La filosofía en relación con la religión
Enviado por poland6525 • 12 de Diciembre de 2018 • 5.274 Palabras (22 Páginas) • 393 Visitas
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Todos estos interrogantes surgen a través de la experiencia religiosa del ser humano a pesar de su modo de filosofar. Porque la experiencia religiosa, la cual se formó en el ser humano desde su aparición sobre la tierra, ha sido más profunda y desarrollada que la filosófica, y así “está en lo profundo de cada corazón humano” y la sensación religiosa “es una parte del ser humano como el cerebro” (Sties 40:1967). Otros dicen que la religiosidad es como las demás experiencias humanas, tiene un sentido único y servirá para cualquier tiempo y para cualquier lugar-espacio, eso quiere decir que la experiencia religiosa va estar siempre vigente mientras existan seres humanos sobre la tierra. Pero en realidad, tal experiencia religiosa, a pesar de su existencia en el tiempo y el espacio, es diferente de una sociedad a otra y de una época a otra y ello se debe a la diferencia en la estructura cultural y mental de estas sociedades. Así la experiencia religiosa ha coincidido con todas las experiencias humanas en todas las épocas vividas por el ser humano.
También podemos agregar que la experiencia religiosa varía de uno a otro individuo aunque tienen en común el espacio, el lugar y también la estructura cultural. Pero en realidad eso depende de la experiencia de cada uno a diferencia de las otras experiencias humanas, pues puede estar enterrada y oculta en la profundidad de algunos individuos y clara y explícita en otros. Eso quiere
decir, que la experiencia religiosa no puede ser la misma en un individuo normal y en un sufista. Por ejemplo, la experiencia religiosa de un sufista siempre es implícita, oculta y lúcida por la luz de su conciencia mental, mientras que la de los otros es explicita y clara.
De tal modo, todo lo que hemos dicho nos lleva a entrar en la profundidad de lo que se llama la comprensión filosófica de la religión, y esto nos da las diferentes interpretaciones de la experiencia religiosa, destaca sus diversos tipos y recalca la necesidad profunda y auténtica del ser humano.
En general entre los filósofos no hay ninguna discrepancia a cerca de la autenticidad la de experiencia religiosa en el ser humano, pero hay diversos modos de interpretar esta experiencia religiosa, entre éstos podemos destacar los siguientes: el modo positivo de la experiencia humana (creyente) y el modo negativo (ateo).
Los que defienden el primer modo de interpretación y comprensión parten de la confirmación existencial de un “ser espiritual” que está por encima de todo lo que es material y del ser humano: este “ser” es Dios. A este Dios, el ser humano lo ve partiendo de varios puntos de vista y desde muchos ángulos, porque cada sociedad humana tiene su visión a partir de sus diferentes formas de pensar y de sus variadas estructuras culturales, sociales y políticas. Opuesto a este modo de interpretación encontramos el modo negativo, el ateo, el que niega la existencia de Dios.
En realidad estos dos modos han acompañado a la experiencia religiosa desde su aparición en el primitivo ser humano, y si observamos bien, encontramos que la interpretación positiva fue la más común por su aceptación de la existencia de un creador, Dios, de este mundo (macrocosmos).
Pero también el ateísmo, desde el punto de vista de la comprensión filosófica religiosa, forma una parte de la teología (teología negativa) y no existe ningún tipo de contradicción entre un ateísta y alguien que cree en la existencia de Dios. Porque el ateísta “niega” específicamente las ideas religiosas (existencia de Dios, creación del universo...), pero en realidad no niega estas características de Dios, sino que las toma y otorga a otro objetivo material o ser humano... convirtiéndolos en un nuevo “Dios” o en un nuevo ídolo.
De este modo se puede decir que el ateísta (interpretación negativa de la experiencia religiosa) y el creyente (interpretación positiva de la misma) forman dos caras de una misma moneda, de tal manera, es igual ser ateísta que ser creyente, o dicho de otra forma, no hay diferencia entre adoptar la interpretación ateísta o la religiosa. Así, eso da lugar a una clara confusión: a pesar de que la experiencia negativa (ateísta) contiene algunos aspectos muy positivos, éstos nos llevan a un camino cerrado, porque el ateísta siempre tiene rasgos contradictorios en sí mismo y en sus ideas, eso quiere decir que de la misma forma en que comienza siempre termina. El ateísta parte de su negación de la existencia de Dios y de la existencia de un “ser espiritual” fuera de la naturaleza y fuera del mismo ser humano, y más tarde comienza a adoptar las mismas ideas en diferentes formas y maneras tomando las ideas negadas y aplicándolas a una persona o a una materia.
Así podemos decir que la contradicción ateísta afirma que el origen de la experiencia religiosa en el ser humano es la creencia en un Dios único, y que el extremismo y la excepción son el ateísmo.
2.1. NO HAY ENEMISTAD ENTRE LA FILOSOFÍA Y LA RELIGIÓN
Ha quedado claro que la creencia en la existencia de Dios forma parte original de la naturaleza humana y que el ateísmo forma la parte negativa, excepcional y no lógica. Por lo tanto, la experiencia religiosa tiene sus raíces en el ser humano aunque algunos son ateos. Todo lo que hemos escrito anteriormente tenía como objetivo explicar la estrecha relación entre la filosofía y la religión, y que desde el comienzo de su existencia el ser humano por su mentalidad y naturaleza fue religioso. Esto indica que el ser humano fue por su filosofía religiosa, y por su religión filósofo.
Así pues, la idea a cerca de la existencia de enemistad entre la filosofía y la religión es una idea equivocada y muy errónea por las siguientes razones:
Primero: La historia de la filosofía desde el surgimiento de la civilización humana ha demostrado claramente su fuerte y estrecha relación con la religión. Puesto que las antiguas civilizaciones orientales (egipcia, babilónica, india y persa) fueron las que facilitaron y prepararon el camino para la aparición de la filosofía griega, en su sentido abstracto, a través de sus religiones y sus ideales.
En estas antiguas civilizaciones orientales, los sacerdotes fueron quienes dirigieron la religión y al mismo tiempo el pensamiento humano y la cultura de aquel entonces. Por eso, los sacerdotes fueron seres divinos en sus vidas y tras sus muertes, tal es el caso de Buda en India, Confucio en China y Zaratita en Persia. Puesto que su pensamiento fue una mezcla de ideas religiosas con ideas filosóficas y científicas, dicha mezcla fue aceptada y adquirida por sus discípulos, que tomando los pensamientos,
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