Guion de Romeo y Julieta.
Enviado por Albert • 22 de Abril de 2018 • 6.171 Palabras (25 Páginas) • 1.580 Visitas
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Julieta: ¿Qué sucede madre?
Sra. Capuleto: Julieta… Eres una mujer ahora
Nana: (Ríe) ¿Mujer? Oh no
Sra. Capuleto: Pues casi una mujer.
Nana: Casi, pero aun no.
Sra. Capuleto: Conozco a mi hija, se su edad.
Nana: Siento como si hubiera nacido ayer. No olvido un día que cayo de bruces, mi esposo que en paz descanse, la levantó y le dijo “¿Por qué caes sobre tu cara? Cuando tengas más experiencia caerás sobre tu trasero” y mirándolo la criatura le dijo “¡Sí!…”
Sra. Capuleto: Suficiente, ya calla nana
Nana: Si madame, me rio al pensar que una niña puede dejar de llorar y …
Julieta: Ay nana, ¡ya! Por favor basta, te lo suplico
Nana: Bien terminé, pero debo decir que fuiste la bebé más hermosa que jamás haya cuidado, si vivo para verte casada seré muy feliz.
Sra. Capuleto: Y ese es el tema del que vine a hablarte. Dime hija... ¿Qué opinas del matrimonio?
Julieta: No he pensado en eso…
Sra. Capuleto: Pues piénsalo ahora, hay madres más jóvenes, yo fui tu madre cuando tenía tu edad.
Julieta: Lo sé…
Sra. Capuleto: (Inhala) El conde Paris te quiere como su esposa.
Nana: ¡El conde Paris! (exclama)
Sra. Capuleto: Y... Dime cariño, ¿Lo amarías?
Julieta: No conozco a ese hombre…
Sra. Capuleto: Pues lo conocerás en el festín de esta noche, reconoce tus sentimientos, estudia sus ojos, puedes leer el mensaje ahí, ve si puedes ser feliz con él.
Julieta: (Pensativa) Trataré de agradarle si es lo que mis padres desean
Sra. Capuleto: (Acaricia sus mejillas)
(Romeo, Mercucio y Benvolio llegando a la fiesta)
Mercucio: Intentamos convencerlo o nos perdemos en la multitud sin decir nada.
Benvolio: ¿Sin decir nada? Siempre hablas de más, no los retaremos por temor a que nos reten
Romeo: Entramos, vemos a todas las damas y cuando terminemos nos vamos.
Mercucio: No gentil Romeo, debemos verte bailar
Romeo: Yo no Mercucio, tú tienes zapatos para bailar y unos pies que les hacen juego, mi alma de plomo es, no me despego del suelo, no me puedo mover.
Mercucio: Eres un amante, pídele sus alas a Cupido.
Romeo: ¿Debemos entrar? Ahora temo por las consecuencias escritas en las estrellas si continuamos con esta cita.
Benvolio: Tal vez haya que considerar la situación.
Romeo: Anoche tuve un sueño.
Mercucio: (Ríe) Igual que yo
Romeo: ¿Y de que trataba?
Mercucio: Los soñadores están en…
Romeo: La cama donde todos sueñan la verdad
Mercucio: Jajajaja entonces, la reina mab estuvo contigo, partera de hadas vino a verte, su cuerpo es tan menudo, cual piedra de ágata en el anillo de un regidor, seres diminutos la llevan sobre la nariz de los durmientes, su carro, es una cascara vacía de avellana y así ella galopa noche tras noche por la mente de los amantes que sueñan con el amor, por las rodillas de los sirvientes que sueñan con reverencias, o en los dedos de los abogados y sueñan con honorarios (abraza a Romeo) por los labios de las damas que sueñan con un beso de amor.
(Benvolio y Romeo rien)
Romeo: Basta, basta Mercucio, suficiente, no dices nada.
Mercucio: Es cierto, de sueños hablo, son hijos del cerebro ocioso y nacen de la vana fantasía, tan pobres de sustancia como el aire y mas inconsistentes que el viento.
Benvolio: Si seguimos hablando se hará tarde.
Romeo: Vengan, enfrentaremos los miedos y seguiremos el curso sin importar lo que nos pase… Adelante gentiles caballeros.
(Se ponen las mascaras y entran)
Capuleto: Bienvenidos caballeros, las damas que libres de callos de los pies, querrán bailar con ustedes.
(Los invitados se ríen)
Capuleto: Bienvenidos todos, bien, músicos, empiecen.
(Los invitados bailan)
Mercucio: Me parece que comeremos como reyes, te ves mas hambriento que un perro.
(Romeo rie)
(Entra Julieta y Romeo la mira)
Conde Paris: Mi señora Julieta.
Julieta: Conde Paris…
Conde Paris: Espero que se apiade de mi y quiera bailar (La toma de las manos) y que entibie mi vida con la hermosa sonrisa
Romeo: (en voz baja) Por favor aleje esa mano y úsela para orar y deje que la bella dama decida por su cuenta.
Romeo: (Mirando a Julieta bailar) ¿Quién es la dama cuya mano enaltece a ese caballero?
Benvolio: No lo sé, pero…
Romeo: Ella le enseña a las antorchas a brillar, parece que pende del rostro de la noche como una fina joya en la oreja de un etíope. Tal belleza no se hizo para esta tierra gris, como paloma blanca atrapada entre cuervos, se distingue esa dama entre el resto.
Benvolio: ¿Y qué hay de tu viejo amor Rosaline?
Romeo: Pero es que conocí ya el amor, si la vista no me engaña, hasta esta
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