Un enfoque reflexivo para la terapia familiar
Enviado por John0099 • 23 de Abril de 2018 • 1.295 Palabras (6 Páginas) • 430 Visitas
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4- las emociones: se cuestiona la creencia que sostiene que las emociones existen detro de las personas como características distinguibles o estados que son iguales en todo el mundo. Los construccionistas sociales las consideran sólo una parte más en la compleja red de la comunicación entre las personas y no les otorgan un estatus especial como estados internos.
5- Niveles: comienza a dudar de la idea de que existan niveles jerárquicos fijos que operen como estructuras en los eventos humanos. Considera que el concepto de niveles no es necesario, que nos basta con pensar a cada categoría de la comunicación como un contexto posible para cualquier otra categoría. Que una sea más poderosa o superior depende de que sea definida como contexto por la otra en cualquien momento dado. Esta idea resulta sumamente atractiva porque la autora ha luchado durante años intentando encontrar un modo para arreglárselas sin el concepto de jerarquías de comunicación.
La autora finalmente habla de la naturaleza de la relación profesional en sí misma, utilizando como metáfora al oficial colonial, es decir, pretende explicar el colonialismo de la salud mental, la hegemonía que existe en la labor pastoral del trabajo con familias. Hoffman empezó a notar que no se trataba tanto de superior e inferior, sino más bien de centro y orilla, donde los participantes en la terapia también eran expertos. Saca a relucir como una idea extraordinaria el equipo reflexivo propuesto por Tom Anderson. Este procedimiento de pedir a la familiar que escuchara mientras el equipo discutía acerca de la familia y luego pedirle que comentara, cambió todo. Para Lynn, la palabra reflexividad implica que hay equidad en cuanto a la participación aunque los miembros ocupen diferentes posiciones o tengan diferentes características. En particular, este abordaje cuestiona el status de elevado nivel del profesional, haciendo desaparecer al experto, no hay significados previos ocultos en los relatos o textos, la conversación es su autoria y no el terapeuta. El método de entrevista representa muy gráficamente la deliberada autoinmolación del profesional como persona.
Dentro de las narrativas del terapeuta, los socioconstruccionistas afirman que no existen verdades sociales incontrovertibles, sólo hay historias acerca del mundo que nos contamos y que contamos a los demás. El segmento de comunicación sobre el que se focaliza con mayor frecuencia un terapeuta nos dice más acerca del terapeuta que acerca de la familia. Por supuesto, ningún nivel es más verdadero que otro; es solamente que surge una solución diferente según el nivel de foco que se elija.
La autora propone que necesitamos un método que nos prevenga de creer que cualquier historia es “la única”, con la excepción de estar alertas a cómo la intención y el contexto nos llevan a creerlo; una ética emergente que propone la participación como valor central del pensamiento y la acción social, en lugar de una búsqueda para la “causa” o para la “verdad”.
Conclusiones:
El artículo es una profunda y clara crítica al pensamiento moderno y los lineamientos pre-establecidos que sugieren encajar todo en modelos, es decir, en comparar lo que se obtiene de los consultantes con estos “modelos” para ver si son “normales o no” y si se ciñen a verdades pre-concebidas como únicas. La historia del consultante toma protagonismo tanto como el consultante mismo, el terapeuta no es un experto que todo lo sabe sino un colaborador que usa el lenguaje para crear, contextualizar y definir junto con su cliente o clientes lo que se deberá hacer, sin cuestionamientos ni juicios de valor. El socio construccionismo precisamente es un cambio en la forma de pensar, donde lo circular toma partido importante y además se requiere de todos los participantes de la consulta para que resulte.
Yimmy alberto prado
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