Discurso a las religiones

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Las religiones debieron enseñar al hombre a buscar a Dios, no a prometer la salvación, las cosas se ganan, no son gratuitas, se instituyeron para lograr elevar a la mayoría a una vida espiritual, que las acercara a Dios. El cielo se gana con sacrificio y observación de virtudes y valores gratos a los ojos del Padre. Esta condición requiere de terribles sacrificios, que la mayoría no estaría dispuesta a hacer. Algunos se atreven a afrontar situaciones muy difíciles y por su sorprendente valentía y terribles sacrificios llegan a lo más alto del cielo. Los demás por sus frutos y méritos apenas lo ganan.

La humanidad es un fracaso porque uno de sus elementos sobre los cuales debía sostenerse la elevación moral y espiritual de ella era la religión, pero esta ha sido golpeada ante la fuerza del materialismo. Se contamino igualmente la institucionalidad política. El arte de la política es aquel que vela por el bienestar social. Los líderes políticos: regentes, reyes, presidentes, gobernantes han corroído la estructura de esa institucionalidad con sus vicios de corrupción, mezquindad, engaño y rapiña sin piedad que deja sola a las sociedades y estas huérfanas de justicia social y equidad que lleva al hambre y la miseria.

Muchas religiones surgieron por el deseo de conseguir poder político, prestigio y aceptación popular en lugar de por el deseo de agradar a su Dios. Karl Marx dijo, que la religión es una herramienta utilizada por las clases dominantes, las cuales las masas pueden aliviar en breve su sufrimiento a través del acto de experimentar emociones religiosas. Este es el interés de esas clases para infundir con las masas a la convicción religiosa de que su sufrimiento actual lo conducirá a la felicidad.

Esto se ha convertido en un negocio muy rentable, ya que los líderes religiosos, se aprovechan de la ignorancia de la gente, solo han servido para confundir y separar al ser humano entre sí, diciendo que cada una es portadora de la verdad.

Estos timadores comercian con las creencias ajenas, en cierta manera se creen intocables y se deslizan sobre esa impunidad para seguir haciéndose ricos a costa de la ignorancia de los fieles seguidores que no saben nada en absoluto. Cuando uno ya sabe que no sabe, entonces comenzamos a despertar la conciencia ya no somos de victimas de timadores con Biblia en mano.

Huerta Sanchez Jose Luis 2I11