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Helena ¿Excusa o razón de la guerra de Troya?

Enviado por   •  25 de Abril de 2018  •  3.295 Palabras (14 Páginas)  •  381 Visitas

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“En cambio, lo que hizo feliz a Grecia me

perdió a mí, que fui vendida por mi belleza. Y se

me insulta por algo por lo que debíais coronar mi cabeza.”

Versos 935 - 937

Hace uso del llamado a la compasión de los espectadores, y se ubica en la posición de víctima, contrario a lo que declaran Hécuba y sus aliadas- Insinúa que no debería estar siendo juzgada de esa manera sino siendo laureada.

“El dios vengador que acompaña a ésta—llámalo

Alejandro o Paris, como quieras—, vino trayendo

consigo a una diosa nada insignificante.[4]” Versos 940-943

Helena convierte a Cipris en cómplice de Paris y argumenta que este la sedujo con ayuda de la diosa. Eso implica la idea de que su huida de Grecia no fue hecha bajo su completa lucidez, sino coaccionada por los poderes de Afrodita.

Contestación: Hécuba

“No trates de hacer de las diosas unas

insensatas por adornar tu maldad” Versos 981-983

Hécuba impugna a Helena por tratar de manchar la imagen de las diosas.

Contestación (anticipada): Casandra:

“(...)Y su experto general ha perdido lo que más quería en aras de un ser odioso. Ha entregado a su hermano el placer hogareño de sus hijos por causa de una mujer, que incluso vino de buena gana y no raptada por la fuerza” Versos 369-373

Casandra refuta a Helena mencionando que ella no fue a Troya bajo ningún tipo de presión o influencia, sino bajo su propio pie y decisión. También alude a Agamenón por sacrificar a su familia persiguiendo a una mujer sin valor.

Helena

“¿Cómo pues, esposo mío, va a ser justo que muera en tus manos yo,

a quien uno desposó a la fuerza y que, lejos de salir victoriosa,

tuve que servir amargamente en mi segunda casa? Versos 962-964

Helena argumenta que tiempo después ‘reaccionó’ del ‘hechizo’ de Afrodita y, en ese momento, ya no estuvo feliz en Troya, sino que fue desdichada y retenida contra su voluntad. De nuevo apuesta al recurso de la compasión como método argumentativo.

Presuntos culpables

Durante el comienzo del actual juicio se nombró la existencia de otros posibles responsables de la destrucción de Troya. Antes de continuar con el veredicto y condena, cúlmine de este juicio, conviene saber cuáles son éstos y cuál es su implicación en esta batalla, aun cuando estos escapan de los límites literarios y avanzan entre la delgada línea que separa a la historia[5] del mito.

Según Helena

Príamo: posee culpabilidad por omisión frente al oráculo de Casandra y esto lo haría responsable de la guerra con mucha antelación, es decir, muchos años antes tuvo en sus manos el poder para decidir el destino de Troya y no lo aprovechó en su favor. Si analizamos esta acusación a fondo, no encontraremos elementos probatorios ya que para la razón carece de lógica que un ser humano pueda experimentar visiones del futuro.

Hécuba: Helena también culpa a la madre de Paris por engendrarlo y darlo a luz, pero esto parece más una respuesta apresurada a los ataques en su contra que un argumento válido para su defensa porque si esto fuera así todos los criminales del mundo estarían libres y sus madres pagando por sus delitos.

Cipris (Afrodita): también se pone en tela de juicio la sensatez de los dioses, de Afrodita en particular, cuando Helena afirma que fue ella quien ayudó a Paris y alega que un simple mortal no puede contra el poder de una “(...) diosa nada insignificante (...)”. Pero en otra parte del texto ella acepta que salió de Esparta sin ser obligada y esto anula de forma automática el testimonio anterior.

Alejandro Paris: se convierte en culpable al desear a una mujer ajena. Aquí se reitera que Helena es un ser independiente, capaz de tomar sus propias decisiones: “(...) ¿en qué estaba pensando para abandonar mi casa y seguir a un extranjero traicionando a mi patria y familia? (...).

Es comprensible que ante un peligro de muerte inminente cualquiera acuda a medidas desesperadas para liberarse del yugo. Helena intenta despojarse del castigo que le espera lanzando culpas a seres que no pueden ser castigados, bien sea porque ya están muertos, ya les espera una vida miserable o son sobrenaturales. Si hay algo que resaltar es la astucia de Helena.

Según la perspectiva mítica

Es muy fácil culpar a Helena desde una posición escéptica frente a lo divino, pero es necesario recalcar la importancia y el peso de los dioses sobre todos los asuntos humanos en la Grecia antigua. A continuación, se consideran algunos aspectos sobre la moral divina que podrían ser de gran ayuda a la hora de emitir un veredicto.

CAPRICHO: en la literatura griega antigua que ha logrado llegar hasta nuestros días la “voluntad” o más bien el voluntarioso actuar de los dioses es siempre la constante; Las Troyanas no podía ser la excepción y esto lo vemos claramente en las palabras de Atenea a Poseidón:

“Quiero que ahora se alegren los troyanos,

mis antiguos enemigos, y hacer que el retorno del

ejército aqueo sea amargo.” Versos 65-66

HEDONISMO: al parecer, a los dioses poco o nada les importa el bienestar humano con tal de lograr sus intereses. En Las Troyanas, a ninguna de las diosas involucradas les interesa la repercusión de sus decisiones siempre y cuando alguna de ellas pueda ganar un concurso de belleza.

VANIDAD: para los dioses es muy importante ser reconocidos no solo por su belleza estética, sino por sus buenas o malas acciones y esto aumenta su ego. Quieren ser mejores que otros a toda costa pasando por encima de quien sea. El ser amados o temidos los llena de orgullo y de ello hace alarde Atenea cuando menciona que:

“Zeus (...) Me ha prometido entregarme el fuego de sus rayos

para lanzarlo contra los aqueos y abrasar

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