QUIEN ES El NARRADOR LA ULTIMA FIESTA

...

-Vamos, Mariana. Nos merecemos está fiesta.- Dijo Jessica con desesperación.

- Está bien

No me parecía una buena idea, podría fallar y todo sería mi culpa. Sin embargo, habrá que intentarlo.

Empezaba a meterse el sol, era cerca de las 6:20, estábamos casi listas para la fiesta. Solo faltaba la parte más difícil, mi parte.

-Muy bien. ¿Están listas? ¿Estás lista, Mariana?

-Si.- Contesté con desdén.

Me dirigí a la caseta de vigilancia, para mi suerte solo estaba uno de los guardias por lo que supuse que no resultaría tan difícil. Era un tipo de maso menos 30 o 31 años de edad, no muy alto, tez blanca y cabello castaño. Se veía simpático. Así que fui.

-Hola!.- Traté de sonar amistosa.

-Buenas noches, señorita ¿Qué hace fuera de los edificios tan tarde?.- En ese momento Melanie me hizo una señal de que no dejara que volteara, pues se encontraba del otro lado de la caseta, una ventana estaba abierta. Así que podía manipular los controles de acceso desde ahí. Entonces tuve que distraerlo, llamando su atención.

-Amm..- Estaba apunto de voltear, entonces lo tomé del brazo para que me mirara y dije.- Es que soy nueva!.- Dije sonriendo y tratando de ser convincente.

-¿Ah sí? Y qué opinas de la escuela?

-Mmm, pues no todo es agradable pero no me quejo.- Reí un poco.

-Entiendo, son adolescentes, no les gusta seguir las reglas- Dijo el hombre, acercándose a mí.

Di un paso para atrás.

-Pues no es tanto eso, pero sí, en parte tiene razón.- Melanie me dio la señal. Las puertas ya estaban abiertas.

-Ahh..- Fingí un bostezo.- Creo que ya iré a dormir, explorar todo el día es agotador.

-Va. Buenas noches… ummm ¿Cuál es tu nombre?

-Amm, Andrea

-Entiendo, buenas noches, Andrea.- Me guiñó el ojo. Desagradable.

-Igualmente, buenas noches.

Salí corriendo cuando me perdió de vista y alcancé a las demás en la esquina del edificio.

-Me parece que le gustas al guardia.- Dijo Jessica atacandose de la risa y apuntándome con burla y divertida

- ¡Cállate tonta! No es gracioso, déjame en paz.

- Ay! Cálmate, es solo una broma.

- Pues no me da risa, ya vámonos.

Fuimos al estacionamiento y las puertas estaban abiertas, cuidamos de que alguien nos viera, incluyendo las cámaras y salimos. Ahora había que buscar la manera de llegar a la fiesta.