Historia de America del Norte

Pontificia Universidad Javeriana

Historia de America del Norte

Parcial II

Presentado a Paula Ronderos

Presentado por Juan José Rincón Escobar

Negros, esclavos de la libertad

Estados Unidos, desde su nacimiento se ha enarbolado como la dama de la libertad, como una nación que se reconoce a si misma como la luz que guía el camino de la democracia y enaltece el nombre de su nación en todo el mundo en aras de la “libertad”, sin embargo, es interesante ver como hasta en  el mismo himno nacional se hace referencia a una división social del trabajo, a un afincamiento en las relaciones sociales de producción, a través, del entendimiento de las clases como elementos fundacionales dentro de la ideología americana, al modelo que ha constituido la separación en términos raciales entre negros y blancos, la esclavitud.

Asi pues, se debe poner de relieve una visión en la que el hombre configura su realidad a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida por medio de su relación dialéctica con la naturaleza, entendiendo que, el ser humano comprende su realidad a partir de sus condiciones materiales de existencia, aunque, es capaz de alterar su medio para crear un determinado modo de vida.

Ahora bien, es importante analizar el papel de la producción y los medios de producción dentro del pensamiento marxista, ya que, estos dos elementos son la base de la sociedad, en tanto que permiten la supervivencia de la especie, así como, la manera como los individuos se relacionan dentro de la sociedad.  Del mismo modo, cabe agregar uno de los elementos que le va a dar fuerza a la producción y a las forma de producción, lo que se conoce como división de trabajo y fuerzas de producción; que serán entendidas como la división entre el trabajo físico, intelectual /agrícola e industrial donde cada hombre se mueve en un determinado espacio de actividades y la cooperación entre diferentes individuos de la cual se desprende unos modos de producción, esenciales para el desarrollo social, industrial y comercial.

Así pues, la historia para Marx y Engels se percibe como el cambio, qué se comprende, a través, de la transformación de las relaciones de producción en su interacción directa con las fuerzas productivas, pues, estos dos conceptos determinan la manera en que los individuos se entienden dentro de una sociedad y reflejan como estas van cambiando, a partir de las nuevas necesidades y los desarrollos en los modos de producción.

En este sentido, el autor Ariel Petrucelli afirma que:

 Lejos de las visiones clásicas, que representa a las relaciones de producción marchando con muletas por detrás de las fuerzas productivas (reducidas en los hechos a los medios de producción) que se desarrollan autónoma y permanentemente, creemos que la riqueza, variedad y dinamismo de las relaciones de producción es sumamente grande; y que en éste dinamismo, en la transformación más o menos constante de las relaciones sociales, en la lucha de clases , en donde hay que buscar el secreto oculto de las formas y ritmos de desarrollo —así como del estancamiento o involución— de las fuerzas productivas. (Petrucelli, 1998)

Por medio del análisis del párrafo mencionado anteriormente, se nota que el autor pretende recalcar en la importancia del hombre para comprender las fuerzas productivas, reivindicando su relación directa con las relaciones de producción, pues, asegura que estas últimas no deben ser supeditadas a las primeras, ya que, para comprender el conjunto de las fuerzas productivas deben ser tomadas en consideración las relaciones de producción, haciendo una aproximación desde su dinamismo y fuerza transformadora. por tanto, asegura que no debe ser entendida sólo como una relación antagónica, sino, como un concepto que permite articular las distintas formas y ritmos de desarrollo o estancamiento de las fuerzas productivas.

Así pues, en este párrafo Petrucelli busca reivindicar el papel de las relaciones sociales en la comprensión de las fuerzas productivas, puesto que, asegura que más allá de los simples medios de producción, las relaciones de producción y su vínculo con las relaciones sociales, determinan la manera en que las sociedades se desarrollan, por lo tanto, su comprensión permitirá una mejor aproximación teórica para comprender nuestra realidad humana y las implicaciones que tiene la manera en que nos relacionamos con la naturaleza y los demás miembros de la sociedad.

Es en este escenario donde es posible comprender los conceptos de “Lucha de clases” e “Idea de clase”, pues, dentro de la comprensión de una sociedad como la industrial, es preponderante reconocer la injerencia de la división del trabajo, dentro de la comprensión de la sociedad, puesto que, es la división natural donde cada individuo tiene ciertas facultades que lo distinguen de los demás, pero que al mismo tiempo depende de otros individuos. De tal modo, se da inicio al poder social que es, la fuerza de producción multiplicada que nace por obra de la cooperación de los diferentes individuos bajo la acción de la división de trabajo, en conjunción con las fuerzas productivas y las relaciones sociales para asegurar la vida misma “la producción material de la vida misma” que brotan de nuevas necesidades y del modo de cooperación o de una fase social de las fuerzas productivas.

De tal manera, se nota que la historia se comprende por medio de las relaciones sociales que se configuran a través, de las relaciones de clase, entendiendo que, el hombre no puede separarse de sus condiciones materiales, por tanto, su visión del mundo estará ligada necesariamente a su vida material, lo cual, propende la manera de relacionarse con otros individuos y su entorno. La clase, es pues, el elemento que permite la unificación de una masa social bajo unas mismas condiciones materiales, del mismo modo que permite la comprensión de la misma como unidad de sentido, dentro de un escenario dinamizante como lo es la historia para Marx.

Al respecto Karl Marx y Federico Engels, en su texto “El Manifiesto del Partido Comunista, plantean que:

 La historia de toda sociedad hasta nuestros días no ha sido sino la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, nobles y siervos, maestros jurados y compañeros; en una palabra, opresores y oprimidos, en lucha constante, mantuvieron una guerra ininterrumpida, ya abierta, ya disimulada; una guerra que termina siempre, bien por una transformación revolucionaria de la sociedad, bien por la destrucción de las dos clases antagónicas. (Marx and Engels, 2000)