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Ensayo sobre Hamlet

Enviado por   •  16 de Julio de 2018  •  Ensayo  •  2.712 Palabras (11 Páginas)  •  549 Visitas

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ENSAYO:” HAMLET”, DE WILLIAM SHAKESPEARE

ISFD N°1

CARRERA: LENGUA Y LITERATURa

MATERIA: HISTORIA DE LA LITERATURA IV

FECHA DE ENTREGA: 31/10/2017

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    A continuación presentaré el abordaje de un tema importante en la obra del autor William Shakespeare, “Hamlet”, La venganza. Consideré este tema como el eje central de la obra. Ya que, de él, se desprenden un número importante de tópicos, que a su vez, van estrechamente ligados a éste y me parecieron muy interesantes. Estos son: El honor y dignidad, La duda, El poder, La religión  y La locura.

     Tomaré como apoyo y referencia al autor Harold Bloom y su texto “La invención de lo humano”.

     ¿Es la muerte de su padre a manos de su tío Claudio, el casamiento de éste con su madre o la imposibilidad de acceder al trono lo que provoca la ira del príncipe Hamlet?

      Para Hamlet estos son tiempos difíciles. Tan sólo han pasado dos meses desde que su padre, el rey de Dinamarca, murió. Pero la pérdida no ha sido la única desgracia, porque apenas pasados treinta días su madre se unió en matrimonio con su tío Claudio, el hermano de su fallecido padre, y nombrado nuevo rey. Entretanto las lágrimas  de Hamlet aún caían por las mejillas, su madre cometió incesto y aquel con el que había deshonrado a la corona le arrebató el trono que por herencia le pertenecía. Aunque la tristeza que le apenaba y el odio que le consumía pronto encontrarían una nueva compañera. Ambos vínculos paternos se vieron destrozados en un mes, y la única reacción del protagonista fue revertir la situación mediante la justicia por mano propia. Es decir, dudando de la justicia divina.

      Días más tarde, un espectro apareció ante el joven príncipe. Este decía ser el espíritu de su padre y quiso revelarle que fue aquello que causó su muerte. Al contrario de lo que todos creían, no murió por la picadura de una serpiente, sino envenenado por su hermano. Al acabar el relato, el espectro pidió a su hijo que vengara su muerte, y que así, devolviera la dignidad a la corte.

“Yo soy el alma de tu padre, destinada por cierto tiempo a vagar de noche, y aprisionado en fuego durante el día, hasta que sus llamas purifiquen las culpas que cometí en el mundo, ¡Oh! Si no me fuese vedado el manifestar los secretos de la prisión que habito, pudiera decirte cosas que la menor de ellas bastaría para despedazar tu corazón, helando tu sangre juvenil” (William Shakespeare, 2000, p.24).

“Venga su muerte, venga a un homicidio cruel y atroz” (William Shakespeare, 2000, p.24).

      Después de haber oído estas palabras, Hamlet decidió entregar hasta el último de sus alientos a lo encomendado por su padre.

“Refiéremelo presto, para que, con alas veloces como la fantasía, o con la prontitud de los pensamientos amorosos, me precipite a la venganza” (William Shakespeare, 2000, p.24).

     Este mandato bastó para darle inicio a toda una trama de venganzas sucesivas, que acabarían con la muerte de muchas personas inocentes, siendo su madre Gertrudis y su antigua amada Ofelia, las víctimas.

     Harold  Bloom (2009) nos dice que Hamlet no podría impresionarnos como un vengador creíble, porque su libertad intelectual y sus capacidades, no parecen casar para nada con la misión impuesta por un Espectro. (p.498)

     Sin embargo, el príncipe atraviesa por varios transes emocionales, sin duda, el sentimiento más importante es la venganza. Ella será la guía de los pasos del protagonista, aunque antes de abandonarse a este resentido propósito las dudas asaltan su pensamiento, sus emociones son relevantes a la hora de tomar decisiones. El ya temía una trampa de su tío, pero también temía que el espectro no fuera quien decía ser, que fuera un demonio con el único propósito de entretenerse con la muerte de sus títeres. Lo asalta la duda. La realidad se le vuelve un todo impreciso, digno de ser analizado a cada paso. Comprobado a cada instante.

     Por otra parte, podría decirse que sus tormentos intelectuales lo llevan a la inacción y su inteligencia a la cobardía, como veremos que él mismo Hamlet lo dice en una de sus monólogos filosóficos:

¿Quién podría tolerar  tanta opresión, sudando, gimiendo bajo una vida molesta, si no fuese por el temor de que existe algo más allá de la muerte, nos embaraza en dudas y nos hace sufrir los males que nos cercan, antes de ir a buscar otros de que no tenemos seguro conocimiento? Esta previsión nos hace a todos cobardes; así la natural tintura del valor se debilita con los barnices pálidos de la prudencia. Las empresas de mayor importancia, por esta sola consideración mudan camino, no se ejecutan y se reducen a designios vanos (William Shakespeare, 2000, p.50).

Harold Bloom (S.F) comenta: “No se necesita un intelecto supremo ni una vasta conciencia para poner coto a Claudio, y el príncipe Hamlet es más consciente que nosotros de que se le ha asignado una tarea totalmente inapropiada para él” (p.483).

      Para descubrir la verdad se le ocurrió representar una obra de teatro ante el rey en la que un hombre envenenara a su hermano para robarle la corona, y junto a su más leal amigo Horacio presenciar la respuesta de su rostro, dando muestras de una inteligencia y vivacidad increíbles. Claudio, atónito, no pudo soportar la escena y huyó corriendo. Convencido ahora del crimen de su tío, el único propósito de su existencia sería la venganza. Quizá sólo en ese momento le asaltó la duda a Claudio acerca de lo que había hecho, o el remordimiento de estar en un lugar, esposo y rey, que no le correspondía.

     Tal vez podría haber sido un héroe, un hijo justo que castigara al culpable, pero no fue así. Con respecto a esto, Harold Bloom, (2002) dice que “Tal vez es mejor llamar a Hamlet un villano-héroe, porque su trascendencia triunfa finalmente, aun cuando pragmáticamente es un agente de ocho muertes, incluyendo la suya propia” (p.485).

      El espectro de su padre le imploró la muerte de su verdugo y el retorno de la honradez a la corona, pero no un sufrimiento terrible para su hermano. Después de la función, Hamlet encontró a Claudio arrodillado mientras rezaba, y aunque podría haberlo matado rápidamente no lo hizo, porque si le hubiese quitado la vida entre sus plegarias, iría al cielo. En lugar de eso, decidió demorar su muerte para que su alma no encontrara salvación y ardiera eternamente en el infierno, aunque así también condenó su propia alma. La sed de venganza de Hamlet era mucho mayor que la del espectro, abandonó los preceptos cristianos y se convirtió en un auténtico villano. Aquí la religión aparece criticada en sus preceptos. No sólo es incorrecto el asesinato, sino el hacer perdurar la agonía del final de la vida de un ser humano, sólo para que sufra más y no encuentre salvación.

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