización. Éste sería el caso de Cario Cipolla (1973); también el de la Enciclopedia soviética, y el del autor del artículo sobre “Industry, small” de la International encyclopedia oftb e social Sciences (1968) cuando se refiere a “países que están importando la revolución industrial”. El historiador George Basalla afirma que entre los autores dedicados al tema es bastante frecuente no distinguir entre el avance de la tecnología y sus efectos sociales (Basalla, 1991). Para algunos la revolución industrial se definiría por una serie de eventos cruciales que modificaron la tecnología; en tanto que otro significado, al parecer usado por primera vez por Federico Engels en su obra ya citada, y principalmente apoyado por economistas, se refiere a los cambios sociales, es decir, a “una alteración fundamental de la sociedad producida por la tecnología”, comenzando por un crecimiento econó mico sostenido. Marx se encontraría entre los primeros. En efecto, hay un texto sobre el caso de la industria algodonera en la mitad del siglo xix, pero que parecería tener un sentido más general, refiriéndose a varias precondiciones para un gran desarrollo de las fuerzas productivas: Cuestiones contemporáneas Pero no bien la fábrica ha adquirido un cierto fundamento y un cierto grado de madurez; no bien su base técnica, es decir, la máquina, se reproduce por medio de máquinas; no bien el modo de extracción del carbón y del hierro así como la manipulación de los metales y las vías de transporte han sido revolucionadas; en una palabra, no bien las condiciones generales de la producción se han adaptado a las exigencias de la gran industria, entonces ese tipo de explotación adquiere una elasticidad y una facultad de extenderse repentinamente y por saltos, fenómenos que no encuentran más límites que los de la materia prima y los de la realización comercial (citado por Boyer, 1985). Encontramos posiciones semejantes en el historiador de la tecnología soviético V. Danilevsky, para quien “el pasaje de la'sociedad feudal a la capitalista está caracterizado por la sustitución de la herramienta manual por la máquina”, y por lo tanto la “piedra angular de la revolución industrial del siglo xviii fue la máquina-herramienta”, esto es, las máquinas productoras de máquinas; para este autor habría habido además una segunda fase de la revolución industrial caracterizada por la aparición de una nueva tecnología energética: la máquina de vapor (Rubinstein, 1932). Para la Intern ation al encylop e d ia o fth e social Sciences, una multiplicidad de adelantos tecnológicos, tales como la “aplicación de principios mecánicos, incluyendo energía del vapor [...] adelantos en las industrias textiles, manufactura del hierro, determinaron que la fábrica resultara el tamaño más económico para la unidad productiva”. Algunos economistas, entre ellos Rostow y Heilbroner, ven la revolución industrial como una multiplicidad de eventos tecnológicos cuyo efecto global habría sido el crecimiento económico sostenido, que para Rostow habría comenzado entre 1783 y 1802 (Rostow, citado por Deane, 1969). Para Arnold Pacey se definiría por una aceleración sin precedentes del crecimiento económico que a su vez habría generado “el surgimiento de la clase obrera en un sentido moderno”. Menciona que en el siglo precedente la producción de hierro había crecido en un 50%, mientras que sólo en diez años, entre 1796 y 1806, lo hizo en un 100%; para el caso del algodón después de 1770, la tasa anual de crecimiento de la importación de materia prima fue de 30% (Pacey, 1980). Louis Girifalco sigue a David Landes (Girifalco, 1991; Landes, 1969), quien considera como esenciales la aparición de un nuevo recurso energético — el carbón— en conjunción con la máquina de vapor, el uso de nuevos recursos minerales, el abandono de muchos materiales de origen orgánico y la mecanización que sustituyó al trabajo manual; también enumera otros cambios que podríamos llamar sociotécnicos — remplazo de talleres artesanales por fábricas, expansión de las ciudades— y crecimiento económico. La cuestión de la periodización está vinculada a la de existencia de varias fases en el desarrollo de las fuerzas productivas. Hay autores que dan fechas de inicio y terminación, sin justificarlas, por ejemplo ubicando la revolución industrial entre 1750 y 1825, mientras que otros proponen que comenzó en 1760 y terminó en 1830 (Ashton, 1955). La Historia de la tecnología de Derry y Williams, aunque no hace una fundamentación explícita, incluye cuadros cronológicos
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