Autorrenuncia a la vida

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manejar, y que de cierto modo le cuesta entender que es manejado, o tal vez simplemente lo hace por comodidad, al ver que solo debe seguir esas normas de vida fácil, que solo debe seguir la corriente y ser como el resto. Hoy en día todos siguen algún modelo de vida, y quedan atrás en algunos casos, porque cuesta mantener ese estilo de vida, los verdaderos sueños que se tienen diferentes al estilo escogido. Y entonces para cumplir estos nuevos sueños nos volvemos a concentrar en hacer algún sacrificio para adquirir ese nuevo objetivo en mente.

De esta manera se van posponiendo algunos sueños, como el tema de tener hijos, familia, compartir con amigos, recorrer el mundo. Se nos recalca a diario que tenemos que ser como los estereotipos mencionados, y de forma paralela vamos perdiendo poco a poco el verdadero sentido de vida que teníamos en realidad. Se nos grita en la cara “¡consume, gasta y ahorra!” y esto es lo que hacemos día tras día.

Por culpa de la economía política la sociedad se ha vuelto materialista, se han convertido personas sensatas que antes ponían primero la familia en sus prioridades, a seres que ahora solo piensan en sus riquezas y aumentar su fortuna. ¿Por qué necesitamos dinero? Para conseguir más dinero. Las personas no se sacian de aumentar su capital, de hecho el usurero es un tipo muy antiguo de persona, que lo único que quiere es aumentar su dinero sin importar los medios. Este modelo debe ser uno de los más negativos hoy en día.

Entonces siguiendo la lógica de Kant y querer ser mayor y salir de la minoría de edad, pero centrando esta frase de manera literal y hoy en día, como está la sociedad, no debe ser agradable pasar de ser menor de edad a mayor de edad. Siguiendo este hilo pensemos en un niño sin preocupaciones, sin gastos, que solo desea jugar y poniéndolo frente a nuestros ojos darle a escoger si quiere ser mayor de edad en ese momento. Cumplirle el sueño de llegar de un día para otro a ser mayor, pero decirle que debe trabajar todos los días para que pueda tener su automóvil como lo deseaba, que una vez obtenido debe mantenerlo, y para ello debe seguir trabajando, y así tendrá que estar por todo el resto de su vida, o la gran mayoría de ella. Es muy fácil imaginar la cara de disgusto que tendría ese niño, y tal vez ya no le gustaría ser mayor de edad, y no le gustaría además que llegue rápidamente ese día.

A pesar de que la sociedad nos imponga sus modelos a seguir, hay que mantener un grado de equilibrio en la vida, haciendo alusión a la frase “trabajo para vivir, no vivo para trabajar”, hay que mantener ese grado de liberación de consumo, y no ser consumido por el consumo como expone Moulian en su ensayo “El consumo me consume”.

Además y por sobre todas las cosas hay que evitar caer en la pérdida de conciencia por efecto del consumo enajenado, como la explotación a terceras personas, por solo adquirir más bienes materiales. Esto no tiene en ningún punto un grado responsabilidad de bienestar con la otra persona, ya que hay individuos que solo trabajan para beneficio propio, sin importar el medio deben llegar a su propósito, “su necesidad de dinero crece, cuando el poder del dinero aumenta” (Marx, 1844).

Para finalizar, hoy en día las sociedades dan a las personas un mayor grado de libertad, dan más opciones para que éstas puedan elegir sin problemas, y sin que perjudiquen a otros en su elección. “[…] el principio en el que la humanidad, individualmente o de manera colectiva debe desarrollarse, es siguiendo sus propios fines poniendo el límite de la libertad, donde empiecen los derechos de una tercera persona. Esto permite una convivencia social y el desarrollo de la plenitud del individuo.” (Mill, 1860)

Si bien todos consumimos a diario, nunca se debe perder el sentido de vida, los sueños propios, no perder la razón y convertirse en un avaro ascético, en un ser que está dispuesto a sacrificar mucho, para recibir poco, seres que no tienen ningún respeto por los otros, explotando a sus iguales con un solo fin. Llegando incluso a perderse momentos realmente maravillosos de sus vidas por estar concentrados en la producción y adquisición de bienes materiales sin mesura, dejando la vida por el trabajo, y renunciar a la libertad por decisión propia.