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HISTORIA DEL DERECHO DE HONDURAS

Enviado por   •  1 de Enero de 2018  •  9.642 Palabras (39 Páginas)  •  573 Visitas

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Una señal de esta situación ambigua era la relación que se producía entre los mismos nuevos estados y la santa sede, que si bien esta última no reconocía a los nuevos estados como tales, si poseía una relación con los gobiernos constituidos en estos países, aún más en la practica en todos los documentos oficiales que se enviaban a algunos países, como ejemplo Chile y Colombia, iban dirigidas a los máximos representantes de estas (Directores Supremos, Presidentes de Junta de Gobierno, etc.) y rotulados como “Repúblicas” (Amunategui, 1960), estas no eran enviadas a los virreinatos ni a las capitanías generales.

Aun así el Papa León XII, manteniendo esta ambigüedad, el 24 de septiembre de 1824 publica la encíclica Etsi Iam Diu el cual reconoce la dominación de Fernando VII sobre América y mantiene una posición en contra de la independencia de Hispanoamérica. Este documento cuando llegó a Hispanoamérica se le creía que había sido falsificado por los españoles, ya que no comprendían como verdadera tal posición del Vaticano (Amunategui, 1960; Codina, 1994).

Tal posición es propuesta por algunos autores producto, no de la posición real que tenía el Vaticano, sino por la constante presión que estaba ejerciendo en Europa la Santa Alianza a todo lo que podía significar un apoyo a las democracias y no en apoyo a las monarquías absolutistas (Bethell, 1990). En este sentido algunos eclesiásticos de la región poseían comunicaciones ilegales con el gobierno de Fernando VII y con el Consejo de Indias que informaban de las acciones de los gobiernos hispanoamericanos, así lo manifestaba el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Mariano Egaña, quien desde Londres informó a algunos países de Sudamérica de tal situación (Amunategui, 1960).

El año 1823 por petición del gobierno chileno a través del canónigo Ignacio Cienfuegos y debido al gran descuido que habían quedado las diócesis durante las guerras de independencia que había, entre muchas cosas, provocado escases de sacerdotes en algunos países de la región (ya que muchos sacerdotes eran españoles y tuvieron que volver a España) y la vacancia en los cargos en las diócesis, el Vaticano envió una misión a Sudamérica encabezada por el Cardenal Giovanni Muzi (nombrado Vicario Apostólico en Chile) y acompañado en el cargo de secretario por Giovanni María Mastai (quien sería posteriormente Pio IX).

En 1831 por primera vez se reconoce ya de manera oficial por parte del Vaticano la independencia de los estados Latinoamericanos siendo Gregorio XVI el pontífice que se encuentra en el cargo, quien a través de la encíclica Sollicitudo ecclesiarum reconoce a las nuevas repúblicas y nombró a obispos en las respectivas diócesis.

Terminado este capítulo de las guerras de independencias de América Latina entramos en otra etapa en la relación entre la Iglesia y el estado y que está ligado a la secularización o laicización de los estados latinoamericanos y los conflictos en torno a los partidos conservadores y liberales.

En este sentido podemos encontrar al igual que en la Iglesia a principios del siglo XIX diversas posiciones respecto a una situación, pero esta vez va a ser el liberalismo que va a presentar esta característica en América Latina, mientras que la Iglesia va a poseer un consenso en torno a este tema. Primero vamos a conocer la posición que posee el liberalismo y posteriormente la posición que posee la Iglesia.

Hay diversos factores que son importantes tener en cuenta para entender la posición del liberalismo respecto a la Iglesia Latinoamericana, la primera era que veía a la Iglesia como parte de los prejuicios del pasado que obstaculizaban al individuo y que está estrechamente ligado a los ideales del liberalismo. La segunda se debe a una cuestión de poder entre la Iglesia y el Estado, ya que si bien sabemos que la Iglesia estaba debilitada, el estado en comparación era mucho más débil que la Iglesia, ya que esta poseía mayor afección de la población y mayores recursos económicos, por lo mismo los estados buscaban medidas para poder expropiar los bienes que poseía la Iglesia, tanto para hacer uso de ellos y reducir el poder que esta tenía (Bethell, 1990).

La apropiación de bienes de la Iglesia por parte del estado se realizó de diversas maneras, una de ellas simplemente quitando los bienes a la Iglesia como sucedió en México y la otra manera de ocupar los recursos de la Iglesia fue aprovechando la debilidad en algunos países de no contar con obispos o con sacerdotes con una formación necesaria, haciendo que la Iglesia se subordine de manera tácita al estado como sucedió en Argentina en el gobierno de Rosas, integrando personas como sacerdotes que tenían el único objetivo de realizar activismo político en las iglesias en vez de preocuparse de las cuestiones espirituales.

Pero también podemos encontrar liberalismos mucho más moderados, que encontraban que la lucha contra la Iglesia no iba a tener ningún efecto a largo plazo y se preocuparon más desarrollar un laicismo legal, como es el caso de Chile con el gobierno de Domingo Santa María y la formulación de las leyes laicas.

Incluso tenemos posiciones en las cuales los liberales que proponían la separación entre la iglesia y el estado, consideraban que la separación debía realizarse en su casi todos sus aspectos, pero que era necesario en alguna parte lograr una unión con la Iglesia de manera de garantizar la libertad de conciencia (Alvarez, 1908).

Frente a este escenario la Iglesia no se quedó de los brazos cruzados también se propusieron varios elementos interesantes dentro de la Iglesia que están mucho más asociado a los liberalismos moderados. El papa Leon XIII en su encíclica arcanum propones tres principios que deben existir en la relación de la Iglesia con el Estado: distinción, unión y prioridad de la Iglesia. La distinción se refiere a la de reconocer las labores que realiza tanto la Iglesia como el Estado y que no son las mismas funciones dentro de la sociedad, por lo mismo no deben estar juntas ni absorbida por una u otra. La unión debe realizarse no por una cuestión jurídica sino porque finalmente el Estado y la Iglesia se enfocan a los mismos objetivos que son el bien común de manera directa e indirecta, por lo mismo es necesario el trabajo unido de la Iglesia y el Estado. (Hurtado, 1952) La prioridad de la Iglesia está ligado al tema espiritual que se debe desarrollar, por lo mismo, no lo vamos a abordar porque no es necesario para este trabajo.

Pero también existieron otros tipos de respuestas de los sacerdotes y teólogos latinoamericanos, el cual el Estado debía atender a la religión y no dejarla de lado o separarla del

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