El Anticristo.

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Ni la moral, ni la religión tienen relación con algún punto de la realidad. Causas imaginarias (Dios, alma, yo, espíritu, la voluntad libre o la no libre); efectos imaginarios (pecado, redención, gracia, castigo, remisión de los pecados); tratos entre seres imaginarios (Dios, espíritus, almas); ciencia natural imaginaria (antropocéntrica: ausencia del concepto de causas naturales); psicología imaginaria (malentendidos de sí mismo, interpretaciones de sentimientos generales agradables o desagradables, de los estados del nervio simpático); teología imaginaria (el reino de Dios, juicio final y la vida eterna). Este mundo ficticio se diferencia mucho del mundo de los sueños, porque “este último refleja la realidad, mientras que el otro falsea, desvalora, niega la realidad. Todo aquel mundo de ficción tiene su raíz en el odio a la realidad, pero el único que tiene motivos para evadir mediante la mentira la realidad es el que sufre de ella, y el sufrir de la realidad es ser una realidad fracasada.

“La divinidad de la decadencia, castrada de sus virtudes e instintos más viriles, se convierte necesariamente, a partir de ese momento, en Dios de los filosóficamente retrasados, de los débiles. A estos no se les llama como tal “débiles”, sino que se les llama “los buenos”.

El concepto de Dios como Dios de los enfermos, como araña, como espíritu; es uno de los conceptos de este más corruptos a que se ha llegado en la tierra, tal vez hasta represente el nivel más bajo en la evolución del tipo de dioses.

El budismo es la única religión auténticamente positiva que la historia nos muestra, ¿por qué?, es simple, esta lleva en su cuerpo un planteamiento objetivo y frío de los problemas, viene después de un movimiento filosófico, cuando este llega (el budismo) el concepto de Dios ya está eliminado. El budismo no dice “”lucha contra el pecado”, este es más realista y dice “lucha contra el sufrimiento”.