Crónicas de una muerte anunciada. Gabriel García Márquez

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El conflicto es externo. Está marcado por la impotencia que tiene la virginidad en la sociedad en la que se desenvuelve la novela. Tanto así, que Bayardo San Román, al descubrí en la noche de bodas que Ángela es impura, la repudia y la devuelve en su casa. Santiago es acusado y señalado por Ángela de tomar su virginidad. Así, ese acontecimiento selló el destino de Santiago.

Lo primero es cómo García Márquez trata la novela como su título indica, como una Crónica, dentro del género Periodismo. No interviene, expone hechos. Como sabrás, él es o fue periodista. Es una novela que se acerca a la truculencia, pero la primera frase "El día que lo iban a matar, Santiago Nasar salió de su casa a las 6 de la mañana" deja claro lo que va a suceder, que no muere de forma natural, sino asesinado. Y, sin embargo, los que lo matan no desean hacerlo, no porque él hable de lo que piensan, sino por su actitud dubitativa: pregonan lo que van a hacer y se dejan desarmar por una dependienta. En cuanto a ellos, no quieren ser asesinos pero la costumbre los obliga, lo que pone de manifiesto el absurdo de algunos comportamientos.

Consigue Márquez lo más difícil: tenernos sujetos a su novela, a pesar de saber quién muere y quién lo mata. Eso sólo lo consiguen los autores realmente grandes o los de género policíaco bueno. Retrata una situación que no se debió haber dado, Nasar es inocente, no quieren matarlo y lo sabe todo el pueblo menos la víctima: nos hace cómplices y, más aún, consigue que, aunque sepamos que el fin es la muerte, pensamos en cómo evitarla, lo esperamos y deseamos. Una obra maestra. Si no la has leído y es para el colegio, léela: no te arrepentirás. Sólo un narrador nato como García Márquez consigue algo así. Y al final, los casados se vuelven a reunir años más tarde. Absurdo sobre absurdo.

Crónica de una muerte anunciada es un complejo rompecabezas lleno de magia burda y un crudo sentimiento trágico que se cimienta sobre una dura crítica a la pasividad del ser humano y a la maldad fecundada del espíritu del hombre. Leerla y no reflexionar tras ello es tiempo perdido y hacerlo puede contribuir a cuestionarte a ti mismo, a los que te rodean y a las normas que rige el mundo en general. Más allá de eso cuenta con un importante valor estético que despierta en el lector efectos emotivos que solo logran las mejores lecturas. No es un libro recomendable; es un libro fundamental.