LOS ESTADOS UNIDOS ENTRE LAS DOS GUERRAS, 1919-1941.
Enviado por mondoro • 11 de Noviembre de 2018 • 6.014 Palabras (25 Páginas) • 381 Visitas
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La intuición más importante de Ford fue la existencia de un mercado potencial y la posibilidad de satisfacerlo con un producto único, se dio cuenta de que el principal mercado era el rural. El auto reemplazo al caballo y con el tiempo se transformó en un factor de producción.
A principios de 1920 el mercado del automóvil había experimentado profundas modificaciones. Las principales ciudades estaban unidas por carreteras asfaltadas y rodeadas de zonas residenciales suburbanas dependientes del automóvil. El público exigía vehículos más potentes y más cómodos, que Ford no fabricaba.
Los efectos de la producción automovilística se extendieron por toda la economía. Su consecuencia más evidente fue la construcción en gran escala de carreteras dotadas de firme, financiadas en su mayor parte por los gobiernos estatales. A partir de 1920 los ferrocarriles experimentaron un descenso en el número de pasajeros, la carretera absorbió una creciente proporción de transporte de carga en general. El automóvil permitió a millones de personas huir de la congestión de la ciudad. La residencia suburbana, rodeada de jardín y a ser posible de árboles, paso a ser otro artículo de consumo; había que dotarlo de energía eléctrica, aparato de radio, aspiradora, lavadora, y a finales de la década, nevera, lo que constituye una muestra adicional de la complementariedad entre la industria del automóvil y la eléctrica.
Sobre el automóvil particular se levantó una “nación de nómadas” a la que prestaba servicio en carretera una serie de nuevas industrias que iban de los puestos de venta de bocadillos de salchichas hasta los billares y los moteles. Las parcelas eran vendidas tan pronto como llegaban al mercado, pero en su mayoría se adquirían para ser revendidas a la primera ocasión. Todo se basaba en especulaciones que luego repercutieron en Wall Street. En invierno de 1925-1926 se produjo una inflexión de la demanda y cuando un huracán dejo a 50.000 personas sin hogar el auge se vino abajo.
La construcción de viviendas particulares hasta mediados de la década y de locales comerciales y naves industriales había alcanzado un gran desarrollo en 1928. Los factores que regían el mercado de la vivienda eran distintos a los que dominaban los restantes sectores de la economía. El de la vivienda era un mercado especulativo; si las perspectivas son buenas, los constructores incrementan su producción hasta que el mercado se satura. La fuerte expansión experimentada por la construcción de viviendas en el periodo 1918-1925, fue provocada en parte por una elevada tasa de inmigración.
La construcción de edificios comerciales evoluciono paralelamente a la expansión general y se mantuvo en un elevado ritmo a lo largo de la década. Un porcentaje cada vez mayor de la mano de obra, un creciente número de mujeres, trabajaba en el sector de servicios en lugar de trabajar en la industria. En los Estados Unidos, lo más característico fue la expansión de los servicios financieros, porque la presión que ejercieron sobre los centros comerciales hizo que las ciudades crecieran hacia arriba. Esto fue posible gracias a la invención de las estructuras de acero y del ascensor. En la década de 1920 la población de todas las grandes ciudades creció a mayor ritmo que la población total y las que crecían más lo hacían a mayor velocidad que las de mayor crecimiento antes de la guerra.
La época de 1920 fue la época dorada de la gran ciudad y por primera vez la sociedad americana estuvo sostenida a una cultura urbana le gustara o no.
El gobierno federal tuvo escasa participación directa en la prosperidad de aquellos años, su propia inactividad favorecía a las empresas. Los hombres de negocios pensaban que ellos intervenían su dinero de forma más productiva que el gobierno.
La intervención del Estado en la economía revestía, sin embargo, la forma de aranceles aduaneros.
Los estados unidos eran con diferencia, los productores de automóviles, energía eléctrica y bienes de consumo domésticos más baratos, no existía allí una inflación que hiciera subir los costos y facilitar el acceso de los productos extranjeros y los servicios y las viviendas no podían ser importados.
El crecimiento fue estimulado también por una política de créditos baratos. Entre 1914 y 1921 la cantidad de dinero se duplico y entre 1921 y 1929 creció en un 25 por 100, mientras los precios permanecían estables. Los tipos de interés fueron más bajos que antes de la guerra, en parte porque el gobierno no tenía necesidad de emitir empréstitos.
El resultado más importante de la política de dinero barato fue que hizo posible la emisión de nuevas acciones y la especulación en el mercado inmobiliario. Las condiciones del mercado eran tales que, mediante la emisión de acciones las compañías podían obtener más capital del que necesitaban. La emisión de nuevas acciones no redundaba necesariamente en una mayor eficacia.
Los factores monetarios solamente pudieron influir marginalmente sobre la aparición y el mantenimiento de la prosperidad de la década de 1920, basada ante todo en el incremento masivo de la productividad industrial y en los efectos secundarios de las dos principales innovaciones del momento, el vehículo de motor y la energía eléctrica.
También tuvo una extraordinaria importancia la evidente capacidad de la economía americana para superar el ciclo económico. El auge económico de la posguerra, que se materializo en rápidas alzas de los costos y los precios, fue consecuencia de las constantes compras militares que se prolongaron hasta bien entrado 1919 y del desencadenamiento de la demanda. El crédito era fácil de conseguir y la demanda de productos americanos procedente de los países europeos seguía siendo elevada. Pero en la primavera de 1920 la situación cambio; la producción descendió y el desempleo creció. El rasgo característico de esta recesión fue la velocidad con que se contrajeron los precios y los salarios, lo que redujo rápidamente los costos y permitió que al cabo de un año se iniciara nuevamente la expansión. Tan pronto como se efectuaron unos pocos reajustes en la economía, las fuerzas que permitían la expansión a largo plazo cobraron de nuevo vigor y el crecimiento se mantuvo. Esta recesión es importante porque en 1929 era la única que se conservaba fresca en la memoria.
A mayor abundamiento los expertos económicos recordaban que las anteriores depresiones habían ido predichas de alzas de precios, a medida que las empresas se veían obligadas a pagar cantidades crecientemente elevadas por las materias primas y la mano de obra cada vez más escasas;
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