Mafalda 8

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En general, Quino presenta la ingenuidad infantil como un elemento central de su propuesta, pero a través de esa mirada limpia y desprejuiciada de los niños deja en evidencia todas las incoherencias que el mundo adulto mantiene y tolera.

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La mirada del niño, entonces no es una mirada carente de conocimiento, sino que los niños tienen la capacidad de descubrir lo que los adultos no pueden ver por su pragmatismo o por el realismo que los hace abocarse totalmente a la sobrevivencia. La mamá de Mafalda ha perdido la capacidad de cuestionar su propio estilo de vida, se queja de los precios de las cosas o se queja de que sus hijos no la ayudan con los quehaceres domésticos, pero no se queja de no poder desarrollarse como individuo, de estar atada a un rol menor en la estructura social, de no tener la independencia económica para tomar decisiones, razón por la cual, será Mafalda quien a través de su mirada aparentemente ingenua, pero por sobre todo desprejuiciada puede denunciar la sumisión que tiene su madre en tanto ama de casa.

En la viñeta anterior, libertad realiza un serio cuestionamiento respecto de la condición humana, la condición del campesino, del ganadero, cuya vida está consumida por un trabajo rutinario, sin posibilidades de desarrollo como persona. La pregunta que surge, luego de la reflexión de Libertad, es qué hará el resto del día Don Basilio, qué escolaridad tendrá, seguramente será analfabeto, cuántos hijos tiene, cuántos de esos hijos vivirán el resto de sus vidas ordeñando vacas. En las viñetas de Quino hablan tanto los discursos explícitos de los personajes como sus silencios.

Del mismo modo, los problemas de los niños, no son problemas fútiles, hay en ellos una profunda reflexión existencial sobre la juventud y la vejez, sobre el inexorable paso del tiempo. Al igual que los adultos, los niños se preguntan por su rol en la sociedad, el aporte que pueden hacer en los cambios y sobre todo Mafalda, asumen un rol activo frente a la injusticia, al hambre, la represión del estado o las guerras.

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La contradicción Juventud/vejez, es el tema de varias viñetas, en las cuales los niños, justamente por la mirada ingenua que tienen del mundo, aspiran a permanecer en el estado infantil que al mismo tiempo que les niega la capacidad de un rol más activo en la sociedad, establece un espacio seguro y protegido. Todos los niños sueñan con el futuro, Felipe quiere ser un gran ingeniero, aunque le aterre la responsabilidad que eso implique, Susanita casarse y tener muchos hijos, Manolito tener una cadena de supermercados y Mafalda quiere ser traductora de la ONU para evitar los conflictos armados entre los países, pero al mismo tiempo, les produce una gran contradicción el crecer y convertirse, al igual que sus padres en sujetos encadenados a las reglas sociales y subordinados a los distintos poderes que la gobiernan.

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Asimismo, dentro de los múltiples escenarios en que se desarrolla el mundo de Mafalda, es importante hacer un hincapié a la institución escolar. Este es un espacio que se encuentra cuestionado constantemente por las figuras de Libertad como la de Mafalda al poner en jaque la labor de la escuela, debido a que esta se constituye como el espacio oficial de aprendizaje. En dichos discursos, se nos brinda una mirada crítica y reflexiva sobre una educación positivista que ha construido seres inertes e incapaces de cimentar un pensamiento crítico sobre el entorno que los rodea. De esta manera, Quino construye personajes que desafían tanto la credibilidad de la institución como la del estatuto del pedagogo. Libertad, con su actitud independiente es quien más desajustes demuestra respecto al rol autoritario de los docentes y la verticalidad establecida entre el rol maestro – estudiante:

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Las respuestas de libertad siempre quedan fuera de lo que Courtney Cazden denomina la secuencia IRE (Interrogación, respuesta, evaluación) que es la forma como se ha cristalizado el lenguaje educativo en la sala de clases entendida como un espacio asimétrico y frontal al estudiante. El modelo educativo reseñado, es expuesto en todas sus debilidades por este pequeño personaje que siempre da muestras de independencia y originalidad en su comportamiento escolar:

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En conclusión, el personaje de Mafalda que fue descrita por Umberto Eco como “heroína iracunda que rechaza al mundo tal cual es… reivindicando su derecho a seguir siendo una niña que no quiere hacerse cargo de un universo adulterado por los padres” (citado por Wagner Sylvina, 6) aparece dentro de un universo habitado por niños, que ven el mundo desde esta particular perspectiva, pero en su ingenuidad son capaces de develar todas las contradicciones que el mundo adulto ostenta, sobre todo la incoherencia expresada entre el discurso y los actos. Una de las viñetas más ejemplificadoras de aquello es cuando Mafalda, lee en el diccionario la definición de “Democracia” la cual en la Argentina que le tocó supuestamente vivir no tenía ningún asidero, pues luego del golpe de Onganía, este país había vivido casi una década de dictaduras.

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La risa de Mafalda dura varias viñetas causando el estupor de sus padres, adultos que tienen que recurrir constantemente a Nervocalm ante los asedios de su hija respecto al mundo ordenado y supuestamente estable de la clase media argentina.

La mirada infantil, como la del principito de Saint Exupery o como los locos de Shakeapeare, es más aguda y mucho más develadora que la de los críticos adultos, pues Mafalda combina ingenuidad, ternura con su actitud contestataria y rebelde. Es, por lo tanto, un espejo tremendamente claro, en el que no solo la Argentina de 1972, sino también nuestra época puede y debe mirarse, pues la vigencia de las problemáticas expuestas por Quino hace más de 40 años ponen en entredicho el fracaso que como sociedad hemos tenido para dar respuesta a sus demandas

Bibliogafía:

Walter, Sylvina textos en Mafalda Inédita, Buenos Aires, Ediciones La Flor, 1988

Cazden Courtney El discurso en el aula, Buenos Aires, Paidos 1994, 250 pp

Pigna, Felipe Historia Argentina, Buenos Aires, El Corregidor, 2011, 368 pp

Lavado, Juan Salvador “Quino”