Los diferentes géneros discursivos presentes en Operación Masacre
Enviado por Jillian • 25 de Junio de 2018 • 4.067 Palabras (17 Páginas) • 795 Visitas
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Por último el capítulo final “La evidencia”, en la que se relata el juicio hacia Fernández Suarez por medio de una denuncia hecha por Livraga, luego de haber sobrevivido a la masacre y su posterior encarcelamiento. Además se presenta en una primera instancia a los fusilados en una lista y a Suarez saliendo a hablar sobre lo sucedido. Luego este va a ser denunciado por Doglia. Ejemplo: “El 12 de junio los diarios publican una lista – suministrada por el gobierno nacional- de “cinco fusilados en la zona de San Martin”, con los errores que ya señale”. (Walsh, 1957: 132)
La obra se ubica en un tiempo y espacio. Se puede ver bien en el siguiente ejemplo: “Son las 21.30. En ese momento, a treinta kilómetros de allí, en campo de mayo, un grupo de oficiales y suboficiales al mando de los coroneles Cortinez e Ibazeta inician el trágico levantamiento de junio”. (Walsh, 1957:39)
“¿Sabes algo a pesar de todo? Son muchos en el Gran Buenos Aires los que están en la onda, aunque no piensen intervenir. Sin embargo, de los numerosos testimonios recogidos, no hay uno solo que indique a Livraga como comprometido o enterado”. (Walsh, 1957:51)
En la novela se destaca la precisión con que Walsh nos expone los hechos, producto de su notable ejercicio investigativo; su finalidad informativa pero fundamentalmente de denuncia y el uso de la tercera persona en las dos primeras partes – “Las personas” y “Los hechos” – antes de inmiscuirse en los vericuetos judiciales y su confrontación personal – donde el yo es una necesidad para la contundencia con la que debe contrarrestar la mentira y el descrédito – con el jefe de Policía de la provincia de Buenos Aires.
Se puede ver en la novela la utilización de los adjetivos en la descripción de los personajes. El ejemplo siguiente lo refleja claramente:
“No ha cumplido treinta años Giunta. Es un hombre alto, atildado, rubio, de mirada clara. Expansivo, grafico en los gestos y el lenguaje, tiene una dosis considerable de humor y aun ironía escéptica. Pero lo que en el acto se desprende de él es una impresión de honradez sólida, de sinceridad. De todos los testigos que sobrevivan al drama, ninguno resultara tan convincente, a ninguno le resultara tan fácil y natural evidenciar su inocencia, mostrarla concreta y casi tangible. Bastara hablar una hora con él, oírle recordar, ver la indignación y el evocado espanto que paulatinamente le brotan de adentro, le asoman a los ojos y hasta le erizan el cabello, para deponer toda incredulidad”. (Walsh, 1957:39/40)
En el epilogo se puede ver lo que Walsh pretendía con la obra, que los culpables fueran juzgados por las irregularidades, las injusticias, la masacre que ocurrió en el basurero de José León Suarez y que las personas se informaran, estén entendidos de que fue realmente lo que sucedió. Se pone al descubierto la subjetividad del autor al intentar denunciar lo que había pasado.
“(…) Pretendía que Fernández Suarez fuera juzgado, destituido, castigado (…)”. (Walsh, 1957:222)
“(…) Se trataba de presentar a la revolución libertadora, y sus herederos hasta hoy, el caso límite de una atrocidad injustificada, y preguntarles si la reconocían como suya, o si expresamente la desautorizaban (...)” (Walsh, 1957:173)
Rodolfo Walsh para elaborar la historia hizo una gran recopilación de información a través de la entrevista como tipo de texto a los sobrevivientes y a todo aquel que pudiera brindarle información. Además de hacer una profunda investigación como se puede ver en los siguientes ejemplos: “Así que una tarde tomamos el tren a José León Suarez, llevamos una cámara y un planito a lápiz que nos ha hecho Livraga, un minucioso plano de colectivero con las rutas y los pasos a nivel, una arboleda marcada y una (x), que es donde fue la cosa (…)”. (Walsh, 1957:21)
“Es matador escuchar a Giunta, porque uno tiene la sensación de estar viendo una película que, desde que se rodó aquella noche, gira y gira dentro de su cabeza, sin poder parar nunca”.(Walsh, 1957:22)
Este escritor narra una historia no ficticia, describe los personajes y los sucesos con detalle destacable, explica cómo sucedieron las cosas, se da un narrador que cuenta los testimonios con claridad, sencillez y precisión y argumenta sobre los hechos narrados, da evidencias y denuncia a las personas culpables del hecho en cuestión. Como el siguiente ejemplo, las personas no presentaron ninguna resistencia:
“Si el gordo hubiera querido, los desparramaba a trompadas a los milicos”. (Walsh, 1957:54)
La utilización de diálogos de gran realismo hace que su obra se haga más inolvidable aun, ya que expresan sentimientos malos y buenos, hacen que se enriquezca de más verosimilitud. Ejemplo:
“Los prisioneros reciben orden de subir al camión. Todavía alguno vuelve a preguntar:
– ¿Adónde nos llevan?
–Quédense tranquilos –llega la artera respuesta–. Los trasladamos a La Plata.
Ya casi han subido todos. En ese momento sucede una escena curiosa. Es Cuello, que en un brusco impulso grita:
– ¡Señor Giunta!
Giunta se da vuelta, sorprendido, y camina hacia él.
Ahora hay casi un acento de súplica en la voz baja y reconcentrada de Cuello.
–Pero, señor Giunta... –mueve un poco los brazos, con las manos crispadas–, pero usted ¿estaba en esa casa? ¿Realmente estaba?
Giunta comprende en un relámpago que le está pidiendo que diga que no. Apenas una sílaba para soltarlo, para arreglar su situación de cualquier manera. La cara de Cuello le sorprende: tensa, los ojos un poco extraviados, un músculo incontrolable palpitándole en una mejilla ("Él sabía que yo era inocente. Le daba pecado mandarme a morir", dirá más tarde Giunta en su gráfico lenguaje).
Pero Giunta no puede mentir. Mejor dicho: no sabe por qué tiene que mentir.
–Sí, yo estaba.
El policía se lleva la mano a la cabeza. Es un gesto que dura una fracción de segundo. Pero es extraño... Después recobra el dominio de sus nervios.
–Está bien –dice secamente–. Vaya” (WALSH, 1957: pp. 84-85)
_El género epistolar
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