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Halperin Donghi.

Enviado por   •  18 de Diciembre de 2018  •  6.663 Palabras (27 Páginas)  •  243 Visitas

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Moreno, al igual que Rousseau, consideraba al poder legislativo como la instancia dominante, un poder que debía hacer del pueblo emancipado el principio mismo de la constitución.

La revolución concebida así como la re-instalación de la razón, de la libertad y de la justicia universales se presenta como una transformación completa del orden vigente.

La decisión de Moreno de excluir de los cargos públicos a todos los españoles acelera la ruptura con Saavedra, quien utilizará la referencia negativa a la Revolución Francesa como una forma de atacar a su enemigo.

Castelli llamará a la “guerra a muerte” contra el enemigo, pero no será esto lo que inquiete más a las autoridades españolas, sino el contenido de su programa para el Alto Perú. La política filo-indigenista de Castelli amenazaba el estatuto sólidamente arraigado de las castas alto-peruanas.

La liberación indígena era vista como algo necesario para un ejército que necesitaba hombres y recursos. Sin embargo, el sufragio indígena junto a las demás medidas no tuvieron efectos jurídicos inmediatos, pero su proclamación fue suficiente para alarmar a las clases altas alto-peruanas con el fantasma de la revolución social.

En marzo de 1811 los morenistas crean el primer club político que sesiona en el café de Marcó. La oposición sistemática al gobierno moderado de Saavedra desencadena las jornadas del 6 de abril, donde son expulsados de la Junta Grande los seguidores de Moreno que aun permanecían en ella. En enero de 1812 resurge el club morenista con el nombre de Sociedad Patriótica. Monteagudo se convierte en uno de sus principales portavoces.

Para Monteagudo la ilustración es el garante de la felicidad del nuevo sistema. Con el nombre de “Las observaciones didácticas” el dirigente redactará una serie de artículos con el fin de instruir a los pueblos en los nuevos principios democráticos. Monteagudo insiste en hacer con hechos y no palabras la revolución, a tal fin convoca a todos los habitantes del Río de la Plata a la lucha por la independencia.

Monteaguado advierte con la utilización del modelo de la Revolución Francesa, sobre los peligros de la democratización de los sectores populares. Haciendo referencia al período jacobino como una desviación.

Los moderados veían en las prácticas morenistas el anuncio de un régimen de terror y de sangre. La apelación a un modelo temido tiene la clara función política de denigrar a los opositores.

Sin embargo, ninguno de los morenistas manifestó una explícita adhesión al jacobinismo. Estos se refirieron al modelo de la Revolución Francesa en general, junto al de otras revoluciones. Sin embargo, mientras que Moreno manifestó una adhesión en bloque a la revolución, Monteagudo esbozó una crítica al período de la dictadura jacobina.

Reconocieron al igual que los jacobinos la voluntad como la encarnación del principio de la política, a la igualdad y la libertad como sustento de la democracia, y a la destrucción del antiguo orden como premisa para la construcción del nuevo.

Oger, Adriana: Imagen de Montevideo como el “otro” ideológico y político.

Durante el año 1812 los líderes revolucionarios porteños serán uno de los blancos preferidos de la prensa realista. Se los acusaba de alentar la causa independentista y de mentir sobre la fidelidad y lealtad porteña a Fernando VII. Monteagudo, en este sentido, sería uno de los principales contrincantes ideológicos.

La prensa constituye la dicotomía entre Buenos Aires y Montevideo, el primero es acusado de someter a los pueblos a su mando, mientras Montevideo lucha por la liberación de los mismos, a quienes considerada sojuzgados bajo el yugo de los revolucionarios porteños influenciados por Robespierre.

De Lucía: Evolución de la imagen de Montevideo como bastión contra revolucionario y foco de disidencia regional más inmediata.

La prensa realista de Montevideo se ve condicionada por la necesidad de dar respuesta a la ofensiva de la prensa patriota porteña. Desde su nacimiento en junio de 1810 la prensa revolucionaria de Buenos Aires se parará frente a la disidencia montevideana afirmando la ilegalidad del posicionamiento de esta última frente al nuevo orden político naciente. El gobierno montevideano invocando la fidelidad de un órgano dinástico ilegítimo se niega a reconocer a la ciudad que es su cabeza política natural. Montevideo es el brazo de la corona en el Río de la plata. Montevideo pasa a convertirse en la prensa porteña en el baluarte local de una agresión contra el derecho de los pueblos. La prensa Montevideana debe dar una batalla cotidiana para demostrar que la guerra en la península no está perdida, que el Consejo de Regencia es el gobierno legítimo del imperio, y que la política de la junta porteña no está orientada a defender los derechos de Fernando VII. La estrategia de la Gaceta de Montevideo será la de construir la imagen de un eje político y militar de signo subversivo entre Caracas y Buenos Aires al cual se le oponía otro legitimista y leal entre Lima y Montevideo.

La prensa porteña será la que mantendrá siempre la iniciativa en la confrontación ideológica, mientras la prensa montevideana sostendrá una línea orientada a dar respuesta puntual a una agenda de temas planteados desde el campo enemigo.

Halperin – Objetivos e impacto de la política revolucionaria.

Alto Perú: La revolución va a tocar el equilibrio entre las castas alto-peruanas.

El 25 de mayo de 1811, Castelli en una ceremonia que tuvo marco en las ruinas de Tiahuanaco proclamó concluida la servidumbre indígena. Aunque esta no tuvo efectos jurídicos inmediatos sirvió para acrecer la alarma de quienes estaban preocupados por el futuro del equilibro social y racial.

Pero esa política filo-indigenista no era una iniciativa personal de Castelli, sino que estaba indicada en las instrucciones que la Junta le había dirigido. Y, por otra parte, era impuesta por la guerra misma, ya que el ejército necesitaba numerosos auxiliares. Frente a los sectores altos el Alto Perú precisaba una política dura, en los momentos críticos se llegó a plantear la deportación masiva de los peninsulares. Una depuración sistemática del aparato administrativo y de las magistraturas locales parecía imprescindible.

Tucumán y Cuyo: La preocupación por mantener un cierto equilibrio entre los linajes dominantes da a las ciudades del interior una monotonía capaz de sobrevivir a los cambios más radicales.

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