LA CRÍTICA SOCIAL PARA EL DESPERTAR DE LA CORRESPONSABILIDAD, A TRAVÉS DE MAFALDA,

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CAPÍTULO I

CONTEXTO HISTÓRICO DE LA CRÍTICA SOCIAL

Desde un punto de vista etimológico, resulta conveniente precisar que la palabra crítica fue tomada del Griego por el Latín, como “criticus”, que define la facultad de elegir o discernir. Desde esta perspectiva, la crítica resulta un análisis racional de algún asunto sujeto cosa o evento, para evaluar sus aspectos positivos o negativos generando una conclusión o una idea personal valorativa.

Esta idea personal valorativa, ha existido desde tiempo antes de Cristo, de hecho en la república de Platón se circunscribe los antecedentes filosóficos de la crítica social. Sin embargo, fue El filósofo Kant (1724-1804) quien utilizó la crítica como base de su método para investigar la validez del conocimiento, y lograr un acuerdo entre el conocimiento racional y el empírico, superando ese aparente divorcio entre experiencia y razón.

En su obra “Crítica de la Razón Pura” Kant niega a la razón la posibilidad de lograr un conocimiento absoluto, pero sí se lo adjudica en el campo moral. En la “Crítica del juicio” analiza la relación entre el sujeto y la realidad que lo circunda, desde el sentimiento, y no desde la teoría ni desde la práctica. Estas ideas de Kant, se alargaron durante la mayor parte del siglo XIX y hasta la primera mitad del siglo XX, tiempo en el cual, la crítica estaba dominada por aproximaciones racionalistas características del llamado Siglo de las luces y modernismo. Aún cuando se conocían los ideales de filósofos que abrazaban ideales de razón crítica, de razón social, en contra de la razón instrumental, el auge del conocimiento científico invadió todos los campos de acción de la sociedad mundial

Ante esta situación, la escuela de Frankfurt se propuso generar un movimiento intelectual capaz de diagnosticar las consecuencias humanas del desarrollo de la moderna sociedad capitalista. Sus máximos representantes son: Horkheimer, Adorno, Habermas, Marcuse y Walter, quienes postularon, cada uno desde un ámbito de análisis teórico-filosófico, lo que se puede considerar como una verdadera ruptura epistemológica, como crítica sistemática al positivismo, es decir, a la ciencia tradicional que gobernaba los hábitos intelectuales y académicos de la Europa de los años 20 y 30 del siglo pasado.

Así como las consecuencias que trajo consigo la post industrialización capitalista, los efectos de la ideología autoritaria y la enajenación cultural del sujeto histórico de la transformación social y política de la Europa después de las guerras. de los años veinte del pasado siglo. En este sentido, para entender los postulados o ideales de la Teoría Crítica, para estudiar la relación individuo-sociedad, es necesario precisar el significado de la Teoría desde su esencia.

Según consideraciones de sus máximos representantes Horkheimer, Adorno, y Marcuse, una teoría crítica parte de asumir una postura ante los acontecimientos, sin necesidad de que el investigador presente una posición neutral, es decir considera relevante optar por una perspectiva, por un enfoque y por una posición de cuestionamiento de la sociedad.

Se parte de la idea, que toda teoría para ser efectivamente crítica tiene que proyectarse hacia la transformación de las condiciones de vida de las personas, algo que no hacían las teorías tradicionales, este punto es crucial para la importancia que se le da al sujeto frente a las estructuras sociales que los oprimen. El proyecto de la escuela de Frankfurt, es tomar en cuenta que la educación, conocimientos y aprendizaje, tienen que servir para crear conciencia en los seres humanos y ayudar a la comunidad, sin embargo ha actuado como anestésico generando una sociedad dogmatizada, (ver anexo 1)

A raíz de estos ideales, la crítica social cobra fuerza e invade muchos escenarios sociales, evidenciando que son muchos los que desean construir un mundo diferente, cada uno desde su ámbito de acción, argumentan sus ideales a través de la crítica que le hacen a la sociedad. Un campo en especial es la literatura, muchos escritores, se consideran privilegiados puesto que a través de sus escritos son capaces de llegar a mucha más gente. Delibes, Goytisolo, Galeano y tantos otros han contribuido por medio de sus palabras escritas en papel a hacer que la balanza no se rompa definitivamente por el peso de la injusticia, de la barbarie y de la avaricia sin límites.

A mediados del siglo XX, en la década de los años cincuenta, en Latinoamérica levanta su voz un Argentino, (ver Anexo 2) desde entonces y hasta la fecha sus dibujos de humor se vienen publicando ininterrumpidamente en infinidad de diarios y revistas de América Latina y Europa.

CAPÌTULO II

BIOGRAFÍA DE QUINO

Quino Joaquín Salvador, Lavado Tejón, nace en la región andina de Mendoza (Argentina) el 17 de julio de 1932, aunque en los registros oficiales, es anotado el 17 de agosto. Desde su nacimiento fue nombrado Quino para distinguirlo de su tío Joaquín Tejón, apreciado pintor y diseñador gráfico, con el que, a los tres años de edad, descubrió su vocación.

A los trece años se matriculó en la Escuela de Bellas Artes, pero en 1949 “Cansado de dibujar ánforas y yesos”, la abandona y piensa en una sola profesión posible: dibujante de historieta y humor. Determinado firmemente a lograr sus objetivos, a la edad de dieciocho años se trasladó a Buenos Aires en busca de un editor dispuesto a publicar sus dibujos, pero pasaría tres años de penurias económicas antes de ver su sueño hecho realidad.

Con la popularidad mejora su situación económica, y en 1960 tiene concreta otro sueño: casarse con Alicia Colombo, nieta de inmigrantes italianos y con un título en química. En 1963 aparece su primer libro de humor, “Mundo Quino”, una recopilación de dibujos de humor gráfico mudo con prólogo de Miguel Brascó. El mismo Brascó lo presenta a Agens Publicidad, que buscaba a un dibujante para que creara una historieta «mezcla de Blondie y Peanuts» para publicitar el lanzamiento de una línea de productos electrodomésticos llamados Mansfield, razón por la que el nombre de algunos de los personajes debían comenzar con la letra M, de ahí Mafalda.

Del trabajo con Agens que no logra concretarse la campaña, Quino se queda con unas pocas tiras que le serían útiles unos meses después, para cuando diera vida al personaje que lo haría famoso. Quino dibujó entonces varias tiras protagonizadas por una familia tipo constituida por un matrimonio de clase media con dos hijos: un