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El perro del hortelano de Félix Lope de Vega y Carpio y La hija del aire de Pedro Calderón de la Barca. Las dos caras del poder

Enviado por   •  14 de Diciembre de 2018  •  2.265 Palabras (10 Páginas)  •  435 Visitas

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De otra parte, Semíramis no es solamente una mujer bella, sino también astuta, como la condesa Diana, es capaz de leer con muy buen entendimiento el contexto en el que desarrolla sus acciones. Semíramis enamora a Menón, lo que le permite liberarse de la primera atadura impuesta por el viejo Tiresias, no obstante, al ver que su esclavitud persistía, espera el momento preciso para huir de las manos de Menón, este momento propicio lo genera la aparición del rey Nino, quien también se enamora perdidamente de Semíramis. La manera como este personaje logra gozar, en la medida en que pasa la obra, de un mejor rango social, demuestra que posee una astucia especial, tan potente como su belleza.

NINO: ¿Qué ilusión, qué fantasía, formada en el aire leve, de mi muerte imagen triste, ya en sombras se desvanece? Sin duda, alguna deidad, mujer, en tu amparo tienes, que con agüeros te guarda, con anuncios te defiende, No quiero favor violento de tus brazos; vuelve, vuelve ese acero a mi poder, --¡con qué temor llego a verle!-- que mi palabra te doy que tu hermosura respete. Mas si tampoco es posible que sin ella viva y reine, haya un medio que se oponga entre gozarte y perderte.

SEMÍRAMIS: ¿Qué medio, si es imposible? Que el Cielo mi honor defiende.

NINO: El perderte como amante, pues que los dioses lo quieren, y gozarte como esposo.

SEMÍRAMIS: ¿Qué dices?

NINO: Lo que ha de verse.

SEMÍRAMIS: El ser tu esclava serán mis rayos y mis laureles.

NINO: Verá el mundo en tus aplausos cuánto a los dioses les debes.

SEMÍRAMIS: Hija soy de Venus, y ella mis fortunas favorece. (Yo haré, si llego a reinar, que el mundo a mi nombre tiemble.) Aparte (Calderón de la Barca, P. 2009)

De la cita anterior se puede colegir la habilidad soterrada de Semíramis para engañar a su interlocutor haciéndose pasar por una persona débil, cuando de fondo, se encuentra una astuta mujer que desea reinar el mundo a su antojo. Esta nueva visión de la mujer en las obras de teatro, mantiene la imagen de la mujer malvada –como el fruto prohibido-, pero le añade sabiduría y acción, dista mucho de las obras que en el medioevo hablar de la mujer.

En este mismo sentido, la imagen de Semíramis representa a la mujer que careciendo del poder de la fuerza física, utiliza sus más intensos atributos de manera inteligente, para lograr sus propósitos. Todo lo anterior conlleva a una conclusión: el poder de Semíramis se mide a partir de su capacidad para lograr reprimir en los demás personajes sus deseos y dirigirlos hacia su propio beneficio. Esta definición de dominación se relaciona con los planteamientos sobre el poder que expresa el sociólogo Michael Foucault:

(…) –el poder no es mantenimiento y continuación de las relaciones económicas, sino básicamente una relación de fuerza en sí mismo. Con base en esta hipótesis, una reflexión que hace Foucault, es esta: “el poder es esencialmente lo que reprime” (2000:28). Es lo que reprime a la naturaleza, a los instintos, a una clase, a los individuos. (Ávila-Fuenmayor, Francisco. 2007. p.7)

El poder es sinónimo de represión, es la capacidad de dominar instintos, deseos, ánimos, esperanzas de una persona o un grupo de personas para beneficio particular. Este proceso supone que quien ejerce la dominación tiene más fuerza que el dominado, pero no siempre es así, en muchas ocasiones el dominado ocupa este rango porque desconoce sus propias condiciones.

En la obra “El perro del Hortelano”, la condesa Diana entiende que su condición social le permite satisfacer sus gustos de manera más sencilla que a alguien de rango inferior, sin embargo, para lograr sus propósitos muchas veces debe utilizar su destreza para leer el contexto en el que se desenvuelve. En la disputa que se presenta durante la comedia entre ella y el personaje Marcela por el amor de Teodoro, utiliza sus más astutas reflexiones para hacerse dueña de la situación. Primero convence a Marcela de que le va a ayudar a casarse con Teodoro.

DIANA: Es el fin del casamiento honesto blanco de amor ¿Quieres que yo trate de esto?

MARCELA: ¡Qué mayor bien para mí! Pues ya, señora, que veo tanta blandura en tu enojo y tal nobleza en tu pecho, te aseguro que le adoro, porque es el mozo más cuerdo, más prudente y entendido, más amoroso y discreto, que tiene aquesta ciudad.

DIANA: Ya sé yo su entendimiento del oficio en que me sirve. (Lope de Vega, F. 2007)

Sin embargo, la condesa Diana no desea que Marcela y Teodoro se casen, por el contrario, le interesa su distanciamiento, pues quiere que Teodoro sea enamore de ella, lo suficiente para poderlo despreciar por su condición social. La frialdad de sus acciones tiene una semejanza enorme con la forma cómo actúa el personaje Semíramis, de la obra “La hija del aire”. Semíramis siempre arrogante mira con desprecio todo lo que le rodea, pues desea intensamente acumular cada vez más prestigio. Acostumbrada al encierro y defendida por deidades, su imaginación no es común, la ambición que nutre su espíritu no tiene límites.

NINO: ¿Qué te ha parecido, hermosa Semíramis, bello monstruo de Asia, a cuyos rayos son tibios los rayos de Apolo, de la famosa ciudad de Nínive, del adorno de sus muros y sus calles, y comercio populoso?

SEMÍRAMIS: Sí he visto, señor, y tengo de decir la verdad; todo cuanto hasta ahora he visto en ella...

NINO: ¿Qué?

SEMÍRAMIS: ...me ha parecido poco; mas no me espanto, porque objeto es más anchuroso el de la imaginación que el objeto de los ojos. Imaginaba yo que eran los muros más suntüosos, los edificios más grandes, los palacios más heroicos, los templos más eminentes y todo, en fin, más famoso. (Calderón de la Barca, P. 2009)

La expectativa de Semíramis, sobre las imágenes que esperaba ver en Nínive, denota su espíritu impetuoso y arrogante, siempre en espera de algo más. Por otra parte, la condesa Diana, en la obra “El perro del Hortelano” manifiesta un dese similar: para poder controlar a Teodoro y quedarse con su amor, obliga a Marcela casarse con Fabio y así alejar a esta moza de Teodoro.

DIANA: No podré vivir sin ti, Marcela, y haces agravio a mi amor, y aun al de Fabio, que sé yo que adora en ti. Yo te casaré con él; deja partir a Teodoro.

MARCELA:

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