El caso Dora de Sigmund Freud.

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Mediante la terapia Freud va avanzando en el inconsciente de Dora, según una de sus teorías un síntoma corresponde siempre a la figuración de una fantasía sexual. Con esta hipótesis como punto de partida intenta explicar las razones de la tos y la afonía de Dora. Dora sabe que su padre es impotente y sospecha que las relaciones con la señora K. incluyen sexo oral. La atracción inconsciente de Dora por su padre había generado el síntoma de la tos como fantasía sustituta del trato sexual con su padre. Dora se siente atraída por su padre, era la niña de sus ojos y cuando apareció la señora K. fue ella quien perdió su posición respecto a su padre y no su madre.

Freud también hace referencia a la homosexualidad latente de Dora. Ella y la señora K. estaban muy unidas hasta que el padre de Dora ocupó su lugar. Dora alaba el cuerpo de la señora K. diciendo “cuerpo blanquísimo” que es una expresión más propia de decir de una enamorada que de una rival.

Existe una complicada trama de afectos en el inconsciente de Dora y Freud expone el primer sueño que le pondrá en la pista del origen de sus trastornos actuales.[5]

En este hay un simbolismo sexual, según Freud, en el joyero del primer sueño como en el bolsillo de piel que un día llevaba Dora en el brazo,” El bolsillito bivalvo de Dora no era otra cosa que una representación del genital femenino, y el acto de juguetear con él abriéndolo e introduciendo un dedo constituía una inconfundible exteriorización mímica de la masturbación.”

En el segundo sueño Dora acompañada por un joven se interna en un bosque y llega tarde al funeral de su padre. Según Freud, este es el sueño de la curación pues Dora se abre a otros amores. También hay un simbolismo sexual del bosque. Mediante el sueño se aclara la relación con el señor K. Freud descubre que el motivo por el que Dora sintió asco hacia él porque la trató del mismo modo en que el señor K. trató a una institutriz con la que había tenido una aventura y a la que había despedido. Sintió, por tanto, que era tratada como si fuera del servicio. Este hecho es interesante porque la propia Dora, debido a la transferencia, se venga en Freud del señor K., abandonando el tratamiento y tratándolo como si fuese un empleado. Freud, por su parte, en esta etapa temprana del psicoanálisis, realiza una contratransferencia y la identifica con su vieja y odiada institutriz. Su venganza consistirá en dejar que Dora abandone el tratamiento sin haberse curado.[6]

Dora volvió a visitar a Freud por una parálisis facial. Se trataba, según Freud, de un autocastigo por haberle maltratado como si fuese del servicio. Finalmente, añade que Dora tuvo una vida feliz y se casó con el joven con quien se introduce en el bosque en el segundo sueño.

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