Visita al museo de la santa Inquisición
Enviado por Eric • 17 de Diciembre de 2017 • 1.132 Palabras (5 Páginas) • 752 Visitas
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La vela de la bruja esta consistía en atar de pies y manos introduciendo una vela por la boca y de este modo conforme se gastaba la vela caía la cera provocando quemaduras en el enjuiciado (en este caso enjuiciada)
Al confesar un enjuiciado (quien no confesaría después de tan cruel castigo) seguía la condena, por lo general era la pena de muerte, está en los casos de brujería era la hoguera, era quemada a la vista de todos los pobladores en señal de humillación, en ocasiones el verdugo podía tener un poco de compasión por los juzgados y de este modo humedecer la madera de la hoguera y la muerte fuera más rápida por asfixia.
Entre las peculiaridades e injusticias de los juicios a la inquisición se mostraban las siguientes:
El acusado jamás conocía porque lo tenían preso ni el motivo por el cual estaba acusado y mucho menos quien lo acusaba y los castigos eran tan brutales que podían confesar cualquier crimen por muy fantasioso que este sonara.
La balanza era un método donde se juzgaba de un modo más ridículo e ilógico que era un verdadero teatro, consistía en poner en un costado de la balanza a una mujer y en el otro costado una biblia; si pesaba más la mujer era consignada culpable ya que nada podía tener un peso mayor a libro sagrado “la biblia”; el peso de la biblia no era literal si no como por su carácter espiritual, así que el resultado siempre era el mismo (un ser humano siempre pesara más que un libro de esas dimensiones y ese material)
Una traba más a un juicio justo era la falta de testigos ya que si alguien testificaba a favor de un acusado de herejía era catalogado como cómplice y tendría que ser juzgado de igual manera, ¿quién podría auto condenarse a una serie de torturas?
Me atrevo a hacer mención aparte al mayor inquisidor de todos los tiempos causante de aproximadamente 2000 muertes, Tomas de Torquemada, podemos decir que el es sinónimo de crueldad, fanatismo y locura, quizá sufría de alexitimia ya que no me explico como un ser puede lastimar de tal manera a otro sin expresar remordimiento ni tener cargo de conciencia alguno.
… al salir del mencionado recinto caminamos por las mismas paredes, el nerviosismo ahora se ha transformado en consternación por lo explicado y observado, las interrogantes crecen pero ahora en otro sentido, como señal de la eminente partida recorro nuevamente los pasillos que antes me dieron la bienvenida, con la mente llena de cosas, entre el coraje social y el nuevo panorama que me ha mostrado tan sádico museo, es hora de salir del museo de la inquisición, de museo de las torturas o dicho de modo personal adiós museo del miedo, cobardía e ignorancia…
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