Núcleo Anzoátegui- Extensión El Tigre

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A través de la dimensión reflexiva, el docente deja de ser un mediador pasivo entre la teoría y la práctica, para convertirse en un medidor activo que desde la práctica reconstruye críticamente su propia teoría y participa así en el desarrollo significativo del conocimiento, y ello en contexto de una educación liberadora basada en la responsabilidad y solidaridad. En este sentido se propone construir una educación emancipadora frente al instrumentalismo y tecnicismo que mutila al ser humano en una inspiración por conformarlo como un sujeto apartado de su praxis humana, en un técnico al servicio de unas prácticas enajenante.

Puedo decir que la actitud reflexiva en la formación del docente debe favorecer una actitud indagadora en el futuro docente que lleve desde procesos introspectivos y su actual práctica e impulsar comunidades de aprendizaje que desde su perspectivas críticas y tomar la realidad de las escuelas , liceos y universidades para así manifestar la voluntad de cambio.

Es por ello que, sus habilidades consisten en formar personas integras para su próxima vida en sociedad, además este proceso debe ser dar de la mejor forma posible entregar una educación de calidad. Para eso el docente debe actuar como mediador y creativo, haciendo participar a los estudiantes de situaciones que le permiten mostrar un aprendizaje significativo y ser un buen informante del uso de los valores, presentando a la misma como un código estable, prestando atención al uso correcto de una formación educadora, que posibilitan educación del niño y la niña reflexionando sobre los mismos y para efectuar las modificaciones necesarias y que queden, claramente, expresadas sus ideas y conocimientos en el individuo.

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