La apatía Albert Camus, considerado uno de los escritores más importantes, nació el 7 de noviembre de 1913 en Francia

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Esto me lleva a la última pregunta que me he planteado. ¿La apatía puede ser causa de muerte? Para Camus (1942) “tomaba siempre la peor posibilidad: la apelación era rechazada. “Y bien, tendré que morir.” Antes que otros, es evidente. Pero todo el mundo sabe que la vida no vale la pena de ser vivida. En el fondo, no ignoraba que morir a los treinta años o a los setenta importa poco, pues, naturalmente, en ambos casos, otros hombres y otras mujeres vivían y así durante miles de años.” (p.148). Podemos comentar que el ser apático transforma en improductividad que nos lleva a un círculo vicioso, que influye a todos niveles: escuela, trabajo, barrio, familia y como resultado el deterioro, el abandono, a aceptar la predestinación, entre otras cosas. Así nos sometemos solo a las sensaciones, lo más individual. La sensación sin la inteligencia, sin la razón, es el abandonarse a la animalidad, y por lo tanto a la fatalidad de las cosas inanimadas, dejarse llevar por el engaño, los sentidos solos, sin la razón que es la que nos hace salir adelante, como única forma de creencia y nos lleva a vivir en la indiferencia.

Como lo comenta Déniz (2007) “el apático, en cambio, está viviendo una etapa en la que parece que no siente nada, vive inmerso en el completo aburrimiento, piensa que no hay solución y por supuesto no hace nada para hallarla” (p.47). Estas emociones que son negativas llevan a la persona a dejarse arrastrar por la situación que pasa, sin hacer nada por salir adelante y dejándose consumir por los efectos de ésta, causando así incluso su propia muerte como consecuencia de sus actos.

Retomando otra cita de Camus (1942) “Volvió la mirada y, siempre sin cambiar de posición, me preguntó si no hablaba así por exceso de desesperación. Le expliqué que no estaba desesperado, simplemente tenía miedo, era bien natural. “Entonces Dios lo ayudará”, hizo notar. “Todos cuantos he conocido en su caso han vuelto a Él.” Reconocí que estaba en su derecho. Probaba también que tenía tiempo para hacerlo. En cuanto a mí no quería que me ayudaran y precisamente no tenía tiempo para interesarme en la que no me interesaba.” (p.152). También podemos observar que el comportamiento apático no acepta ayuda, le da igual lo que piensen de él y deja de creer, de tener esperanza, simplemente acepta lo que le digan sin decir nada ni hacer algo por cambiarlo. Como nos menciona Riding (1984) “Actualmente los jóvenes adquieren ejemplos de comportamiento y conductas en la desinformación de los medios de comunicación, en la corrupción a todos niveles, en la violencia, en la irresponsabilidad, en la intolerancia, en los vicios, en la injusticia, en la desigualdad de oportunidades; y como consecuencia han creado una sociedad pasiva, conformista, incrédula, inconmovible y absorta; y el joven se vuelve indiferente, apático, violento, incrédulo, intolerante, irresponsable, cuando debería tomar sus propias decisiones y ser protagonista de su propio desarrollo.” (p.374). Conforme van pasando las generaciones nos estamos volviendo individuos que no reclaman nada que todo lo que nos dan se acepta como viene y nadie lucha por lo que quiere, queremos las cosas fáciles y si no es así no se hace nada por cambiarlo, nos consumimos en el conformismo, dejándonos matar por el abandono de nuestra persona, sin exigirnos nada.

Finalizando esto la apatía es una dimensión de la conducta por la que pasamos muchas personas, algunas como consecuencia de algún acontecimiento o experiencia que nos afectó y es de manera temporal, o para otras personas como un verdadero rasgo de carácter, sin embargo como individuo hay que abatir este problema poniendo interés en lo que hacemos y realizar lo que nos gusta, no cayendo en el conformismo, si no luchar por nuestras metas y visualizarnos en otras. Así al vivir una vida plena, ya podremos ayudar a los demás.

Glosario

Indolencia: Incapacidad de conmoverse o sentirse afectado por algo.

Identidad disociativa: existencia de dos o más identidades o personalidades en un individuo, cada una con su propio patrón de percibir y actuar con el ambiente

Enajenación: Falta de atención a causa de un pensamiento o de una impresión fuerte.

Referencias

Barcia, R. (1863). Filosofía de la lengua española. Oxford.: Oxford University.

Camus, A. (1942). El extranjero. Buenos Aires, Argentina.: Emecé.

Déniz, O. (2007). Psico-homeopatía. México, D.F.: Lulú.

Riding, A. (1984). La cultura para unos cuantos y para muchos. México, D.F.: Planeta.

Urcola, N. (2011). Hoy es siempre todavía porque la vida puede cambiar en un momento. Pozuelo de

Alarcón, Madrid.: ESIC