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FILOSOFÍA CUARTA UNIDAD: PERSPECTIVAS DE LA FILOSOFÍA OBJETIVO ESPECÍFICO

Enviado por   •  14 de Enero de 2019  •  1.274 Palabras (6 Páginas)  •  420 Visitas

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Es importante aclarar que, poder, éxito y placer, no sólo no representan algo moralmente malo en sí, sino que, por el contrario, son necesarios para el bien del hombre. Nadie podría vivir bien sin gozar, en mayor o menor medida, de ellos. Poder, éxito y placer se refieren a los tres momentos de la acción humana. El poder es un principio desde el cual, y sólo desde el cual, podemos hacer algo. El éxito es mediación, comunicación, y resulta imprescindible para llegar, para alcanzar lo que buscamos. El placer es término, es el gozo en lo conseguido.

Dada la naturaleza débil y no suficientemente equilibrada de nosotros como seres humanos, suceden dos cosas. Por un lado, resulta muy difícil integrar bien la propia capacidad de acción -ser plenamente dueño de ella-, razón por la cual prácticamente todo el mundo, aun buscando siempre las tres realidades señaladas, tiene una inclinación mayor hacia alguna de ellas.

Hay personas que buscan sobre todo el poder. Es, sin duda, lo más inteligente pues, desde él, se alcanza con relativa facilidad éxito y placer. Lo interesante aquí es que en el detentar mismo un poder, se obtiene ya una inicial capacidad comunicativa, y se experimenta un cierto placer. Lo mismo cabe decir con respecto a la comunicación, al éxito: el que es hábil para alcanzarlo, no tarda en conseguir más poder, y luego placer. Pero el éxito mismo es un poder y un placer. Y el placer vivido supone una cierta sensación de éxito y de poder, aunque conceda realmente poco del uno y del otro.

La segunda cosa que sucede, es que llegamos a convertir una de esas realidades en fin último de la vida. Es decir, nos olvidamos de que la entera acción humana conduce más allá de ese fin. Al querer reforzar nuestro poder, éxito o placer, dedicamos nuestra atención a la propia actividad, a la misma acción que realizamos. Cuantas personas no existen en el mundo que, afanosas por llevar una vida rodeada de lujos, una vez conseguidos, tienen a estados depresivos y suicidios, causados por una falta de sentido en sus vidas

En la sociedad occidental de nuestros días encontramos esto en gran medida, pero no es fácil saber si más que en otras épocas. Y lo contradictorio de esto -lo que nos hace vivir en una sociedad con doble moral- es que, si se llega a concretar la búsqueda de alguno de estos tres aspectos ocurre lo siguiente:

Poder, la lucha por el poder es la más dura, e implacable. Son relativamente pocos los que tienen mucho poder y menos aun los que tienen un poder verdaderamente razonable, para el servicio, y que es -por ello- reconocido. Sin embrago, el que busca el poder como fin último es un soberbio, y la “sociedad del poder” consiguiente es una sociedad arrogante.

Éxito, el éxito es quizá el elemento más distintivo de nuestra sociedad, en comparación con otras épocas. Las inmensas posibilidades que los avances técnicos han concedido a los medios masivos, hacen que se pueda llegar a infinidad de personas, con todas las consecuencias que esto trae consigo. Sin embargo, el que busca el éxito como fin último es un vanidoso, y la “sociedad del éxito” consiguiente es una sociedad de la apariencia.

Placer, el placer es lo popular por excelencia. Placer lo puede tener cualquiera y sin muchas dificultades. En la medida en que occidente ofrece hoy medios materiales abundantes, la persecución del placer es el deporte más extendido. Sin embargo, el que busca el placer como fin último es un sensual y la “sociedad del placer” consiguiente es una sociedad hedonista.

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