El papel de la ética en una sociedad plural
Enviado por John0099 • 22 de Mayo de 2018 • 2.606 Palabras (11 Páginas) • 417 Visitas
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La majestad del ser y su caída.
El ser entendía que se encontraba en todos los seres, pero al mismo tiempo la trascendía.
Las propiedades trascendentales del ser eran la verdad, la belleza y la bondad. En el orden epistemológico, implica que lo que es verdadero, bello y bueno, lo es, aunque el perceptor esté equivocado. El giro antropológico del pensamiento en la modernidad vino a conceder la prioridad al sujeto sobre el objeto. Importaba la realidad del yo más que la realidad del ello. En consecuencia, se hubo de pasar del reconocimiento de la verdad a la búsqueda de la certeza personal.
Aunque las tres dimensiones estén íntimamente unidas, esta tercera dimensión del ser y la percepción personal del ser es la que más le interesa al campo ético. Si se extiende la mirada a los sistemas filosóficos circundantes, se podría observar que la modernidad ha optado por orientaciones que glorifican la autonomía personal. El ser humano se auto comprende como una libertad soberana, creadora de los valores mismos de la existencia humana.
A la hora de delimitar el ser y el sentido de estos valores, las alternativas podrían ser tres. Los valores éticos no serían otra cosa que simple proyecciones personales sobre la realidad que carece de toda cualidad originaria. También podrían ser concebidos como productos gratuitos de la libertad misma y, por tanto, arbitrarios hasta el absurdo. En tercer lugar, se reducirían a manifestaciones puntuales del comportamiento humano.
Del existencialismo a la postmodernidad.
Estas pretensiones características de la modernidad, han encontrado su reflejo histórico en diversas corrientes de pensamiento como el existencialismo y el pragmatismo.
- Existencialismo y libertad.
Una de las más conocidas es todavía hoy el existencialismo. Para muchos de los representantes del existencialismo, la libertad de ejercicio es la mayor afirmación de dignidad del ser humano. En realidad, lo que importa es actuar libremente, no importa tanto que es lo que se pueda y deba hacer en el ejercicio de la propia libertad.
- La verdad pragmática de Rorty.
En este contexto del pensamiento de Donald Davidson, según el filósofo contemporáneo que ofrece la mejor explicación de la objetividad y la verdad.
Es la nueva cultura que sabe que no se trata de alcanzar una supuesta verdad pre existente; verdad es lo que más nos conviene creer, sino que se trata básicamente de ir abriendo el pensamiento y el lenguaje a nuevas palabras, nuevos proyectos, nuevas ideas para así crear mayores espacios de libertad.
- La espontaneidad de la postmodernidad.
Las diversas corrientes de pensamiento débil que han dado el agruparse bajo el denominativo común de la postmodernidad coinciden al menos en afirmar la insoportable levedad del ser.
Una norma común a todos los seguidores de la postmodernidad es la relativización de todos los valores éticos. No es la realidad la que da valor a la consciencia, sino es la consciencia la que crea y modela la realidad.
- En busca de un nuevo fundamento.
En realidad, el relativismo subjetivo no puede ofrecer una base para la educación de la responsabilidad personal ni unas garantías para el logro de la paz y la justicia.
Relativismo y valores morales.
La democracia es el régimen de las opiniones creativas.
El relativismo que todo lo justifica y todo lo califica como de igual valor, atenta el carácter absoluto de los principios cristianos.
Promover la verdad como fuerza de la paz es emprender un esfuerzo constante para no utilizar nosotros mismos, aunque fuese para el bien, las armas de la mentira. La mentira puede deslizarse solapadamente en todas partes. Es imposible instalarse en la duda, la sospecha, el relativismo escéptico, sin deslizarse rápidamente en la insinceridad y en la mentira.
La dimensión política del relativismo ético ha sido expuesta ya hace más de una década por el Papa Juan Pablo II, en su encíclica sobre el evangelio de la vida humana.
¨ El relativismo ético que caracteriza muchos aspectos de la cultura contemporánea. No falta quien considera este relativismo como una condición de democracia, ya que solo el garantiza la tolerancia, el respeto reciproco entre las personas y la adhesión a las decisiones de la mayoría.
Relativismo y democracia.
El pluralismo social ha pasado ha pasado de ser un dato a un modelo ético político.
El relativismo aparece, así como como el fundamento filosófico de la democracia, la cual se basa precisamente en que nadie debe alzarse con la pretensión de conocer el camino recto. La democracia viviría de que todos los caminos se reconocieran mutuamente como fragmentos del intento por llegar a lo mejor.
La reivindicación a ultranza del relativismo seria, pues, la razón última del rechazo del cristianismo.
En un lúcido ensayo sobre el relativismo, el cristianismo y el occidente, Marcello Pera, afirma que esta tesis es contradictoria, falsa y contraproducente, no solo por el cristianismo sino también por la misma democracia pluralista. Es contradictoria porque si con el relativismo se sostiene que no existen fundamentos, entonces, ni siquiera el relativismo puede ser presentado como el fundamento de la democracia.
El relativismo como norma de vida.
De todo lo dicho se deduce que el relativismo moderno confluye numerosas tendencias y opiniones. Unas más centradas en la defensa de ideas preconcebidas o intereses personales, otras más deudoras de corrientes filosóficas herederas del existencialismo o del pragmatismo.
En la época marcada por un secularismo radical, el laicismo se presenta en realidad como nueva religión.
En este sistema de pensamientos se incluyen una nueva concepción de las categorías éticas fundamentales como la ley, los valores, y la conciencia. Se ofrecen nuevos criterios sobre la objeción de conciencia. Y por supuesto se canoniza una nueva presentación del pecado y la virtud.
Antropología y ética.
El ser humano no puede ser definido por lo que tiene sino
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