EL DÍA MAS LARGO DE MI VIDA
Enviado por Kate • 6 de Enero de 2018 • 4.644 Palabras (19 Páginas) • 324 Visitas
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EL ANCIANO QUE MI VIDA CAMBIO
En una esquina de mi barrio hoy busco una respuesta que tal vez nadie me la dirá, sin querer miro el piso duro y sucio donde permanecida aquel personaje que se llevó una historia que yo quise conocer. El represento para mí la indiferencia del ser humano, sé que no fue el único ni el ultimo habitante de calle, sin embargo tuvo un impacto en mi vida que me marco indudablemente a pesar de lo poco que lo conocí. Recuerdo que camino al colegio observaba un anciano que solitario se desplazaba por una calle de mi barrio con una forma de vestir algo particular, no importaba que estuviera de día o de noche, con frio o calor, siempre llevaba varios sacos uno sobre otro, otro y otro mas, tantas prendas que apenas si lo dejaban mover, sobre ellos un plástico negro que lo cubría hasta un poco mas abajo de las rodillas, con una cabuya que marcaba un prense como a la altura de la cintura, llevaba puesto una especie de sombrero de ala corta algo deforme cubierto por la suciedad, a los lados de este se alcanzaban a entrever unos mechones ondulados muy desordenados y sucios con aspecto canoso que develaban su edad, la piel maltratada y sucia, el ceño fruncido y casi que inmóvil, no pronunciaba palabra alguna ni hacía gestos, siempre era el mismo, la cabeza agachada escasamente permitía ver su abundante pero descuidada barba, sus parpados permanecían cerrados y hundidos característicos de aquella persona que carece de a visión, sus ropas y plástico cubrían su cuello hasta la altura de las orejas, de estatura baja un poco encorvado caminaba lento y pesado apoyado con un bastón, calzaba unas botas viejas de cuero amarradas con unos cordones engrasados , las manos de anciano las mantenía semicultas entre aquella envoltura de ropas, apenas sobresalían para coger el bastón, sus desplazamientos eran cortos se le veía entre la calles 19 y 22 con su bastón y a tientas se desplazaba sin la ayuda de nadie , a eso de las nueve de la mañana se sentaba al lado de una panadería emblemática del sector, sin mediar palabra lentamente sacaba de uno de sus bolsillos un vaso plástico que acomodaba frente a él, por varios meses lo observe sin falta, en ocasiones se le veía un poco mas sucio de lo acostumbrado como si al comer se hubiera untado su barba, aunque nunca le vi comer . En las tardes cuando regresaba del colegio lo veía como se levantaba y se alejaba con su lento caminar hasta desaparecer. Inexplicablemente un día aquella rutina cambio desapareció por varios días, luego lo volví a ver en otra esquina como a cinco cuadras de allí, cual desecho humano, unas veces acostado en el andén otras sentado permanecida varias horas inmóvil no hablaba no veía tal vez tampoco escuchaba nada era necesario ante tanta indiferencia, no sé si su actitud era darle la espalda al mundo, aquel mundo que lo ignoraba. A su alrededor pasaba la gente apresurada, quienes advertían de su presencia se alejaban, pero la gran mayoría ni siquiera se percataba que allí hubiera un ser humano pues aquellas bolsas plásticas que lo cubrían, hacia que la mayoría lo confundieran con basura abandonada en el lugar. Pasaban los días y la rutina era igual se le veía tirado en el andén recostado o en otras veces sentado en una posición incómoda sobre un bolardo, siempre quise saber en qué pensaba, de donde venía, cuál fue su historia, cuales sus problemas, cuales sus anhelos, imaginaba su nacimiento y aquellos primeros años de infancia en el que sin duda contó con la ayuda de alguien para sobrevivir, si fue así, entonces adonde quedo su familia, por qué se olvidaron de él, no quedaba en este mundo alguien que lo conociera? Por qué tanto olvido? que paso en aquellos años de juventud? cuales fueron sus amigos? por qué desaparecieron? es posible que un ser humano termine sus años totalmente solo sin ni siquiera la ayuda del estado, a donde estaban esas fundaciones que se jactan de benefactoras sin ánimo de lucro pero llenándose del dinero de aquellos que bajan sus impuestos con la llamada responsabilidad social, por qué nadie lo veía? aquel anciano debió pasar muchas necesidades, aun así la ciudad lo ignoro. De regreso a casa inevitablemente mi mirada se dirigía hacia el lugar donde de seguro veía al anciano, muchas veces pensé en dirigirme y hablar con él, pero también fueron muchos los temores para no hacerlo, una tarde de abril de 2010 convencí a mi madre que le lleváramos algo de comer, compramos pan y algo de beber , nos fuimos ansiosos de conocer algo de él, allí estaba en aquella esquina, le ofrecimos la comida, estirando su mano torpemente la recibió, yo esperaba que la comiera pero no fue así, llevándola hacia un bolsillo la guardo y volvió a su acostumbrada posición a pesar de su indefensión sentí miedo, mi corazón palpitaba fuertemente sin justa razón, nunca solté la mano de mi madre tal vez por temor o tal vez por saber lo valiosa que es. Durante los siguientes días frecuenté aquel lugar en busca del aciano, le llevaba siempre algo de comer, sin embargo su actitud siempre era la misma, tomaba el alimento y lo guardaba en uno de sus bolsillos, sus palabras eran escasas y su actitud apática, cada día esperaba el momento de poder acercarme a aquel anciano a llevarle algo de comer, entre tanto en casa averiguamos con mis padres un lugar donde pudiera pasar los años de su vejes el trabajo no fue fácil al fin encontramos un hogar de paso en un municipio cercano a Bogotá, nuestro compromiso como tutores, era ser los acudientes y ayudar con un bono mensual para su sustento, aun así lo intentamos, al comienzo tratamos de persuadirlo de ir al hogar de paso pero obtuvimos de él una respuesta negativa, él se sentía bien en la calle, decía que ese era su hogar. Los días pasaron y la salud del anciano recaía la verdad yo no sabía si comía su rostro cada día era mas pálido y sus movimientos mas limitados, pero no lográbamos convencerlo de ir al hogar frecuentemente sufría de mareos y hasta desmayos pero nadie se percataba, simplemente luego volvía en sí. Preocupados por su estado de salud hablamos con los encargados del hogar y nos manifestaron la opción de sedarlo para poderlo conducir, el día llego, la verdad fue un proceso fuerte, los médicos llegaron en un vehículo de la fundación y quisieron persuadirlo de ingerir una medicina pero como era de esperarse se negó, por lo tanto, en un momento repentino lo tomaron por la fuerza y aplicaron una inyección en una de sus piernas, el anciano quiso oponer resistencia pero sus escasas fuerzas fueron vencidas con facilidad, un minuto y todo paso. Su cuerpo poco a poco se iba desvaneciendo, los médicos bajaron del carro una camilla y allí lo alistaron para luego conducirlo al nuevo hogar, los días que vinieron no fueron fáciles no nos permitieron verlo, pensaba en la angustia
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