LA SOCIEDAD VIVE CAMBIANDO Y EL MUNDO SOCIAL Y POLITICO DE LOS GRIEGOS: LA POLIS
Enviado por tomas • 24 de Diciembre de 2018 • 3.382 Palabras (14 Páginas) • 512 Visitas
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organizado, sin sobreponerse, el papel político de los partidos y de los cuerpos intermedios del asociacionismo, del voluntariado, etc. Pablo VI expreso con gran claridad este principio. La política no quita pues a los individuos y a los campos intermedio su campo de actividades y sus responsabilidades propias de ellos, los cuales inducen a cooperar en la realización del bien común.
12. Todavía antes la Gaudium et spes había afirmado “cuiden los gobernantes de no entorpecer las organizaciones familiares, sociales o culturales, los cuerpos y las instituciones intermedias, y de no privarlos de su legítima y constructiva acción que más bien deben promover con libertar y de una manera ordenada. Los ciudadanos, por su parte, individual o colectivamente, eviten atribuir a la autoridad política todo poder excesivo y no pidan al Estado de manera inoportuna ventajas o favores excesivos con riesgo de disminuir la responsabilidad de la persona.
AMBITOS Y LÍMITES DE LA POLITICA
13. La doctrina social de la Iglesia ha sostenido siempre el gran valor de la política y al mismo tiempo sus límites que pueden transfórmalo en un elemento dañino para el hombre. Se puede decir que la política tiene una especie de principal en la solución de los problemas sociales. Ella se ocupa como dice Maritain, de los asuntos del todo. Es el primado de la política, el capaz de filtrar adecuadamente los intereses, relacionándolos con el bien común. En ausencia de la política emergen con todas sus fuerzas los grupos de poder.
14. Todo esto, sin embargo, no significa atribuir a la política una tarea desproporcionada, sin límites, de tipo absoluto. Pablo VI reitera que es un aspecto que exige vivir el compromiso cristiano al servicio de los demás. Una actitud invasora que tendiera a hacer de la política un absoluto constituiría a algo grave. El Evangelio recuerda a la política su valor de servicio al hombre y sus límites y por lo tanto, el mejor antídoto a todo absolutismo político y a todo totalitarismo. La política está limitada en cuanto que debe predisponer de los medios envista a sus fines, pero no puede disponer de los fines, como recuerdan los obispos de Triveneto. Para lograr los fines del hombre dicen, se necesita empezar por la política, pero no caminar más allá de la política. ´
POLITICA E IDEOLOGIA
15. Cuando la política se entiende como un completo absoluto, capaz de establecer cualquier sección de la vida social, portadora de una verdad totalmente liberadora entonces se convierte en una ideología. La ideología es la política que sostiene ser auto suficiente, que pretende ser valedera para todo. La política es realista, parte de la persona y de sus necesidades; la ideología por lo contrario aplica a la realidad una idea abstracta, puramente. Sin embargo, hay otro tipo de ideología que se presenta como privada de valores y de verdad. Es aquella ideología radical del tipo capitalista, que cree prescindir de la política y confía la solución de los problemas o al libre desarrollo de las fuerzas del mercado, o los expertos en los diversos sectores administrativos.
LA POLITICA Y PARTICIPACION
16. La participación es el primer audito contra la transformación de la política en ideología. Juan Pablo II subraya en la Centesimus Annus N. 23 que han sido las muchedumbres de trabajadores las que desautorizan la ideología, partiendo de la experiencia vivida y difícil, del trabajo y de la opresión. La Gaudium et Spes también menciona esto, recalcando la necesidad de ofrecer a todos los ciudadanos. Así como a todo derecho corresponde un deber, las misma Encíclica afirma que la comunidad política tiene el deber de permitir la participación, que los ciudadanos tienen el deber de participar activamente en la vida pública y de contribuir a la realización del bien común de la familia humana y de la propia comunidad política.
17. El partido político es un importante elemento para conectar la sociedad civil y las instituciones políticas. El lugar apto para la formación de ideas y de proyectos es la sociedad civil. Toca grupos establecidos por vinculas culturales y religiosos dentro la libertad que a sus miembros corresponde desarrollar en el cuerpo social. Sin los partidos la sociedad civil y las instituciones no tendrían un instrumento para una mutua relación. Debería ser un instrumento de educación política de los ciudadanos. El partido debería tener en su interior una estructura democrática, ser lugar de elaboración política y de construcción de proyectos, lugar de debates y de confrontaciones de ideas y de programas.
18. La actividad política requiere un conjunto de capacidades particulares que se forman y se consolidan mediante un largo proceso y por consiguiente. La importancia del partido político no debe, sin embargo, hacer olvidar también sus límites y sus posibles degeneraciones. Sucede muchas veces que los partidos han ocupado excesivamente por un lado a la sociedad civil y por otros a las instituciones. No hay que olvidar, sin embargo, que esto puede suceder no solo por culpa de los partidos, sino también de la sociedad civil. Puede suceder además que venga a menos la conciencia política colectiva del bien común, por no ver lo que nos une y solo ver lo que nos divide.
EL HOMBRE POLITICO
19. La Iglesia habla y estima la labor de quienes se consagran al bien de la cosa pública y aceptan las cargas de esto oficio, esta frase del Concilio habla bien de la estima y la consideración para los hombres políticos y de la alta consideración que tiene por la política. Pero dice también que la DSI considera el compromiso político como compromiso y exige por tanto muchas veces se preocupa por indicar las virtudes que el hombre político debe tener, el espíritu con el que debe obrar si quiere lograr este no fácil intento.
20. La Christifideles Laici N.24 recuerda que es necesaria la competencia y la eficiencia, es todavía más el espíritu de servicio que solo puede hacer transparente y limpia la actividad política. Esto lleva consigo la superación de algunas tentaciones: el recuerdo a la deslealtad y a la mentira, el despilfarro de la hacienda pública para que redunde en provecho de unos pocos y con intención de crear una masa de gente dependiente, el uso de medios equívocos o ilícitos para conquistar, mantener y aumentar el poder a cualquier precio. El político debería después testimoniar aquellos valores humanos y evangélicos que están íntimamente conectado con la misma actividad política.
21. Se debe traducirse, en capacidad de escucha en el encuentro con la gente, en un deber de coherencia para que el cristiano
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