Primera Hegemonía Colorada Trabajo de investigación presentado en el Módulo Proceso del desarrollo histórico del Paraguay

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Desde su llegada del Brasil, Bernardino Caballero había realizado planes desestabilizadores para acceder al poder, la muerte extraña de su aliado, el presidente Cándido Bareiro, representó su asunción como mandatario y el comienzo de la larga hegemonía colorada, nos dice González (2011).

Presidencia Provisional (1880-1882)

La renuncia de Adolfo Saguier fue aceptada por el Parlamento. El nuevo presidente se dirigió al pueblo como presidente provisional e informando sobre los sucesos ocurridos, diciendo que “El pueblo puede estar tranquilo y será mi primer deber garantir las vidas y los bienes de todos los habitantes de la República” (Ibíd., p. 56)

Por su parte, Gómez Florentín (2010, p. 83) nos menciona que la renuncia de Saguier había tenido sucesivamente el apoyo de los militares, del congreso y por último, del propio Saguier, quien a pesar de no estar de acuerdo con el hecho, no tuvo otra opción que firmar su renuncia para preservar su vida.

Nos señala González (2011, p. 57) que Bernardino Caballero continuó con los mismos ministros de Bareiro, durante su gobierno provisional se ejecutaron obras de mucha importancia como la fundación de Villa Florida el 6 de setiembre de 1880, la creación del Registro de Estado Civil el 26 del mismo mes y año. Del mismo modo, el presidente decretó una amnistía política que permitiese el retorno de los exiliados, otorgando facilidades para el viaje a los paraguayos que vivían en el extranjero, todo ello con el propósito de generar una política de poblar el país.

Caballero fomentó la llegada de extranjeros para la repoblación del país, para lo cual se creó el Departamento General de Inmigración en 1881, de esta manera se creó la colonia de San Bernardino, el 14 de junio de 1881. Nos menciona González (Ídem) que dicha política de inmigración tampoco significó una solución rápida para resolver la insolvencia del tesoro.

Así encontramos que la política establecida por Caballero, siguió siendo igual a los delineamientos de sus los presidentes Gill y Bareiro; “(…) controlar las rebeliones y mejorar la economía nacional con la venta de tierras públicas, incentivando la llegada de extranjeros (…)” (González, 2011, p.57)

Otras obras de gobierno de este periodo presidencial fueron la creación de nuevos impuestos para cubrir los gastos para la extensión de redes telegráficas desde Asunción a Paso de Patria, la creación de una escribanía civil de los pobres, se crearon 23 escuelas, la biblioteca pública recibió recursos para la compra de libros y útiles, se adquirieron armamentos modernos para la Armada Nacional y se compró una cañonera, denominada Pirapó. También se reglamentó la creación de la Municipalidad de Asunción y se creó el Registro Electoral de la Capital, se establecieron municipalidades en el territorio nacional y los empresarios fueron beneficiados por concesiones, lo que posibilitó la presencia de algunas empresas de servicios e industrias en el país. (Ibíd., pp.58-59)

“En el plano político, en 1880 Ignacio Ibarra, (…) fundó el diario La Democracia, periódico que realizó el puntapié inicial de patrocinar la candidatura del General Caballero para la presidencia constitucional. (…)”. (Ídem)

Cabe destacar que Caballero ejercía un liderazgo sobre sus partidarios, razón por la cual no tuvo obstáculos para erigirse como cuarto Presidente Constitucional del Paraguay. Para llevar adelante dicha candidatura, se crea el Club Libertad en 1881, acompañado para la vicepresidencia por Juan A. Jara, quien se había desempeñado en la cartera de Hacienda hasta 1882.

Presidencia Constitucional (1882-1886)

Como ya se ha visto, la reelección de Caballero fue propiciada por sus partidarios a través del Club Libertad y si bien había dudas sobre la viabilidad de su reelección, ya que la Constitución de 1870 sólo permitía la reelección de un presidente luego de dos periodos de intervalo, su asunción al mando fue confirmado en las elecciones del 25 de noviembre de 1882.

Señala Gómez Florentín (2010, p. 84) que “(…) aunque algunos sectores declararon la maniobra reñida con la ley, Caballero siguió adelante con su plan sin que la oposición pudiese hacer mucho. Por primera vez en la historia constitucional, un presidente ejercía el cargo por dos periodos constitucionales consecutivos”

Por su parte, añade González (2011, pp. 70-71) que durante este periodo presidencial hay que señalar que se produjo un gran impulso al aspecto educativo. Ya en julio de 1882 se había creado la Escuela de Derecho, anexa al Colegio Nacional, luego en 1883 se abrió el Colegio de la Providencia, el Colegio Monseñor Lasagna, empezó a funcionar el Ateneo Paraguayo, institución de gran difusión cultural, formada por grandes personalidades como Alejandro Audivert, Benjamín Aceval, Cecilio Báez, etc.

Otras obras de mucha importancia en lo educativo fue el envío de jóvenes becados a Argentina y Uruguay en 1883. En 1884 se dispuso la creación de nueve escuelas de niñas de primera clase y quince de segunda.

La venta de las tierras públicas

Un hecho que no puede dejar de mencionarse cuando se analiza el gobierno de Bernardino Caballero es la enajenación de las tierras del Estado, quien según González (2011, p.62) tiene sus causas en la situación difícil que se experimentaba en nuestro país, al respecto nos dice, “resolver la pobreza del Estado es lo que más urdió al gobierno de Caballero, por lo que concibió la idea de que la inmigración y la venta de tierras fiscales atraerían rápidamente dinero (…).”

Tal es así que el 2 de octubre de 1883 se sancionó la ley que autorizó la venta de tierras públicas hasta alcanzar la suma de 150.000 pesos fuertes. Nos dice Miranda (2000, pp. 20-22) que con Bernardino Caballero en el poder, se produciría la mayor reforma de la historia, pero una reforma agraria al revés, en donde de los campesinos tuvieron que abandonar las tierras para ser ocupadas por los grandes latifundistas que sí podían pagar por las mismas.

La ley del 2 de octubre de 1883 y luego la del 1885, prohibía la venta de tierras menores a una legua cuadrada, con lo que le condenaba al despojo y a la proletarización (vivir como eterno empleado), por no tener la posibilidad de pagar por propiedades de gran extensión. La ley de venta de tierras públicas representó un gran negocio para el latifundio, que adquirió extensas tierras a bajo costo, con materia abundante (yerba mate, madera, etc.) y con la gran fuerza de trabajo de los campesinos