Psicología social y comunitaria Identidad en jóvenes final 16-6
Enviado por mondoro • 5 de Abril de 2018 • 1.563 Palabras (7 Páginas) • 432 Visitas
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“La vulnerabilidad es multicausal, tiene varias dimensiones analíticas (económicas, históricas, políticas, culturales y sociales), e incluye aspectos individuales, grupales e institucionales”[2]
La identidad social de los jóvenes del conurbano, tiene carácter de producción colectiva reconociendo el contexto donde la construyen, pero además es una construcción social al considerar las múltiples dimensiones que atraviesan al joven. Se configuran como universo simbólico de referencia con códigos propios del grupo social, de la generación, del territorio. En general sus trayectorias se caracterizan por las permanencias en las calles a temprana edad y el aprendizaje del lenguaje de los códigos, de las normas para poder permanecer en ese ámbito.
En el marco de la vida cotidiana, atravesados por una variedad de redes interdependientes que la sostienen y le dan sentido; posibilitan ser parte de la vida social-cultural de la comunidad; las redes familiares, de amigos, compañeros o vecindad permiten la existencia corporal y las redes discursivas que nos comunican. Un nuevo fenómeno socializatorio instituido actualmente, es la implicancia del impacto de las nuevas tecnologías comunicacionales, a través del surgimiento de un espacio de interacciones en el “ciberespacio”[3]. Este constituye un “espacio psicológico” en el que los jóvenes se reconocen juntos, aunque en una modalidad de encuentro diferente a la presencial. De este modo los jóvenes pueden inventarse, y de hecho lo hacen, toda clase de roles, identidades e historias, cambiando su nombre, edad, o incluso su género. La posibilidad del anonimato estimula a los adolescentes a crearse distintas personalidades y experimentar con ellas, les permite discutir sobre asuntos que evitarían tratar en la vida “real” con su “propia” identidad.
El tipo de red que predominaría en los vínculos de los jóvenes seria redes secundarias, las cuales están relacionadas a personas u organizaciones reunidas alrededor de una misma función, en un mismo marco institucionalizado. Estas se dan en un contexto de participación socio-comunitaria; se construye en un marco territorial a partir de necesidades o intereses comunes. Lo que sucede con los jóvenes del Conurbano Bonaerense, en relación a las redes secundarias, es que (…) respetan un poco la escuela como institución pero sienten que lo que aprenden ahí no tiene ninguna relación con la vida. Se organizan en bandas, lo que les da cohesión y, a su vez, ayuda a estigmatizarlos más. No ven ninguna relación real entre trabajo-esfuerzo y mejora de la calidad de vida. No la ven porque efectivamente no es así: acceden a trabajos precarios, son utilizados y tienen muy claro que el que vende droga o está vinculado con la política es el que realmente mejora en el barrio.[4] Buscan formas de subsistencia, actividades que requieren de aprendizaje que sólo se obtiene empíricamente, negociando con los otros. Estos otros tan vulnerables como ellos establecen las normas con las que se desarrollan las actividades y a su vez se configuran jerarquías y marcos referenciales que son reproducidos socialmente. Ante la mirada de los otros puede continuar su conducta actual o modificarla; es la mirada del “NO” (no puede, no se porta bien, no se adapta, no aprende, no hace caso). Aquí se visualiza la dimensión narrativa, es decir, a la puesta en trama de los acontecimientos en el relato que otros hacen del sujeto. En la narración, se articulan las acciones de una vida y se construye la identidad del sujeto.
La configuración urbana del Gran Buenos Aires obliga a una convivencia forzosa y forzada entre los más pobres y los más ricos de nuestra nación. Las posibilidades de encontrar un espacio “positivo” se torna dificultoso, llevando al joven a tener una baja autoestima referida a sus capacidades.
Conclusión
La vida cotidiana de los jóvenes y sus familias está lejos de ser un reflejo mediato de sus condiciones, al contrario se evidencia un entramado heterogéneo de estrategias que se dan en el marco de la privación y la voluntad de ser, el deseo, las aspiraciones. Dichas estrategias influyen en el proceso de configuración de la identidad.
Para la intervención con Jóvenes es necesario reconocer la participación de los éstos en diferentes espacios o redes que rompen con la dicotomía esfuerzo-trabajo en la que se encuentran, contribuyendo visualizar el padecimiento a través de sus narrativas, posicionándolo como protagonista constructor de su subjetividad, identidad y de su vida cotidiana.
Bibliografía
Balardini, S. “Jóvenes e identidad en el ciberespacio” Nómadas (Col), núm. 13, octubre, 2000, pp. 100-110, Universidad Central Colombia.
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