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La poética solar en Camus.

Enviado por   •  6 de Febrero de 2018  •  1.775 Palabras (8 Páginas)  •  264 Visitas

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Es imposible considerar a un hombre libre incapaz de reflexionar sobre su realidad. La libertad implica necesariamente una responsabilidad, la adquisición de una conciencia propia, el desembarazo del pensamiento tutelado, de acuerdo con la el concepto de Kant. Ante la realidad innegable que se presenta como cegadora por los rayos solares, el hombre se agobia y actúa contra su propia humanidad. No es irracional, simplemente el hecho de saberse real y solo le empuja a lastimarse a sí mismo haciendo daño a otros. Es posible considerar que el planteamiento que hace Camus obedece, más que a un retrato del hombre existencial, a una alegoría de la humanidad entera. El ser humano, ante la realidad de su existencia, puede ser cegado, como por un sol, así de inmenso e imparable, así de inefable es la angustia ante la existencia misma. El extranjero no mata porque se sienta libre de matar; no es esta la idea existencial. El matar implica libertad, eso es claro, pero no lo hace para afirmarse libre, sino impulsado por el dolor de la realidad. El asesinato es una reacción “natural” ante la aplastante realidad del hombre sin dios. La aceptación de las consecuencias es la materialización de la responsabilidad de la existencia.

La mirada encandilada por el sol es usualmente aquella que se había acostumbrado a permanecer en la penumbra. Los ojos habituados a no ver nada, se adolecen ante la luz. El hombre, que había cantado la partida de los dioses en el atardecer de la humanidad, se había quedado sumido en la oscuridad de una noche vacía de divinidad. Al quedarse tanto tiempo en la oscuridad de la duda, la revelación de la existencia libre ciega sus ojos. Es ese amanecer incandescente lo que plasma Camus en su obra. Un hombre que de pronto ve salir el sol, se asombra ante su belleza, pero teme todo aquello que se su luz ha revelado. Este sol, poco piadoso, es la realidad del hombre: el saber su finitud, su responsabilidad personal y ante otros hombres, la dependencia únicamente de la voluntad propia, su creación. Solo la palabra le salvará de ese vacío de dioses, solo a través de la palabra el hombre podrá formarse de existencia, sin la necesidad de concebir un dios para cargar en él la responsabilidad de su ser.

El darse cuenta de todo aquello que no podíamos ver antes causa a la vez una excitación y una angustia. La excitación es la fuerza que mueve el hombre a aniquilar al otro y a la vez a sí mismo. La angustia se presenta ante el conocimiento de la incompatibilidad de la percepción individual y la social, lo que provoca un sentimiento de absurdo en el protagonista. Al mostrarse todo él consiente de la realidad que se le ha revelado, se angustia al darse cuenta de que no podrá ser compartida con los otros, pues ellos solo son capaces de juzgar en relación a estatutos que han perdido todo asidero, que se fundamentan en el vacío. Esta angustia se presenta también en El amante de Duras, asociada al calor: “Le pregunto si es normal estar tan tristes como estamos. Dice que es debido a que hemos hecho el amor durante el día, en el momento álgido del calor”(2007;p.23) En Duras, el calor natural de los cuerpos se multiplica en el acto sexual, y se aúna al calor pesado del trópico provocado por el inclemente sol. El sol es también una constante en la novela de Duras, y no se asocia a la esperanza, al renacer del día. Está íntimamente ligado a los momentos de desesperación. Se dice que el calor solar es constante, monótono. No se puede ya escapar del sol. Sería una ingenuidad pensar que se puede ocultar aquello que se ha hecho evidente para el hombre pensante, para el poeta. No existe una vuelta atrás, a la noche en que nos quedamos sin los dioses. El hombre del nuevo día debe asumirse solo, pues solo él es responsable ahora de su existencia. El sol que no se larga es la confirmación de la soledad del individuo, de los temores de toda la humanidad vertidos en un hombre que despierta y se afirma en su condición de hombre.

La poética solar de Camus se basa en la angustia del hombre iluminado, libre y solo. El agobio ante la presencia del astro le impulsa a la búsqueda de su realidad. El extranjero es un ser iluminado, condenado a mirar a las cosas de frente, a aceptar su existencia indefectible. El conocedor carga sobre sus hombros el peso de sí mismo y de sus actos. Toma entre sus manos la bandera de la humanidad entera y se agobia ante el absurdo de cargar con ese peso, el peso de saber que nunca la sociedad será iluminada por completo, de que estará solo para existir realmente.

Bibliografía

Camus, Albert(1999) El extranjero. Madrid: Alianza/Emecé

Duras, Marquerite (2007) El amante. Barcelona: Tusquets

Heidegger, Martin (2004) ¿Para qué poetas? México: UNAM

Nietzsche, Federico (2004) Así hablaba Zaratustra. Méxixo: Porrúa

Sartre, Jean Paul. El existencialismo es humanismo. Obtenido desde http://www.uruguaypiensa.org.uy/imgnoticias/766.pdf el 10 de diciembre de 2011

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