Sembrar para cosechar

Sembrar para cosechar

Ing. Milner David Liendo A. /Consultor en  TIC /mdliendoa@yahoo.es

Se dice que una buena siembra, da una excelente cosecha, en el cual la
producción aumenta y las ganancias son más, pero, ¿Qué pasaría si el agricultor,  no abono bien, no aro la tierra correctamente, o no se puso a pensar en las posibles lluvias que caerían o la sequía que habría? ¿Qué hace el agricultor?, se  arrepiente por la siembra, trata de recuperar en algo la cosecha, o solo piensa en  la nueva siembra que va hacer pero cambiando y no cometiendo los mismos  errores.

Generalmente cuando nos sucede algo grave, o cuando las cosas no salen como  queremos, o cuando dejamos pasar oportunidades que no sabemos aprovechar, o  cuando no contamos con los conocimientos necesarios para resolver situaciones;  es recién ahí cuando nos preguntamos…¿En que fallé?, ¿Qué hice mal?.

Nosotros somos agricultores de nuestra vida, en el cual debemos saber que sembrar, tanto en nuestro mente como en nuestro espíritu; pregúntese ahora y póngase a pensar ¿Qué he sembrado en mi vida?, ¿Qué estoy cosechando de la primera siembra?.  Si he sembrado deseos positivos en mi espíritu valores de crecimiento como respeto a los demás, servicio al prójimo, ser tolerante o mi siembra ha sido odio,  rencor, avaricia, falsedad, ¡entonces¡ ya sabrá que recoger en su primera  cosecha.

Igual sucede con nuestra siembra de la mente, si he captado conocimiento, si he  estudiado lo debido, si me he preocupado de aprender de los demás o lo  contrario, la flojera me ha ganado, no he aprovechado las oportunidades que se  me han presentado por no estar preparado, ya sabes cual va ser tu primera cosecha.

¿Por qué digo la primera cosecha? … porque tienes la oportunidad de analizar lo que ahora eres, si has cometido errores y no has aprendido de ellos, corrígelos, si  no te has preparado como debes por diferentes motivos, será momento de hacerlo. Siembra de nuevo, que tú segunda cosecha será más productiva.

Recuerda siempre que los triunfadores no nacen se hacen, pero el único pago por  ello es el conocimiento (aprender de los demás y de uno mismo), tener valores firmes y especialmente las ganas de serlo.