TÓTEM Y TABÚ – Freud (1913)
Enviado por tolero • 9 de Abril de 2018 • 1.764 Palabras (8 Páginas) • 572 Visitas
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Además de la prohibición totémica, el incesto también se combate con 'evitaciones', o sea una serie de normas para no cometer incesto y encontrables también en otras tribus no australianas. Tales mandamientos suelen ser también muy estrictos, debido a las tentaciones derivadas de las vicisitudes matrimoniales, que pueden llevar incluso a cometer incesto con la suegra. Si bien ésta puede ser exogámica, la norma de la evitación combate las fantasías de incesto, que son inconcientes.
El psicoanálisis nos permite entender el horror al incesto como un rasgo infantil, que concuerda llamativamente con la vida anímica del neurótico, ya que éste inhibió su desarrollo regresando a la etapa infantil en una fijación incestuosa, que la persona normal reprimió.
II – EL TABÚ Y LA AMBIVALENCIA DE LAS MOCIONES DE SENTIMIENTO
Tabú significa algo sagrado, pero sobretodo algo prohibido, y no por algún dios, sino que es la norma misma quien prohíbe. Tabú significa también algo que protege, a jefes, niños, mujeres, etc. Si investigamos desde la psicología estos tabúes, también podremos comprender los nuestros propios.
Las prohibiciones tabú son ambivalentes: en lo inconciente les gustaría violarlas, pero al mismo tiempo temen hacerlo. Las más antiguas e importantes prohibiciones-tabú son las dos leyes fundamentales del totemismo: no matar al animal totémico, y evitar el comercio sexual con los miembros del sexo opuesto del mismo clan totémico.
El tabú explica la conciencia moral: es su antecedente histórico, pues hay culpa cuando el tabú es violado. En el neurótico encontramos también el conflicto moral, donde uno de los opuestos es reprimido y el otro gobierna despóticamente en la conciencia. Se trata, nuevamente, del conflicto de ambivalencia de sentimientos, habiendo entonces una identidad esencial entre la prohibición del tabú y la prohibición moral.
¿Qué es la organización totémica? ¿Qué es el mito de la Horda primitiva?
El sistema totémico es un “contrato con el padre” por el que prometía protección y cariño, a cambio de no volver a realizar el acto de devorar al padre, pero lo que no se come es el animal.
Luego aparece la prohibición real de no matar al padre. El intento de justificación que le dan esto es que “si el padre nos tratara como nos trata el tótem, jamás hubiésemos sentido tentación de matarlo”.
MITO DE LA HORDA PRIMITIVA:
en el origen existía una horda en la que un macho jefe reinaba sobre sus hijos y tenía el monopolio de las mujeres. Los machos jóvenes se rebelaron y mataron al macho viejo. En el après-coup, los remordimientos y el temor invistieron a este viejo jefe con el nombre de padre y, correlativamente, a los jóvenes con el nombre de hijos. Tras el asesinato del padre, los hijos comieron su cuerpo, comida canibálica que después se perpetuaría en la comida totémica, donde la víctima consumida es un animal. La trama de esta ficción, además de permitir asignar el origen de las religiones y de la cultura en general a la represión inicial del asesinato del padre, constituye una construcción teórica sobre la cual se fundaría el complejo de Edipo, que parece reactivar, en cada sujeto, la cuestión del asesinato del padre y de su represión,
Teorización de la identificación primaria
Relación del totemismo primitivo con la infancia
Se relacionan ya que el tótem sustituye al padre. Lo veneran porque creen que los protege. Este es el punto infantil.
Esta figura que construye del Padre de la horda, despertaría en los demás, sus hijos etc. Dos sentimientos que equivalen a los encontrados en el complejo de paternidad en las neurosis, estos son por un lado admiración, veneración, envidia de su fortaleza y derechos para con las hembras (el deseo de querer ocupar su lugar) y por el otro una hostilidad, ira, por limitar su acceso a las hembras y coartar así sus deseos sexuales.
Esta situación perduro hasta que un en determinado momento los hermanos hostiles para con el Padre, se unen para eliminarlo y luego de su muerte se comen su cuerpo y huesos y beben su sangre (hecho imitado en el ritual de consumo del tótem). Esta situación es descrita por el psicoanálisis análogo a la identificación, donde existe la ambivalencia de sentimientos y ese deseo de destruir el objeto amado e incorporarlo al yo. Luego de la muerte del Padre, la organización fraternal da origen a un nuevo orden social en el cual cada uno de los hermanos renuncia a ocupar el lugar del padre, forjando una organización más lineal.
Posteriormente Freud explica que para suplantar a este Padre asesinado y no perder el lazo que mantiene unido al clan, estos toman al Tótem situándolo en lugar del padre. La culpa generada por el parricidio cometido y la crítica de la conciencia moral desarrolla la “obediencia retrospectiva”. Estos, arrepentidos por el hecho consumado, los hermanos establecen como norma, no volver jamás a repetir el hecho (de ahí la prohibición de dar muerte al animal totémico) y respetar de manera implícita la que alguna vez fue ley impuesta por el padre, prohibiendo el comercio sexual con las mujeres de su propio clan.
Podemos concluir que el muerto se volvió más fuerte de lo que fue en vida. Lo que antes él había prohibido con su existencia, ahora lo prohíbe con su ausencia ya que la obediencia retrospectiva responde a obedecer al padre luego de muerto.
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