ORÍGENES DE LA FOTOGRAFÍA PERIODÍSTICA EN VENEZUELA

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El primero de esos fotógrafos profesionales fue Federico Lessmann hijo, quien comenzó a publicar fotografías con bastante periodicidad a partir del número 10 de la revista. Desde ese momento El Cojo Ilustrado se nutrió del trabajo de afamados profesionales de la fotografía de estudio, además de las esporádicas colaboraciones de aficionados.

Lessmann fotografiaba especialmente templos, plazas y calles de Caracas. Pero de vez en cuando El Cojo Ilustrado publicaba imágenes suyas en las que el tema principal eran los habitantes del país, tomadas en la capital y en algunas regiones de la provincia.

A los cuatro años de fundada, el Cojo Ilustrado contaba ya con fotógrafos fijos en varias regiones. Tal era el caso de Roche y Próspero Rey en el estado Carabobo; Rafael Méndez Figueredo, en Cojedes; Arturo Lares y Manuel Trujillo Durán, en Zulia y Lessmann, Guinand y Eduardo Schael en Caracas. Esos y otros fotógrafos, como los hermanos Avril, se convirtieron en los primeros corresponsales gráficos de Venezuela. A principios del siglo XX Henrique Avril fotografió los estragos de la guerra civil pero, a pesar de su calidad, sus fotos carecían de acción. Lentas emulsiones y pesadas cámaras impedían detener la imagen de sujetos en movimiento. Además, dadas las características de la revista fueron publicadas con una concepción artística antes que de denuncia. El Cojo Ilustrado, que dejó de editarse en 1915, fue una publicación excepcional ya que su belleza y número de fotografías, impresión tipográfica y contenido, no los tuvo ningún otro órgano de prensa venezolano de la época.

A finales del siglo XIX y comienzos del XX los periódicos eran todavía conservadores en su presentación gráfica y sólo aquellos con más recursos económicos publicaban ilustraciones con cierta regularidad. El diario El Pregonero incorporó a su imprenta una serie de maquinarias, casi todas desconocidas en el país como la linotipo, que permitía componer textos semimecánicamente. También poseía una prensa plano-cilíndrica. Con estos recursos aumentó el número de páginas, su circulación y disminuyó su precio. Desde su fundación, en 1894, El Pregonero hizo uso de grabados de dibujos para algunos avisos publicitarios. A partir del año siguiente los empleó en informaciones internacionales.

En 1901 El Pregonero montó un taller para hacer grabados y a partir de ese año publicó en sus páginas muchas ilustraciones que iban más allá de los clásicos retratos de personajes de la época como detalles de la vida de la capital desde la moda hasta escenas del Mercado de Caracas, pasando por los juegos de lotería y otros, dibujos elaborados por Vicente Gil y Cruz Álvarez García. Además, el diario empleó las caricaturas, algunas de ellas pertenecientes a los hermanos Rafael y Leoncio Martínez. Otras eran tomadas de publicaciones extranjeras. Otros de los diarios que divulgaron ilustraciones con cierta regularidad por esos años fueron El Constitucional, El Diario de Caracas y La Religión, sobre todo retratos de artistas, escritores, damas ilustres y presidentes de diversos estados del país

En lo que respecta a las fotografías, El pregonero fue el diario venezolano donde se imprimió la primera fotografía por el proceso de fotograbado en medio tono. El 10 de agosto de 1894, en su número 259, reprodujo un retrato del actor español Antonio Vico mediante un cliché fotográfico suministrado por su representante artístico. Sin embargo, tanto El Pregonero como los demás diarios publicaron muy pocas fotografías, empleando el dibujo y la caricatura como formas predominantes de ilustración. Además, la situación económica del país no permitía la formación de un periodismo fotográfico consolidado.

El panorama del periodismo venezolano del siglo XIX y principios del XX fue cambiando al compás de la lenta evolución semi-industrial que se operó en el país. En 1914 ocurren importantes descubrimientos petrolíferos y pocos años después Venezuela se ubicó entre los principales productores de petróleo del mundo, con el consiguiente cambio en la situación económica del país. Esto se refleja de diversas maneras en el periodismo. Por un lado, los consorcios extranjeros sostienen la dictadura de Juan Vicente Gómez, y la libertad de prensa desaparece por completo. Por otro, se producen avances notables en la incipiente industria gráfica venezolana.

En unos años, la prensa de pedal, vapor y plano-cilíndricas fueron sustituidas definitivamente por las rotativas que imprimen miles de ejemplares rápidamente. Igualmente se haría corriente el empleo de linotipos, tituladoras y fotograbados.

A medida que avanza el proceso de industrialización los periódicos de opinión se van haciendo informativos y comienzan a enviar reporteros a la calle. Para entonces los diarios difunden más fotografías que en años anteriores.

El diario El Constitucional reproduce, más que todo, fotos tipo retrato de Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, personeros gubernamentales, artistas o científicos. Los principales colaboradores gráficos de este periódico son los fotógrafos Pedro Manrique y Marceliano Ramírez. Mientras que las fotos internacionales eran suministradas, listas para imprimirse, por las embajadas extranjeras en Venezuela o por las venezolanas en el exterior.

El diario El Universal, fundado en 1909, publicaba en sus comienzos dos o tres fotografías por número, casi todas procedentes del exterior; generalmente de artistas, escritores, delegaciones, cancilleres o presidentes. Sin embargo, a veces pasaban varios días sin que apareciera alguna foto. Los dibujos grabados en madera o metal se utilizaban para imprimir algunas de las ilustraciones criollas de El Universal. Pero también publicaba fotograbados en medio tono, casi siempre del general Gómez, ministros o artistas.

A pesar de que en la revista El Cojo Ilustrado existía un taller de fotograbados para la elaboración de los clichés, para este momento los diarios aún no adquirían esas máquinas debido a que dichos talleres resultaban costosos y la mayoría de los periódicos no disponían de recursos económicos suficientes para invertir por lo que los periódicos de Caracas y del interior del país contrataron por varios años los servicios del taller de fotograbado de Vicente Galindo. Además, el dibujo y la caricatura seguían siendo la principal forma de ilustración.

En 1913 apareció El Nuevo Diario, órgano oficioso del régimen de Juan Vicente Gómez dirigido por Diógenes Escalante. El periódico contaba con una serie de adelantos en relación con los otros diarios venezolanos de la época, como por ejemplo un taller de fotograbado y un reducido grupo de reporteros y fotógrafos