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LA VIDA SEXUAL DE LOS SERES HUMANOS. Sigmund Freud

Enviado por   •  10 de Junio de 2018  •  1.541 Palabras (7 Páginas)  •  545 Visitas

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En esa línea de pensamiento se darían, entonces dos posiciones importantes en los niños: la posición esquizoparanoide y la posición depresiva. En la primera, el niño debe enfrentar dos problemas fundamentales: definir cuál es el objeto de su amor, y segundo superar su agresividad destructora.

En otras palabras en el ser del niño coexistiría un objeto bueno junto a uno malo. Cuando el objeto bueno se internaliza constituye la base del súper yo. El objeto bueno es ideal y amado, mientras que el malo es persecutorio. El niño lo parcializa y el mecanismo de defensa más usual que produce es la escisión.

Cuando pasa de esta etapa el niño visualiza a su madre como un objeto completo, entero, al mismo tiempo que visualiza también la relación entre ésta y su padre. En este momento se produce según ella un momento crucial del desarrollo del niño tanto mental como de actitud. Es entonces cuando para Melanie Klein el niño entra en la segunda posición, la depresiva.

El ver a su madre como separada, como un objeto autónomo de él, produce un descenso de su omnipotencia, de su egocentrismo y por el contrario hace que aumente la dependencia hacia ella.

Se cambia la relación hacia otro independiente de él, y es en esa relación, donde se entremezcla el amor y el odio hacia la misma persona, que es la madre, produciéndose culpa y miedo por poder perderla, perder al objeto de su amor.

El súper yo cruel se transforma en menos rígido, esto por el surgimiento del miedo a la pérdida y por el duelo de lo perdido. Aquí aparecen defensas maníacas en el niño, pasando luego la situación a un gran progreso psíquico en el niño, que se caracteriza por el inicio gradual del predominio de la represión sobre la escisión. La percepción de la madre como un objeto total da comienzo al llamado complejo de Edipo.

Para Klein, no se trata aquí de superar la posición depresiva, sino del establecimiento de una unión o alianza entre los aspectos buenos del objeto y los aspectos buenos del sujeto. Es decir la reintegración progresiva de las partes escindidas.

Para Melanie Klein, las fantasías de la llamada escena primaria constituyen un papel central en su teoría. (El ver a la madre como un objeto completo y descubrir las vinculaciones con el padre).

Esto no significa que ella no considera la angustia de la castración como central en el niño, o la existencia de una angustia en la niña de vivir en el interior de su cuerpo, cuestión que aumenta en ella por el temor de ver atacados y destruidos sus bebes imaginarios.

Para Melanie Klein existiría en el niño un súper yo precoz, capaz de tener culpa persecutoria, ya en esa temprana fase.

También plantea que ya a esa edad los niños poseen un conocimiento inconsciente de los órganos sexuales y critica la llamada fase fálica, donde sólo el órgano masculino sería el importante, como una simplificación utópica de un contexto mucho más complejo. A partir de ahí señala que la niña más que querer poseer un pene, quisiera interiorizar el pene de su padre.

Melanie Klein piensa que la estructura fálica es una defensa ante la realidad intolerable de la diferencia generacional, de género de la sexualidad parental.

Respecto a las innovaciones técnicas, Melanie Klein aportó con propuestas claras acerca del funcionamiento del Setting. Por ejemplo definición específica del tiempo: 50 minutos; cinco veces a la semana; condiciones claras de trabajo, una pieza adaptada a las necesidades del niño, con muebles apropiados, etc.

También consideraba importante que cada niño tuviera su propia caja de juguetes.

También ella aportó en el tema del simbolismo y el juego. Según su pensamiento la simbolización le permite al niño transferir sobre los objetos de su entorno sus intereses, pero también sus fantasías, angustias y culpabilidades.

El juego del niño simboliza para ella fantasías y elaboración de neurosis. Constituiría el equivalente a los sueños de los adultos. La comprensión del juego, entonces, debe ser la base para posibilitar el análisis del niño. En otras palabras Melanie Klein pensaba que el juego del niño y su comportamiento respecto a éste, así como sus comunicaciones verbales eran similares a las que se utilizan en las asociaciones libres de los adultos.

Por último respecto a la transferencia, para ella era importante establecer lazos entre el aquí y el ahora, el mundo interno y las fantasías infantiles con la realidad externa presente y pasada; y no sólo la interpretación del aquí y el ahora.

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