EL ESTADO NACIONALISTA, SU REFERENTE HISTÓRICO*

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El supuesto básico del plan nacional fue la intervención directa del Estado en la esfera centralizada de la economía: energéticos, electricidad y petróleo, comunicaciones y sector financiero.

Se suele considerar el periodo de Cárdenas como agrarista. El plan de acción del gobierno se basó en fortalecer el mercado interno y el desarrollo industrial de la agroindustria y manufactura.

Con la reforma agraria y el reparto masivo de las tierra de agricultura comercial del país se lograron diverso propósitos. L a expropiación de los latifundios más productivos del país desplazó capitales del campo hacia la industria (inversión hacia ámbitos más dinámicos de la economía), con el reparto agrario se creó un mercado de consumo, se creó una clientela cautiva: el ejidatario. Se liberó al Estado del arrastre político negativo del sector en potencia más peligroso, el campesinado y se consolidó una base sólida de apoyo que le brindó márgenes de autonomía estatal.

El soporte principal de la política gubernamental quedó conformada por: el uso de gasto público como instrumento para la formación de capital, la creación de instituciones financieras y bancarias, la política de expropiaciones y la reforma agraria.

Las finanzas públicas se usaron para el crecimiento. El gasto público y los mayores financiamientos del sistema bancario, sobre todo el estatal, apoyados por la expansión del mercado interno, se convirtieron en los impulsores del crecimiento. El gobierno buscó movilización plena de los recursos ya existentes.

Las fuentes de ingreso del gobierno para financiar sus gastos e inversiones se obtuvieron de recursos internos, básicamente fiscales y de la deuda pública. La política impositiva tuvo por objetivo una mayor equidad en la carga tributaria. Buscó la disminución de los impuestos indirectos y el aumento a los directos, y la eliminación de las exenciones fiscales que gozaban muchas empresas. Los impuestos más importante fueron los que gravaban la explotación de los recursos naturales, el comercio exterior y la renta.

Conclusiones

En el periodo cardenista se distinguen dos subperiodos de crecimiento en la actividad económica: uno relativamente estable (1933-1936), y otro inestable y lento (1937-1940). El primero podría explicarse por el crecimiento sin precedentes del gasto del sector público y del financiamiento interno a las inversiones públicas, y el alza de la demanda mundial de metales a partir de 1935. El segundo periodo probablemente lo explica el retiro de capitales de finales de 1937, la expropiación petrolera y la caída de la producción del sector agropecuario que se tradujo en una reducción de las exportaciones petroleras y agrícolas.

La actuación del Estado como un agente económico autónomo le proporciona recursos esenciales para liberar a sectores nacionales de su dependencia al sector extranjero. La estabilización e inclusive reactivación del sector agrícola comparadas con el crecimiento del sector industrial y agroindustrial sugieren que las reformas fueron exitosas.

La creación de las condiciones de estabilidad del sistema político mexicano permitieron avanzar y desarrollar vínculos potencialmente expansivos en las esferas de energéticos, minería, electricidad y comunicaciones con una fuerte asociación entre capitalismo de Estado y burguesía nacional.

Se configuró al amparo de una dimensión nacionalista un sistema político-económico formalmente estructurado de manera corporativa sustentada sobre dos cuerpos: el obrero y el ejidal.

El modelo político contenía en su seno el potencial de un Estado y poder ejecutivo tendencialmente conservador y autoritario que comenzaría a mostrar sus profundas limitaciones para representar a los amplios sectores sociales que crecieron al margen y excluidos del sistema político.