La ética es uno de los temas que más usamos en nuestra vida diaria pero por razones de experiencias, religión u otros elementos irán variando para que afecten a nuestra forma de hacer el bien y el mal.
Enviado por Ledesma • 2 de Agosto de 2018 • 1.210 Palabras (5 Páginas) • 489 Visitas
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El segundo es el criterio de la inaceptabilidad: hay normas que es imposible querer que sean leyes universales, ya que si todo el mundo las cumpliera resultarían inaceptables para los seres racionales. Si una persona renuncia a ayudar a otra que está en dificultades. Aún pudiendo ayudarla, la norma que justifica su acción ("no hay que ayudar a nadie si no se obtiene beneficio, aunque no cause inconveniente") sería inaceptable al universalizarse. Esta norma no podría ser querida por un ser racional, dado que es racional pensar que puede haber muchos casos en que se necesitará la ayuda de otras personas.
Kant divide los deberes que emanan de las normas morales en deberes estrictos o perfectos (no admiten ser limitados por otros deberes) y deberes meritorios o imperfectos (admiten ser limitados por otros deberes) y en deberes hacia uno mismo y deberes hacia los demás. Esto da cuatro clases: deberes perfectos hacia uno mismo (conservar la propia vida), deberes perfectos hacia los demás (no mentir, no hacer promesas falsas, cumplir las promesas), deberes imperfectos hacia uno mismo (cultivar los propios talentos) y deberes imperfectos hacia los demás (contribuir a su felicidad, ser generoso).
Kant supone que las normas morales al ser universalizables no admiten excepciones. Eso significa, en primer lugar, que obligan a todo ser racional y, por tanto, nadie es excepcional y, en segundo lugar, significa que han de cumplirse en toda circunstancia so excepción, sean cuales sean las consecuencias: nada cambia si, en un caso determinado, tendría mejores consecuencias no decir la verdad.
Con todo, según Kant, el valor moral de una acción no es sólo la conformidad con las normas morales que constituyen el deber. Una acción conforme al deber es simplemente una acción correcta. Su valor moral depende del motivo por el cual ha sido realizada. Y el único motivo que otorga valor moral a una acción es realizarla por respeto al deber. El tendero que no pide un precio excesivo al comprador inexperto actúa honradamente, de conformidad con el deber, pero dado que el motivo de esta acción podría ser o la inclinación- querer aumentar la clientela, por ejemplo- o el deber- querer cumplir el deber-, solo tendrá valor moral, si su motivo ha sido este último. En definitiva, lo único que da valor moral a una acción es la intención: actuar por respeto al deber. Esto es la buena voluntad.
Esta teoría también tiene ventajas e inconvenientes. De la ética kantiana se han destacado algunas características que la puedan hacer convincente. En primer lugar, la preeminencia de que goza la razón, al convertirse en el fundamento último de la moral. En segundo lugar, que las acciones correctas dependan de normas morales parece captar el carácter de obligatoriedad- y no de deseo, aunque racional- que tiene la moral. En tercer lugar, el carácter universal de las normas morales, que hace que nadie pueda considerarse una excepción, introduce el carácter de imparcialidad que tiene la moral. Y finalmente, que el auténtico valor moral resuda en la intención, ya que parece más digno de valor moral decir la verdad porque es un deber, que hacerlo por inclinación egoísta.
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