ANALISIS DEL PROBLEMA: ¿DE QUIEN ES LA CIUDADANIA?.

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Bajo un total arraigo de una tradición, el ciudadano nacional nos muestra como a través de dinamismo y la consolidación estricta la creación de organismos transnacionales teniendo en cuenta como su principal fundamento los valores que a lo largo del tiempo han logrado preservar en sus tradiciones su propia identidad, que desde su inicio fue basado como fundamento en sus valores.

Podemos entender que más que una aceptación de realidad es la imposición cada vez mucho menor a una sociedad homogénea y mucho mayor en cuanto a una creación de una sociedad multicultural, probando y así mostrando que estamos frente a una nueva era, frente a las ideas que se tenían arraigadas en las tradiciones de una naciente y sobresaliente sociedad multicultural. Rodriguez (2015). La perduración y defensa de valores transnacionales por encima de la identidad como respuesta a las naciones.

Genealogía del pluralismo filosófico reciente

El camino hacia el multiculturalismo ha sido también teóricamente preparado por las tres corrientes que se disputaban la auténtica ciudadanía: liberalismo, comunitarismo y republicanismo. Y ahora la mayoría no sabe qué hacer con la ciudadanía multicultural, el monstruo que indeseadamente ha contribuido a alumbrar. Para el pluralismo en nuestra época es, ante todo, la ideología o forma de consciencia dominante que subsume y reformula la visión del mundo democrático liberal, expandiéndose por todos los ámbitos de representación, de la ética, la estética y la política a la epistemología y la ontología. Este hecho, a nuestro entender, justifica que se haya convertido en objeto preferente de reflexión filosófica. Pero, además, el pluralismo ha devenido algo así como criterio absoluto del bien, referente para medir la verdad, la belleza o la justicia, hasta el punto de que la condición sine qua non de legitimidad de la ley, la ciencia o la cultura es que sean "pluralistas". Hace un par de décadas este privilegio lo tenía la democracia; hoy, hasta la democracia para ser válida ha de ser democracia pluralista, sin cuyo sello de garantía resulta sospechosa.

La genealogía del pluralismo filosófico reciente donde el individuo tiene el poder no obligatorio de participar en la actividad pública, acatando las leyes consideradas justas. El Pluralismo nos lleva al multiculturalismo. El liberalismo actúa siguiendo los principios de libertad, justicia, autonomía del individuo frente a las instancias comunitarias. El humanismo cívico es la participación como garantía de una ciudadanía igualitaria que conlleva el igualitarismo de todas las opciones culturales.

Entendemos entonces que el multiculturalismo nos abre todas las posibilidades de cultura –política pero perdemos la identidad cultural ya que no se rige bajo un principio universal para todos, si no que por el contrario somos parte de una comunidad que no comparte la cultura, diversificando así social mente la comunidad. Se cree que una ciudadanía comunitaria da prioridad al individuo en general mediante una ciudadanía activa, partiendo del sentido de pertenencia por el estado social.

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

- Rodríguez M. Rosa María, (2008), ¿De quién es la ciudadanía?, Cuadernos de pensamiento político, N° 20, pp. 253-263 http://datateca.unad.edu.co/contenidos/40002/Que_es_la_ciudadania.pdf