El abad Suger de Saint-Denis.
Enviado por poland6525 • 9 de Febrero de 2018 • 5.882 Palabras (24 Páginas) • 440 Visitas
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El acto luminoso de la creación por sí mismo constituye una progresión de grado en grado
hacia el ser invisible e indescriptible del que procede todo lo creado.
Para Pseudo Dionisio Aeropagita el ser humano puede pretender ascender hacia el foco de luz y hacia el cielo, alejándose de lo mundano, de lo físico y material. Para que ésto ocurra el humano debe dejarse iluminar por el mundo que tiene alrededor, atravesar las barreras de lo físico para llegar a un todo.
El nuevo arte se basa completamente en esta idea, y su modelo será la abadía de Saint-Denis. El arte se basará en un uso de la claridad e iluminación progresivas.
Si retrocedemos aún más, encontramos influencias de filósofos neoplatónicos como serían Plotino o Proclo, ya que estos inspiraron a Pseudo Dionisio Aeropagita. Este autor funde las doctrinas de Plotino y más particularmente de Proclo, con los principios y el credo cristianos. Combina de esta manera las creencias neoplatónicas de la fundamental unidad y luminosa vida del mundo con los principios cristianos del Dios uno y trino, del pecado original y de la redención.
Tras éste, su otra gran fuente de inspiración y base de sus ideas filosóficas es San Juan, autor que hace referencias continuas al tema de la luz tanto en su evangelio como en el Apocalipsis.
Caben destacar citas como:
San Juan 1;5-7.:
“Y este es el mensaje que hemos oído de él y que os anunciamos: Dios es Luz, en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros y la sangre de Jesús nos purifica de todo pecado”
San Juan 3;19.:
“Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas.”
San Juan 8;12.:
“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”
San Juan 12;35-36.:
“Jesús entonces les dijo: Todavía, por un poco de tiempo, la luz estará entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que anda en la oscuridad no sabe adónde va. Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz.”
San Juan 12;46.:
“Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas.”
Apocalipsis 21;23.:
“Y la ciudad no tenía necesidad de sol, ni de luna, para que resplandezcan en ella: porque la claridad de Dios la iluminó, y el Cordero era su lumbrera.”
Apocalipsis 22;5.:
“Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.”
También es muy probable la influencia en Suger de parte de la obra de Platón, como por ejemplo, el Mito de la Caverna. En éste asocia el mundo y las sombras a un conocimiento falso, apariencias que no son verdaderas, mientras que la luz es el conocimiento verdadero, la Verdad.
Encontramos por otro lado influencia de un padre de la Iglesia como es San Agustín de Hipona, que creía que solo en Dios estaba la Verdad, que Dios era la Verdad, y por eso consideraba como no necesaria la demostración de que Dios existía. Tras esto desarrolla la llamada teoría agustiniana de la iluminación divina, que asegura que todo aquello que consideramos verdadero es porque ha sido previamente iluminado por la luz divina.
Pensamiento del abad Suger y su concepción de la luz.
El abad Suger comenzó un ambicioso programa para reconstruir la abadía de Saint-Denis y reivindicar su importancia. Amplio los terrenos de la abadía y puso las bases necesarias para la organización completa del convento.
Panofsky asegura que se trataba de una persona apasionada por los autores clásicos y también por los cronistas. Fue un hombre muy implicado en temas políticos, y parece que bastante interesado en la ciencia. Es, para Panofsky, un hombre más cercano a la idea de protohumanista que a la típica de escolástico desde temprana edad.
No mostraba interés por los temas controvertidos de su momento, tanto teológicos como epistemológicos, como podrían ser la polémica sobre la naturaleza de la trinidad o la disputa entre realismo y nominalismo.
La concepción que tiene el abad Suger sobre la luz está basada del Pseudo Dionisio, y el uso que practica con las vidrieras en la construcción de la abadía es sin lugar a dudas un elemento clave para entender la mentalidad y pensamiento que tenía el religioso, convirtiéndose en la vera lux de la divinidad.
La luz es para el Abad Suger la idea más importante que profesó como teólogo, que describió como poeta y que proyectó como protector de las artes y como encargado de los actos litúrgicos.
Utilizó las palabras de Pseudo Dionisio como una especie de vehículo que le permitía mediante una filosofía cristiana, abrazar la belleza natural, y a través de ella, alcanzar la beatitud y grandeza espiritual. Es una filosofía que no le insta a escapar de la belleza convirtiéndola en una especie de tentación, sino todo lo contrario, abriéndose un universo moral y físico diferente al anterior. El arte anterior a Suger se sometía a la adoración de Dios, a la oración. Con Suger el arte se transforma en un elogio colorido al Hijo del Hombre.
La vidriera se transforma en el instrumento decorativo imprescindible y primordial, asentando la base de las ideas de pensamiento de Suger.
Por desgracia la inmensa mayoría de las vidrieras de Saint-Denis han sido sustituidas o restauradas en años posteriores a la vida de Suger, por lo que se ha perdido ese primer espíritu de la obra, esa fuerza y el sentido de esas imágenes.
Sin embargo Suger dejó para la posteridad numerosas descripciones que nos dan a conocer que dichas vidrieras tenían la finalidad de transmitir a los fieles mensajes iconográficos de una complejidad notable.
El abad Suger pensaba
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