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LA REVOLUCION SOCIAL DEL CRISTIANISMO

Enviado por   •  16 de Febrero de 2018  •  3.183 Palabras (13 Páginas)  •  437 Visitas

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que los primeros grandes éxitos del Cristianismo hayan sido entre los esclavos y las masas de pobres labradores. El término operarius (obrero) aparece frecuentemente en los epitafios de los cristianos. Una reiterada recomendación de la Iglesia era que el artesano realizara su trabajo con entusiasmo y diligencia.

Los antiguos creían que un hombre libre debía ser un hombre de medios que no tuviera que trabajar, a fin de que pudiera dedicar sus energías a los asuntos de estado. Este era un tipo de ocio muy diferente al de las masas de libertos atestados en las grandes ciudades de la Roma Imperial. La competencia de la mano de obra esclava había desplazado del campo a un gran ejército de empobrecidos campesinos, labradores y artesanos. Sin raíces y sin trabajo, vivían de la caridad pública, de distribuciones gratuitas, y de los réditos de la corrupción política, pasando sus días en el teatro, el circo o el anfiteatro, reclamando panem et circenses. Los primeros cristianos se oponían a este ocio corruptor, declarando, en las palabras de San Pablo, que ”si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma”

Obispos y sacerdotes daban ejemplo. La disciplina primitiva los obligaba a trabajar con sus manos. Los monjes de Occidente, al incorporar el trabajo manual en sus reglas monásticas, hacían del trabajo parte del opus Dei, la obra de Dios. Los vemos desmontando bosques, drenando pantanos, transformando cenagosas selvas en campos de cultivo y abadías que a su vez se convirtieron en los sitios de aldeas, pueblos, y eventualmente grandes ciudades.

Durante toda la Edad Media, el trabajo de obreros y artesanos fue borrado en pie de igualdad con el de otros funcionarios públicos. Sus organizaciones — sus gremios y corporaciones- tenían sus propios estandartes, y tenían el derecho de exhibirlos durante las solemnes misas dedicadas a sus santos patronos. Con sus propias tierras y recursos, construían las iglesias, salones gremiales y otras estructuras que relataban en ladrillo, piedra y mármol los grandes eventos de sus ciudades. Con el tiempo se volvieron suficientemente poderosos como para obtener de reyes, señores feudales y dignatarios eclesiásticos privilegios políticos para sí mismos. En algunas partes, especialmente en Flandes, Alemania e Italia, gobernaban de hecho las ciudades. Venecia en el siglo XIII fue gobernada por una aristocracia de comerciantes. Esto hubiera sido algo inconcebible para los hombres de la antigüedad —ciudades gobernadas por artesanos y mercaderes.

lnvenciones en la Edad Media,

Esta glorificación de la mano de obra cualificada fue uno de los factores responsables de la larga serie de útiles inventos perfeccionados durante la Edad Media. `

Al comienzo aparecieron el molino de agua y el molino de viento. Estas dos formas de energía —de agua y de viento—dominaron la evolución técnica hasta el siglo XVIII Durante los siglos X y XI las corrientes de agua fueron aprovechadas para obtener energía hidráulica, generando una verdadera revolución industrial. El desarrollo del eje de levas, que convertía el movimiento circular en movimiento lineal —proceso conocido por los antiguos pero no utilizado—, permitió a los hombres realizar una gran diversidad de tareas. Los martillos hidráulicos no solo reemplazaron el ancestral uso de manos y pies, sino que también mejoraron enormemente la calidad de los objetos fraguados. La industria textil, en particular, se beneficio de las nuevas maquinarias. Un telar mecánico para tejer seda apareció en el norte de Italia a fines del siglo XII. Los molinos de viento, ampliamente usados por los árabes, se desarrollaron rápidamente después del siglo XI. No solo se usaban para moler trigo, sino además, y especialmente en los Países Bajos, para drenar pantanos y extraer carbón de turba.

Cuando Europa empezó a cubrirse de una blanca capa de catedrales y cuando los grandes nobles empezaron a construir sus castillos fortificados, se plantearon nuevos desafíos para los constructores. Se desarrollaron sofisticadas herramientas para levantar materiales, usando poleas, contrapesas y pasadores. El gato mecánico data de esta época. En los cuadernos de apuntes de Villard de Honnecourt se encuentra un diseño para un gato de rosca.

Gracias a máquinas que permitían levantar pesas y drenar agua se hicieron grandes progresos en el arte de la minería. La agricultura también fue mejorada mediante el desarrollo de arados con ruedas, vertederas y rejas, todo lo cual permitió cultivar el suelo más profundamente y con mayor eficiencia. La práctica de rotar los cultivos cada tres años incrementó enormemente la producción de vegetales ricos en proteínas. Estas mejoras liberaban cada vez más personas de la necesidad de trabajar la tierra e incrementó el número de pobladores que podían vivir en pueblos y ciudades. Además de todo esto, hubo una revolución en el transporte de personas y productos gracias a dos innovaciones: la hombrera para caballos, que incrementó la fuerza motriz de los animales, y el timón fijo, que revolucionó la navegación.

De este modo, se realizaron considerables progresos en agricultura, minería, ganadería, metalurgia, química, armamentos y construcción. Se estaba formando una civilización técnica destinada a transformar la vida económico-social y la cosmovisión del hombre. Este desarrollo fue facilitado enormemente por la gradual desaparición de la esclavitud por el establecimiento de una relativa seguridad contra invasiones a medida que surgían las grandes monarquías feudales a partir del siglo XI.

Las órdenes religiosas tuvieron un papel importante en estos cambios. La regla de San Benito, por ejemplo, decía lo siguiente con relación al trabajo: ”Si los hermanos, sea por necesidad o por pobreza, son obligados a salir a cosechar ellos mismos los cultivos, que esto no los perturbe, porque cuando vivan del trabajo de sus manos serán monjes de verdad, siguiendo el ejemplo de nuestros padres (del desierto) y de los Apóstoles.” ( Regla N° 48 de la Orden) La elaborada liturgia a la que debían dedicar mucho de su tiempo los monjes benedictinos los obligaba a transferir a las espaldas de sus arrendatarios la mayor parte del trabajo pesado que tendría que haber sido una fuente de satisfacción para ellos. Esto dio lugar a las reformas cistercienses a comienzos del siglo XII, y la decisión de San Bernardo de exaltar el trabajo manual y la auto—suficiencia de los monasterios para todas sus necesidades.

A pesar de las interminables guerras y desastres como la Peste Negra, los Siglos VIV y XV presenciaron desarrollos técnicos que habrían de revolucionar Ia vida industrial y comercial. Durante estos

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