El Arte Popular, Grecia y Roma; Ericson Robert Dodds, Ticio Escobar, Colombres

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1.B. En el presente trabajo a modo de acomodar nuestras respuestas y justificarlas decidimos dividir las preguntas, una primera parte es la selección que hicimos de los puntos importantes de cada texto que nos ayudaron a elaborar nuestro propio análisis y la segunda parte es la conclusión en común con el grupo.

Las creaciones indígenas apelan a la sensibilidad y están animadas por un impulso expresivo y una intención decidida de representar imaginariamente su propio mundo. El indígena recalca retóricamente determinados momentos de su tiempo histórico para integrar sus diferentes manifestaciones culturales a través de lo que nosotros llamamos arte. No solamente existe un nivel estético sino que remite al conjunto de la realidad comunitaria, dotándola de nuevos sentidos. El hecho estético no se detiene en lo sensible, deviene en verdadera acción artística, que reformula sintéticamente aquella realidad. La práctica artística constituye una actividad social donde cohesionan los objetos y el propio cuerpo para ingresar a un nivel de ritual que representa la expresión colectiva.

La presencia de intenciones estéticas es importante para la cultura: los adornos elegidos son elementos relevantes y llamativo así como los diseños de las cerámicas y las cesterías buscan siempre las soluciones más seguras y las formas más depuradas, también puede verse en los rituales que están impregnados de elementos visuales fuertemente expresivos. Estas formas estéticas, sensibles, están siempre habitadas por contenidos diversos, tienen un rápido reflejo poético que les impide cerrarse sobre sí y que las reenvía siempre al todo social. La eficacia de estas formas debe ser medidas desde su mayor o menor capacidad de expresar la unidad de la cultura, a través de la medición del imaginario. Actúan de refuerzo simbólico de los elementos sociales básicos, como un mecanismo ordenado y clarificador de lo real.El indígena disfruta la belleza, pero no busca la belleza en sí; lo hace para apuntarla a diferentes elementos de la práctica etno-social.

Las formas artísticas fundamentales son las que mejor están insertadas en la médula social-étnica compuesta por las principales funciones religiosas, sociales y económicas. Estas formas son las referidas a las ceremonias rituales y los sistemas de ornamentación corporal, objetos vinculados al culto y los usos de subsistencia elementales.

El hecho artístico se constituye en la cultura indígena desde su posibilidad de expresar y asegurar las síntesis de la cultura.

El indígena es un creador que mantiene obstinadamente su capacidad de imaginación y de sueño a pesar del hostigamiento constante, la persecución y la reducción irreversible de sus espacios. Cuando se quiebra desde afuera el universo mítico originario, el arte popular nace marcado con un ambigüedad fundamental: por un lado se siente dominado y excluido; por otro, carece de mecanismos retóricos para refutar las condiciones históricas de la dominación El arte indígena expresa armonía y serenidad, alegremente sus creencias y expectativas en torno a diario enfrentarse con la naturaleza.

Se considera arte popular a las manifestaciones populares de los diferentes sectores subalternos en las que lo estético formal no conforma un terreno autónomo sino que depende de la compleja trama de necesidades, deseos e intereses colectivos. Lo artístico expresa una retórica propia, vivificando procesos históricos populares. Representa una identidad específica y una elaboración de condiciones sociales de las que parte y supone pautas colectivas de producciones y circuitos de circulación y consumo comunitarios. Las formas de este arte implica un factor de autoafirmación y una posibilidad política de réplica.

Lo que caracteriza a este arte es su posibilidad de expresar estéticamente determinadas situaciones históricas desde la óptica de una comunidad que se reconoce en sus signos y se sirve de ellos para comprender dichas situaciones y actuar sobre ellas. A partir de este enfoque se asignan posiciones fijas: el arte popular le corresponde al pasado, al culto, el futuro. Uno debe dar cuenta de las raíces y ser el depositario del alma indígena o mestiza y el custodio de la identidad nacional; El otro debe estar estéticamente lanzado hacia un vago destino de modernidad.

El conjunto de prácticas producidas y consumidas por las mismas comunidades alteran el circuito productivo y producen una separación del pueblo de su propia obra y en la ruptura de aquella unidad forma-función característica de arte popular. Preservar técnicas y temas en vía de extinción, definitorios del arte popular salva su audiencia y mantiene a toda costa sus procedimientos y motivos tradicionales e incluso, se vuelven a resucitar. Desde motivaciones esteticistas o comerciales se induce a ciertos indígenas a utilizar tintes vegetales ya abandonados, los colores naturales, los procedimientos ancestrales, los motivos antiguos. Lo fundamental es que las sobras aparezcan como más auténticas y más naturales y correspondan en lo posible a la imagen popular ( rústica, arcaica, terrígena y con algún toque salvaje).

Otras veces por querer salvar procedimientos o temas típicos se los acopla a prácticas ajenas, es decir temas indígenas o rurales aplicados al diseño industrial, se apropia de símbolos que no comprende provocando efectos desastrosos; representando desde afuera escenas de la vida indígena, cayendo en un realismo torpe que termina traicionando siempre a lo real.

Se asume la ruptura de la unidad forma-función a través de: el esteticismo, que intenta salvar las formas aunque se sacrifiquen las funciones. Hay un desfase entre la creación artística y las condiciones sociales de su producción. A partir de cierta inercia del movimiento cultural, se siguen repitiendo pautas formales pero sin los significados originales y continúan las antiguas manifestaciones populares independientemente de la vigencia de las funciones a las que correspondía en principio.

La única opción de supervivencia que aparece para el arte popular es engancharse a la modernidad ajena o bien encerrarse en el pasado renunciando al devenir histórico. Desde afuera dictaminan acerca de cuál serán los requisitos que debe cumplir el arte popular actual decidiendo su suerte, los cambios y su destino.

Los indígenas se sienten perjudicados por la dominación y ven amenazadas sus posiciones por el avance de las fuerzas hegemónicas, procuran defender sus territorios simbólicos en una actitud de resistencia básica opuesta a una homogeneización compulsiva de aquella fuerza. Desde el momento en que no existan fronteras estables que superen la cultura