Delincuencia y corrupción: dos armas letales para la sociedad mexicana
Enviado por Eric • 25 de Marzo de 2018 • 4.235 Palabras (17 Páginas) • 553 Visitas
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Antes de llegar la noche, las calles se ponían desiertas, las personas se encerraban en sus casas, no había una sola persona cruzando por las calles de la ciudad, pues los habitantes ya sabían que la cuidad era insegura a todas horas del día, pero salir por la noche podría significar no regresar a casa.
La inseguridad debido a la delincuencia era enorme, según Revueltas, las personas que se dedicaban a la delincuencia eran obligadas por la circunstancias o por la necesidad debido a los despojos agrarios y a las grandes deudas, pero también se mencionaba que el alcohol podía ser causante del crimen, ya que en aproximadamente el 35% de los crímenes que se cometían en la Ciudad de México, eran cometidos por personas que se encontraban alcoholizadas. Entre otras causas que provocaba el crimen se señalaba la hombría, la pasión, la ignorancia, la miseria, la herencia indígena, etc.
Según Lora para explicar la criminalidad se establecieron diferentes puntos de vista. Uno de ellos señalaba que la criminalidad tenía “origen moral”, en donde el grado de “ser muy hombre” consistía en agredir y violar el derecho ajeno; otros autores se referían una “degeneración de la moral”, la cual consistía en un pensamiento, sentimiento, deseo o acción de perjudicar a la comunidad individual, lo cual se presentaba periódicamente, desde el nacimiento hasta la muerte. Este punto de vista hacia parecer al crimen como una enfermedad mental, pues aludían que los delincuentes al sufrir “degeneración de la moral” eran incapaces de dirigir sus opciones mentales, siendo víctimas de sus impulsos y sentimientos, por lo que a la menor tentación son llevados al crimen, esto hacia que los catalogaran como inadaptados a la sociedad.
Otro punto de vista era el “contagio del crimen” señalando como papel principal la sugestión imitativa, en donde al ser espectador de un acto delictivo podría provocar una excitación malsana y transformar al espectador en participante de ese acto delictivo.
El tercer punto de vista se refería a la relación que existía entre el ambiente y el crimen. Aunque se explicaba que no era precisamente el clima que generaba criminales, si era un factor que generaba un ambiente propicio para las tendencias delictuosas que se mantenían latentes en los individuos.
Por último se consideraba que los delincuentes eran enfermos mentales, los cuales se podrían ser natos, quienes realizaba su crimen por el simple hecho de satisfacer un capricho o un deseo; pasionales, quienes cometían crímenes de amor, en donde la principal víctima era la mujer, aunque también se decía que quien mataba a una mujer, la mataba por honor; y locos, quienes cometían actos injustificados y ciegos, los cuales eran anormales de la conducta humana, por lo cual, quien cometía algún acto de delincuencia se encontraba en un estado anómalo o de enajenación mental.
Así mismo, también se sugerían nuevas medidas de seguridad con el fin de disminuir la criminalidad, como intensificar la educación, cerrar temprano las pulquerías, con el fin de reprimir el alcohol, el aumento de la penalidad y en algunos casos la eliminación del delincuente.
Además, los mendigos fueron un problema serio para la sociedad y para el gobierno, ya que estos eran considerados como delincuentes, por lo cual se tomaron algunas medidas como establecer licencias y lugares fijos en donde pedir caridad, así mismo se denunciaba a las personas que entrenaban a los niños para pedir limosna, en otros casos, algunas veces los niños eran abandonados por sus padres, por lo cual tenían que dedicarse a pedir limosna y en ocasiones a la delincuencia, lo que trajo consigo el incremento de la delincuencia infantil
En esta época era muy conocida “La Banda del Automóvil Gris” quienes se dedicaban al robo y de vez en cuando al homicidio. Su “trabajo”, por así decirlo, consistía en engañar a la gente bajo un disfraz de oficiales militares, quienes entraban a las casas bajo una falsa orden de cateo, con este pretexto robaban con violencia el poco o mucho dinero que tenían las personas. El fin de esta banda se dio con la captura de diez de ellos, quienes fueron llevados a la prisión de Palacio Nacional, en donde al final solo seis de ellos serían ejecutados.
Por otra parte, una de las penitenciarías más importantes de la Ciudad de México fue “Palacio de Lacumberri” la cual contaba con 724 celdas de aproximadamente dos por dos metros, las cuales estaban en condiciones insalubres e inhumanas. Dichas celdas eran denominadas por letras por medio de las cuales los presos fueron clasificados de acuerdo al delito cometido. La celda destinada a la letra A fue consignada para los delincuentes habituales y reincidentes; la B para delincuentes sexuales; la C y D para los homicidas: la E y H fueron destinadas para alojamiento, para los de primer ingreso, en tanto se les clasificaba y decidía a donde iban a ser enviados; la F albergaban a delincuentes que se dedicaban al tráfico de drogas o que eran adictos a ellas; la G era para aquellos que se observaba que tenían buena conducta; la J para ubicar aquellos que tenían diferencias sexuales: la L era para aquellas personas que tenían grandes recursos económicos, independientemente del delito cometido; la N y M era para los delincuentes que por su conducta eran considerados como peligrosos y la O donde se tenía recluido a los presos llamados políticos.
En Lacumberri fallecieron una gran cantidad de presos recluidos, unos habían sido asesinados, otros habían fallecido por enfermedad; había quienes se suicidaban y quienes habían muertos en el intento de fuga.
Esta prisión, además de contar con condiciones inhumanas, los malos tratos por parte de los guardias eran brutales; como muestra de esto en uno de los tantos escritos que aparecieron en la celda, al cierre de la prisión, se encontró uno que decía; “En este lugar maldito, donde impera la tristeza no se castiga el delito, se castiga la pobreza”. Estas palabras fueron escritas por José Revuelta, escritor y activista político, quien fue encarcelado en varias ocasiones por organizar y/o participar en huelgas o mitin.
Belem, que también era un recinto de gran fama compartía las mismas características que la prisión de Lecumberri.
Una de las más importantes obras realizadas durante la dictadura de Porfirio Díaz fue la penitenciaria de México, la cual estaría dotada de un nuevo sistema carcelario, que estaba pensado como un importante y eficiente instrumento penal el cual era más acorde con la necesidades del país. Así mismo, se establecieron instituciones auxiliares para reformar al individuo, como la Escuela
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