La educación como foco para formar una sociedad en constante progreso

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Si es que se educa, mirando a la persona individualmente, considerando cada característica particular de cada uno, con sus dificultades y capacidades, se puede formar un ser integrado. Si es que se sigue educando en forma masificada, llegamos al mismo sistema que trabaja en la mediocridad de la producción. Que no permite la visión crítica frente al entorno que nos estimula, donde las personas caen en el conformismo y como dijo Nietzsche, caemos en la pereza. Pereza, de darnos el tiempo de pensar, de formular críticas al medio que nos afecta, y tomar lo que nos sirve y desechar lo que no. Esto es conformismo puro, de esto se trata la idea de evitar la mas minima molestia que implicaría, ser un individuo pensante y crítico frente a la sociedad. Es por esto, que debemos soltarnos de estas cadenas que serían las opiniones ajenas a nosotros, y el temor que nos da pensar por nosotros mismos, manteniéndonos al margen del error.

Nuestros sistemas educativos prácticamente obligan al hombre a un fenómeno que Heidegger planteó en su momento, el cual dice que el hombre común es un ser que vive para su muerte. Todos vivimos para el momento de nuestra muerte, entramos a un colegio y nos preparan para luego poder ingresar a una buena universidad, en esa buena universidad somos capacitados para luego acceder a un buen trabajo, nos quedamos con ese buen trabajo (que se puede llegar a odiar), solo para darnos ese falso sentimiento de seguridad, de que necesitamos el sostén de nuestro trabajo para algun dia poder realizar ese algo que me hará feliz. Nos engañamos con esta manera de vivir, posponemos nuestra felicidad siempre para el día de mañana y nos embriagamos con esa falsa sensacion de alegria que nos traen la obtención de cosas materiales, no somos el auto que manejamos ni tampoco las joyas que llevamos. Lo único que logramos con esta obtención de cosas banales, es apagar ese algo que nos invita a descubrir algo nuevo, esa banalidad nos “seda” y seguimos nuestra vida entera con una sensación de que falta algo. Debemos dejar la postergación de nuestros placeres, dejar de proyectar nuestros sueños incumplidos en nuestros hijos, dejar de posponer ese algo para el dia de mañana. Con un pensamiento crítico y progresivo inculcado, deberíamos poder hacer esas cosas, pero nuestro sistema educacional, se focaliza en la creación de máquinas deshumanizadas, no nos permite esa realización. No solo por el hecho de que no es accesible para todo el mundo sino por el hecho de que la educación en sí como se nos es entregada, no está funcionado. Tal como dijo Jiddu, Debemos dejar de imitar y tenemos que empezar a pensar por nosotros mismos. (J. Krishnamurti, El propósito de la educación pg. 4)

Hay que hacer un cambio en esta educación, que solo estimula a nuestros jóvenes a encajar en una masa, esto claramente no está funcionando. La educación debe ser una herramienta que nos de libertad, que ayude a comprendernos nosotros mismos, y al mundo que nos rodea. Una herramienta para crear un mundo nuevo, no para encajar en algo predeterminado que no permite el progreso. El hombre tal vez nunca llegue a esa “utopía” que tanto ha buscado en su historia, pero con personas educadas que estén sujetas a la adquisición de conocimiento exponencial y que se pregunten y critiquen, si lo que está ocurriendo a su alrededor es lo correcto, podemos asegurar que el hombre como sociedad va a llegar a evolucionar y no será lo que es hoy. Esperemos que este cambio sea para mejor.

No hay final a la educación. No es que lees un libro, pasas un examen y terminas la educación. La vida entera, desde el momento en que naces hasta el momento en que mueres es un proceso de aprendizaje. .- Jiddu Krishnamurti

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Heidegger, M (1994). Serenidad. Barcelona: Serbal.

Krishnamurti, J (1992). El propósito de la Educación. Barcelona: Edhasa

Nietzche, F (1999). Schopenhauer como educador Tercera consideración intempestiva, Traducción de Luis Moreno Claros, Ed. Valdemar Madrid