Periodismo literario

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Por su parte, el periodismo tradicional solo relata los hechos de manera objetiva, mientras que en el periodismo narrativo hay una voz que cuenta la historia y por lo tanto el periodista es quien asume de cierta forma una responsabilidad de las consecuencias que puedan ocurrir si la historia es mal relatada.

Una clara definición de periodismo narrativo es la que da Leila Guerriero en su libro “¿Qué es y qué no es el periodismo narrativo?: más allá del adjetivo perfecto, donde señala lo siguiente: “es aquel que toma algunos recursos de la ficción-estructuras, climas, tonos, descripciones, diálogos, escenas- para contar una historia real y que, con esos elementos, monta una arquitectura tan atractiva como la de una buena novela o un buen cuento.” Es un periodismo que se construye principalmente por la observación, más que con hacer preguntas como lo es el tradicional. “Cada pausa, cada silencio, cada imagen, cada descripción, tienen un sentido, no están como adorno”[1]. La clave está en que van agregando elementos de ficción, sin caer en la ficción. Busca dar una mirada que no todos ven.

Creo que este tipo de periodismo tiene una llegada mucho más cercana al lector porque es algo contado desde la experiencia, algo contado desde un “yo” observador, que mira minuciosamente, para entregar detalles que enriquezcan la lectura y aporten.

Una forma de periodismo que se le premia por su complejidad a la hora de tratar las historias, dentro de las cuales resalta un reporteo mucho más exhaustivo, completo y complejo. Requiere de tiempo, exactitud, estructura, sensibilidad y un correcto uso de la voz. Es un periodismo que podría confundirse con la ficción pero que lo diferencia ya que no se puede inventar. Todo lo contado es real.

En definitiva, un periodismo que es jugado, que requiere de tiempo, conocimiento y análisis de lo que pasa alrededor. Un periodismo que investiga, que va más allá y que intenta ganarle a la tecnología. Un periodismo que se ganó su espacio porque tal como dice el texto de Guerriero, en donde se preguntan ¿vale la pena plantearse si su existencia tiene sentido? y la respuesta es que si: “Sí, porque el periodismo narrativo no es la vida, pero es un recorte de la vida. Si, porque es necesario y finalmente si, porque ayuda a entender.

Como dice Mcphee: “Hoy en día las sobras de información no satisfacen el deseo de los lectores de saber cómo hacen las cosas la gente”. Intenta dejar de lado esa inmediatez de la que se está acostumbrado, de conformarse con la noticia corta y básica y disfrutar de una historia completa y real.

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