La politica de aristoteles. Libro 3. “Del estado y del ciudadano”

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El territorio donde estará el estado debe de ser fértil y debe de ser ni demasiado pequeño como para no satisfacer las necesidades de dicho estado, pero tampoco demasiado grande como para que se vuelva ingobernable.

La ciudad necesita indispensablemente lo siguiente: La subsistencia, las artes las armas, cierta abundancia de riquezas, culto divino y decisión sobre los asuntos de interés general y procesos individuales; para estos aspectos debe de existir una persona en la ciudad que los procure, ya que sin uno de estos no existirá el autoabastecimiento de esa sociedad.

Cuando todos los ciudadanos del estado son virtuosos el estado por consiguiente será igual, hay tres cosas que vuelven al hombre virtuoso; la naturaleza, el habito y la razón.

La alternativa entre mando y obediencia debe ser común a todos los ciudadanos, porque el estado no podría vivir sin igualdad.

La naturaleza creó hombres destinados a mandar y hombres destinados a obedecer; una autoridad que es conferida a causa de la edad, no provoca celos ni fomenta la vanidad de nadie cuando cada cual está seguro que con el devenir de los años obtendrá la misma exclusividad, por esto, la autoridad y obediencia deben ser a la vez perpetuas y alternativas y, por consiguiente, la educación debe ser igual y diversa.

El alma está compuesta de 2 partes: una que posee en sí misma la razón y que encierra el fin mismo al que debe aspirarse, la otra que obedece a la razón y a la que pertenecen las virtudes que constituyen al hombre de bien. La razón, a su vez, se divide en especulativa y práctica, siendo preferible escoger los actos que pertenecen a la parte naturalmente superior. (Aristoteles,….)

El hombre de Estado debe ajustar las leyes en orden a las partes del alma y a los actos, teniendo en cuenta el fin más elevado al cual ambas pueden aspirar. A este fin conviene dirigir a los ciudadanos desde la infancia y durante todo el tiempo que permanezcan sometidos a jefes. Vale más y es más conforme a la virtud dirigir hombres libres que esclavos, debido a que si tuvieran unos malos principios cada ciudadano pensaría solo en robar el poder absoluto es su propia patria lo más pronto posible.

En el corazón del hombre el legislador debe solo despertar buenos sentimientos. El estado para poder gozar de paz de ser valeroso, prudente y firme. Sus cuidadnos deben de tener valor y ser pacientes con su trabajo.

No se pueden pedir fatigas violentas ni la aplicación intelectual a los niños, sino hasta que tengan 5 años, pero si la actividad necesaria para evitar la pereza del cuerpo. Los magistrados son los encargados de su educación, deben vigilar tanto las palabras como los cuentos que escuchan e incitarles al movimiento, sobre todo en los juegos; prevendrán que se comuniquen con esclavos y que permanezcan alejados de espectáculos o palabras indignos de un hombre libre; resguardarán a los jóvenes de los peligros de reuniones, de representaciones de piezas satíricas y comedias, sino hasta que tengan la edad en que puedan asistir a comidas comunes y beber vino oscuro. Se los debe alejar principalmente de todo aquello que esté relacionado con el vicio o la malevolencia.