Viendo la vida.

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Ese día al llegar Santiago a su casa noto algo diferente, la mesa estaba servida y había tres lugares, de pronto salió su mamá de la cocina y Santiago con una sonrisa en la cara dijo: - ¡Mama! ¿Qué haces aquí? -, Su mama sonriendo dijo: - Prepare tu comida favorita y tu papa no ha de tardar en llegar, de ahora en adelante comeremos juntos como la familia que somos-. Ese tarde la pasaron juntos, Santiago le dijo a su papá que subieran al Sicomoro que tanto le gustaba para que entendiera porque le gustaba tanto estar ahí, toda la tarde se pasaron juntos contemplando como se veía todo desde ahí arriba, la tranquilidad que ese árbol les bridaba y mejor aun comiendo los higos que este daba, el papa quedo encantado con esa tranquilidad que subir a ese sicomoro le brindaba, a Santiago se le ocurrió la idea de plantar otros dos sicomoros, uno que representara a su papá, otro que representara a su mamá y el que ya tenían segura siendo de él, a ellos les pareció muy buena la idea ya que dijeron que era un árbol muy bonito y que además daba frutos y para ellos había resultado un árbol hasta relajante y que había establecido la comunicación con su hijo.

De ese día en adelante Santiago era un niño más alegre, sus padres pasaban más tiempo con él, pasaban su hora de comida con él, hacían espacios en su trabajo para los eventos importantes de su escuela, por la noche llegaban lo más temprano posible a su casa para ayudarlo con sus tareas, entre la mamá y el papá se turnaban un día y un día, para así poder estar con él, era verdad que tenían mucho trabajo, pero eso no hacia al trabajo más importante ni lo único, también estaba su hijo, que merecía su atención.

Edwin Isaí Martínez Garfio