La visión de lo heroico en "Los de Abajo"

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-¡Demetrio Macías! -exclamó el sargento despavorido, dando unos pasos atrás.

El teniente se puso de pie y enmudeció, quedose frío e inmóvil como una estatua”

Durante el texto, en una narración de gran habilidad estilística, el narrador retrata a Demetrio Macías como una extensión, un miembro fiero y activo del villismo, claramente relatado en el acercamiento histórico que el autor da en los primeros dos párrafos de la narración, tras los cuales comienza la trama.

Azuela hace destacar la figura solitaria de Macías desafiando el viento de la llanura desolada, mirando la casa que se incendia antes de ir con sus hombros, y, a postreras, la presencia de éstos en una posición ulterior mientras que la contraposición de los federales acorralados en lo bajo como reses contribuye a la escultura del superhombre.

Esta visión del hombre en su magnificencia, opuesta en comparación a la animalización de los federales y a la pluralidad de los miembros del grupo de Macías que, están todos bajo su mando salvo, quizá, Cervantes -figura que en su individualidad acrecienta la descripción por su actitud temerosa al “jefe” Macías-, resultan como una multitud impersonalizada, sirven para engrandecer esta visión heroica del personaje principal.

Hay que recordar que la Narratología trata al personaje en los términos de renovación teórica y metodológica que traducen estas palabras:

“Manifestado bajo la especie de un conjunto discontinuo de marcas, el personaje es una unidad difusa de significación, construida progresivamente por la narrativa (…). Un personaje es, pues el soporte de las redundancias y de las transformaciones facultadas sobre lo que es y sobre lo que hace” (Hamon, 1983:20)

El personaje, estudiado en un relato, nos resulta directo, como las balas de Macías en la historia, y nos da una perspectiva de pensamiento única.

La imagen de Macías como héroe nos trae todos los elementos que Campbell establece en “La aventura del héroe” como necesarias para la construcción del personaje, la partida, la iniciación y el regreso.

La llamada comienza cuando el parte de su casa ante la intromisión de los federales, saliendo luego de una aparente paz, para encarar su destino de pelear durante la Revolución. Como en los procesos del héroe, Demetrio sufre su sino, desea volver a su origen, a la calma del campo y no se ve a sí mismo como un ser superior, no obstante, ya no es capaz de volver a esa normalidad además de que la responsabilidad que ha adquirido ha sobrecogido su personalidad de hombre rural a bandido.

Su pericia y presteza que, en algunos contextos podría considerarse brutal e inhumana, asombra y entretiene a su séquito de seguidores y, cuando consiguen herirlo, la humanidad de Macías vuelve a mención cuando éste atiende consternado sus malestares, necesitando ayuda médica.

Evidentemente Demetrio Macías, los revolucionarios, las mujeres y todos aquellos que en la instancia narrativa representan la revelación en contra del opresor y la iniciativa de la lucha para recuperarse a sí mismos, es decir, todos “los de abajo”, no son más que víctimas no de “los de arriba” sino de la revolución misma, la revolución el motivo del héroe pero también su enemigo; Macías como héroe no se enfrenta a los federales, ni a “los de arriba”, en su transformación a héroe esos enfrentamientos son los que le permiten identificarse como héroe pero al final todos tanto “los de arriba” como “los de abajo” y el mismo héroe quedan perdidos en la lucha y la revolución misma es la que se convierte en el oponente de todos, la que finalmente convierte a Demetrio Macías en un héroe hueco.

No es hasta el fin, con Macías roto en el fondo del barranco como un muñeco que seguirá por siempre apuntando su arma, que comprobamos su finalidad heroica. Macías culmina, como todo héroe, muerto en línea del deber.

Ahora, en relatos pertenecientes a la aclamada “novela de la revolución” el tema relatado en la novela es pertinente y de hecho, común. La narración por sí misma se sostiene en los valores comunes del “género” y la actuación de Macías es claramente armónica a la estructura del relato.

En contexto con los héroes bélicos y la estilística de la novela revolucionaria, el personaje de Macías no resulta un villano o un asesino, sino un héroe desde el anecdótico y la escenificación de la cotidianeidad de los actores enunciados en el cuento.

Así Mariano Azuela representa en Los de abajo al héroe como una signo de la identidad mexicana, en medio de los discursos y las representaciones en su texto se trasmina la crítica al México revolucionario que se estalla en guerra pero sin una lucha, que por un lado los que pueden ser héroes no comprenden su misión y por otro lo pensantes, quienes se han enterado de la lucha desde la intelectualidad y comprenden la misión de la revolución se ven desencantados cuando entran cuerpo a cuerpo con esta, como el caso de Luis Cervantes.

BIBLIOGRAFÍA:

Azuela Mariano, Los de abajo, Edición de Marta Portal, Cátedra, Madrid, 1980.

-: Edición crítica de Jorge Ruffinelli, Los de abajo, ACCA. Madid-París-Roma, 1988.

Dessau Adalbert. La novela de la Revolución mexicana. F. C. E.. Méjico, 1972.

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