Y nos fuimos a la revolucion
Enviado por Rimma • 5 de Marzo de 2018 • 1.072 Palabras (5 Páginas) • 327 Visitas
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Tomando esto en cuenta, Maximiliano decide enviar a Eloin a Paris para negociar que Napoleón modificase su resolución, y sorprendentemente logra obtener lo siguiente:
-El ejército francés se retiraría en fechas más o menos alejadas y se arreglaría un tercer empréstito a Maximiliano con las debidas garantías.
Satisfecho Maximiliano con estos resultados, se le ocurrió la brillante idea de enviar a París al general Almonte a pedir todavía más. Es así, como en vez de acceder a ellas, el gobierno de Francia declaró "sin valor en adelante" el tratado de Miramar.
Tiempo después Carlota decide reunirse personalmente con Napoleón para tratar de negociar, sin embargo, estos intentos son en vano, puesto que el 29 de agosto de 1866 Napoleón manda un ultimátum hacia Maximiliano, diciendo que “De ahora en adelante le era imposible dar a México ni un escudo ni un hombre más".
Con esto Carlota, la emperatriz de México, comienza a volverse loca; ya que temía ser envenenada por emisarios de Napoleón. Murió muchos años después en el castillo de Bouchout, en Bélgica, el 19 de Enero de 1927.
El 18 de octubre, al saber la locura de la emperatriz el emperador, que se hallaba muy debilitado por la disentería y el paludismo, se abatió mucho y dijo a sus íntimos que abdicaría. Sin embargo no fue así, no aun.
La erección del segundo Imperio mexicano se hizo con la dirección y apoyo de Napoleón III. Mientras que su destrucción se da directamente con la dirección y apoyo de William H. Seward, secretario de Estado del presidente Johnson de los Estados Unidos.
La acción de Seward fue doble: sobre Europa y sobre México.
En Europa forzó a Napoleón a que negara su auxilio militar y económico a Maximiliano, y a Austria y Bélgica a que no enviaran más soldados para el ejército imperial de México. Con relación a México, evitó la acción directa.
Los republicanos, que en 1865 se hallaban casi destruidos, en 1866 se reorganizaron y muy pronto contaron con tres respetables ejércitos: el del Norte, el de Occidente y el del Sur, al respectivo mando de los generales Mariano Escobedo, Ramón Corona y Porfirio Díaz.
Sin ningún resultado emprendió Maximiliano, negociaciones con Juárez y Porfirio Díaz. Y así, todo dependió ya de la suerte de las armas. Organizó el emperador tres pequeños cuerpos de ejército con soldados mexicanos bien fogueados y magníficos jefes, también mexicanos. Estos eran: Miramón, Márquez y Mejía.
En Querétaro se reunieron para tomar nuevamente la ofensiva, lamentablemente fueron derrotados y cayó Querétaro en poder de los republicanos el 15 de mayo de 1867. El emperador y los generales Miramón y Mejía fueron condenados a muerte y fusilados el 19 de junio siguiente. Los tres murieron como valientes y cristianos caballeros.
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