Ensayo sobre la película La pesadilla de Darwin

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Pero, ¿por qué el silencio ante las denuncias referentes al tráfico de armas? Las potencias occidentales industrializadas son las principales productoras de armas. Asimismo, la antigua Unión Soviética dejó a disposición de los traficantes de armas una gran cantidad de municiones en ocio luego de su desintegración. Un país en armonía no necesita adquirir con urgencia tantas armas como uno en guerra civil. Y un país en conflicto no solicita armas una sola vez, sino que necesita importar nuevos lotes periódicamente. Una vez que una bomba se lanza, no se puede volver a usar. Es por ello que mientras los países en paz compran armas para mantenerlas en resguardo, son los países en guerra civil los compradores ideales de la industria armamentística.

La continuación de una guerra se dificulta cuando faltan armas y es por ello que las organizaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas decretan embargo de armas hacia los países en conflicto. Sin embargo, los intereses económicos invitan a los gobiernos y empresas a desarrollar su creatividad para buscar la manera de realizar el negocio. De este modo, países como Tanzania, que no están en conflicto, se usan para la recepción de armas que posteriormente son distribuidas a las zonas vecinas en guerra. Esto es a pesar de que los tanzanos aseguren que los aviones llegan vacíos para cargar el pescado. “Nada. Los aviones rusos vienen vacíos”, expresa otro testimonio del documental.

No obstante, posteriores denuncias en los diarios y confesiones de los pilotos muestran en el documental la realidad en la que la lógica del negocio prevalece sobre la vida y el bienestar de los tanzanos.

Pareciera que la única forma que tienen algunos países africanos como Tanzania de participar en el comercio internacional es como exportadores de recursos naturales, materia prima de la que no pueden gozar por la necesidad de venderla para vivir, o mejor dicho, para sobrevivir. Se trata de un rol que las potencias occidentales, antiguos imperios, les han asignado a países ricos en recursos naturales. En tiempos de colonización, obtuvieron los recursos a través de la fuerza, con armas de forma represiva. En la actualidad, lo logran gracias a la superioridad tecnológica e industrial convirtiendo a muchos de los países denominados “tercermundistas” en importadores de los productos que ellos no pueden procesar por su falta de industrias. Al caso de África se suma la necesidad de las zonas en conflicto de obtener armas para desarrollar y continuar sus guerras, las cuales son ofrecidas a cambio de diamantes, coltán, petróleo y, en Tanzania, la Perca del Nilo.

A partir de los años 60, cuando es introducida la nueva especie como producto de un experimento científico en el Lago Victoria, la Perca del Nilo se devoró a los más débiles, tal como podría afirmarse que hacen las grandes potencias económicas con los subdesarrollados países africanos.